Trópico de la Mancha

viernes, 20 de julio de 2012

E. observaba cómo la pantalla del ordenador iba minándose de hormiguitas negras en hileras que aparecían al mismo tiempo que unos dedos las impulsaban y un sonido mecánico acompañaba la escena. Ella no dejaba de mantener su cabeza fija; yo, corregía y reescribía unas páginas. Hemos estado los dos un buen rato escribiendo; ella, ajena a lo que las palabras significan; yo, más ajeno aún, pues tan difícil es comprenderse a uno mismo y a la poesía que me siento como E.: observador silenciosos de un espectáculo en blanco, invadido de signos negros, en hileras.