lunes, 30 de abril de 2012


[…] “eternamente, hacia lo incierto”.

Es el último verso de “Canto del destino de Hiperión”, de Hölderlin. Leo y releo. Anoto en los márgenes del cuaderno algunas impresiones; pienso en la traducción, en concreto en la preposición “hacia” y en la conjunción perfecta entre adverbio, preposición y adjetivo sustantivado, la cualidad convertida en concepto. En griego, alétheia, tal y como lo resemantizó Heidegger, no significa lo evidente, significa “desvelar la verdad”, un desocultamiento. En este verso de Hölderlin sucede, precisamente, ese desvelo, tanto en sus formas poéticas como en su sentido poético. “Eterno, hacia, incierto”, pivota el verso en movimientos articulados por el uso de la coma de forma magistral, pues convierte un elemento y otro en sinónimos. Existir eternamente es, por tanto, existir hacia lo incierto. Esa es la orientación de la palabra poética que desvela, que se hace nutricia, poiesis, fecunda reflexión de la realidad.     

***
EN el cuaderno de notas que inicié en junio de 2010, escribí unas líneas sobre una idea que todavía hoy sigue azuzando mi consciencia: “La consolación antigua, consolatio. Esta forma de conducir el entendimiento de lo que somos ocurre el encuentro entre la razón y el dolor. La consolación entiende, como Tales,  que la tierra, esta roca, no puede ser únicamente nuestro hogar: pertenecemos al universo. Es por eso por lo que la emoción del infinito puede ser expresada y sentida y puede expresarse incluso cuando no se siente. Ante la imposibilidad de comprender lo que se no se muestra ni desvela, el poeta necesita sobrevivir, subsistir en la sabiduría que interpreta la realidad con preguntas, en un eterno diálogo a la manera platónica. El poema es un intento sublime de relatar el encuentro entre la razón y el dolor de ser mortal”.   

***
NUESTRO hogar es el universo, no la roca llamada tierra. Hay que observar el cosmos, como lo hicieron los presocráticos: colmados de verdad. Es el contacto con el origen del cosmos, la búsqueda del centro originario, que es el nuestro mismo.   
***
TENGO que aprender no a buscar respuestas, sino a formular las preguntas adecuadas.
***
LOGRO leer unas líneas socarronas e irónicas de Leopardi escritas el 16 de septiembre de 1832, en Florencia que otorgan un tono sarcástico a los párrafos anteriores, tan abigarrados y rotundos: “Due verità gli uomni generalmente non crederanno mai: l´una di non saper nulla, l´altra di non esser nulla. Aggiungi la terza, che ha molta dipendenza dalla seconda: di non aver nulla a sperare dopo la norte”.  
EN la madrugada, me llega otro regalo de Juan Millán. Realmente me siento conmovido y muy extrañado de este retorno de El huerto deseado.

So fest wie ein in Gedanken gezogener Strich
so erfinden dich meine Erinnerungen:
völlig umgerissen von den Schwindel
von einen verödeten Horizont,
von einen Anblick der geronnenen Marschen.
In den Hospiz
eines Jungens ohne Spalten oder Jammern,
hielst du den Ozean fest in seinen Händen
- Gerippe Geäst -,
und versahst ihn mit einer vollkömmlichen
Vortäuschung des Meeres.

***

[Tan firme como un trazo imaginario
así te inventan mis recuerdos:
volcada toda en la impostura
de un horizonte paramero,
de un mirar de marismas coaguladas.
En el hospicio
de un niño sin fisuras ni lamentos,
detuviste el océano en sus manos
–ramajes de esqueleto–,
y lo dotaste de absoluto
fingimiento marino].

domingo, 29 de abril de 2012

SON  algunas tesis del libro de Vargas Llosa, La civilización del espectáculo, que anoto en mi cuaderno para poder pensarlas con detenimiento. Los subrayados son míos.  
Faltan muchas otras ideas vertidas en este fascinante libro que disecciona en canal el estado de la cultura en la actualidad. Quizás, algunos, al leerlos, han visto una imagen deformada, casi grotesca e hiperbólica, de la realidad cultural, pero a lo mejor no han pensado que, en esos espejos cóncavos, están sus figuras bufonescas reflejadas. 
Si algo ha distinguido al escritor peruano es su expresión directa y sin circunloquios sobre los hechos que le ha tocado vivir. Podremos estar de acuerdo o no con sus tesis, pero, desde luego, son cauces de reflexión inexcusables y límpidos, direcciones que ningún otro señor de la cultura deja tan a las claras y con tanto convencimiento.    
Este posicionamiento del intelectual, que muestra una coherencia de ideas,  como uno de los timoneros de la sociedad no es nueva para los lectores del escritor de La guerra del fin del mundo. Los ensayos recogidos en Contra viento y marea así lo confirman desde hace décadas; incluso, cuando ha atendido a autores u obras literarias ajenas y propias, lo ha hecho de manera ejemplar. A pesar de la polémica surgida a posteriori, Historia de un deicidio es un ensayo fundamental para el estudio de la obra de García Márquez; todavía recuerdo la lectura del libro El viaje a la ficción. El mundo de Juan Carlos Onetti (acaso el ensayo más emotivo y lucido sobre el autor de El astillero) o Historia secreta de una novela, análisis por lo menudo de la creación de La casa verde; o la Carta a un joven novelista; o el ensayo dedicado a Víctor Hugo, La tentación de lo imposible; o el estupendo libro misceláneo titulado La verdad de las mentiras
En cualquier caso, Vargas Llosa sigue fiel a una consigna que escribió hace décadas, a saber: "Toda buena literatura es un cuestionamiento radical del mundo en que vivimos". Me ha conmovido en demasía que coincida con mi admirado Mauricio Wiesenthal en que los hombres de este época, los hombres de letras, como expone en El viejo León, carecen de una autoridad moral como lo fue Tólstoi en su momento. Ahora, los paladines que teledirigen a los jóvenes creadores son más un peligro de perversidad que una vida modélica y ejemplar dedicada a las artes. Esto lleva a los autores a dos posiciones posibles: ser lo que quieren los otros (con sus dádivas y prebendas fugitivas) o ser tú mismo, solo en ti, en plenitud. 
Parece que a la mayoría le convence más recibir las prebendas pasajeras que la suerte de la verdadera contemplación en la soledad y el silencio del arte, pero la coherencia ética y estética que nos enseñó J.R.J. jamás deberá ser abandonada, pues es un centro indudable, un estado de lo uno y lo diverso.    

