Trópico de la Mancha

lunes, 30 de enero de 2017

El devenir consumado

SUCEDIÓ al término del último encuentro. Al chocar las manos advertí un frío tremebundo en su piel que se trasladó a mi corazón, al tuétano más recóndito. Su mirada se había vuelto oscura, sus palabras perversas, diabólicamente siniestro era todo él. La disarmonía se apoderó de mí. Temblé. Respiré profundo y aprendí la sospechosa lección de la apariencia.   
Todavía recuerdo la enseñanza de Gonzalo de Berceo: el diablo se transfigura en humano porque anhela su claridad e inocencia. Acude a ti, profundamente, en la limpia estación de tu liviandad y mantén firme tu fidelidad a la existencia. Somos el devenir consumado, pero debemos serlo en unidad.