1. "Tampoco es casual que la crítica haya desaparecido en nuestros medios de información y se haya refugiado en esos conventos de clausura que son las facultades de Humanidades [...]. Es verdad que los diarios y revistas más serios publican todavía reseñas de libros, exposiciones y conciertos, pero, ¿alguien lee a esos paladines solitarios que tratan de poner orden jerárquico en esa selva promiscua en que se ha convertido la oferta cultural de nuestros días? Lo cierto es que la crítica, que en la época de nuestros abuelos y bisabuelos desempeñaban un papel central en el mundo de la cultura porque asesoraban a los ciudadanos en la difícil tarea de juzgar lo que oían, veían y leían, hoy es una especie en extinción a la que nadie hace caso, salvo cuando se convierte también ella en diversión y espectáculo". [V.Llosa estará pensando en la Universidad de los Estados Unidos o del Reino Unido, pues los departamentos de Humanidades, en España, han quedado ya abolidos por la endogamia, la desfachatez y la incultura más nefasta]. 

2. "Hace medio siglo, probablemente en los Estados Unidos era Edmund Wilson, en sus artículos de The New Yorker o The New Republic, quien decidía el fracaso el éxito de un libro de poemas, una novela o un ensayo. Hoy son los programas televisivos de Oprah Winfrey". 

3. "Porque, en la civilización del espectáculo, el intelectual solo interesa si sigue el juego de moda y se vuelve bufón". [Esta imagen, en nuestro país, es común. tenemos demasiados bufones ne los medios de comunicación y en los suplementos culturales. Los intelectuales sometidos a los idearios políticos, no ellos enjuiciando los ideales políticos y culturales].   

4. "La cultura-mundo, en vez de promover al individuo, lo aborrega, privándolo de lucidez y libre albedrío, y lo hace reaccionar ante la cultura imperante de manera condicionada y gregaria, como los perros de Pavlov ante la campana que anunciaba la comida". [Imagen perfecta de buena parte del mundo literario].   

5. "En la civilización del espectáculo la política ha experimentado una banalización acaso tan pronunciada como la literatura, el cine y las artes plásticas". 

6. "La diferencia esencial entre aquella cultura del pasado y el entretenimiento de hoy es que los productos de aquella pretendían trascender el tiempo presente, durar, seguir vivos en las generaciones futuras, en tanto que los productos de éste son fabricados para ser consumidos al instante y desaparecer, como los bizcochos o el popcorn". [En estas líneas se resumen la evolución y la trayectoria  de la cultura desde Hegel hasta nuestros días. Creo que, en poesía, los que triunfaron con la experiencia, el materialismo histórico y todos esos sucedáneos de lo literario que ha venido después (incluidos sus voceros y defensores) , han provocado un daño terrible, capital, demoledor a la poesía]. 



viernes, 27 de abril de 2012

NO deja de sorprenderme esta forma de escritura: el diario. No sabe uno nunca cómo va a comenzar ni cómo va concluir sus escritos; ni siquiera en qué forma irán surgiendo y en qué medida. Hoy, como del gris proteico, mientras me acompaña Monteverdi antes de partir, de nuevo, para Lebrija, dejo abocetados algunos versos.
Qué extrañeza y qué confabulación de los astros.

C. MONTEVERDI, Favola in musica.

Están contigo el cielo,
los árboles, la tierra,
tan encendido el aire
por tu lira de fábula;
son tuyos los contornos
del sueño y de los mares
y la dulce razón
que apacigua el espíritu
y armoniza a los hombres.
Tu música y la música del mundo
en tu pecho fundidas,
tan en mí al escucharlas,
al respirar la luz,
en una sola forma para siempre.


jueves, 26 de abril de 2012

MIENTRAS escucho los acordes del Orfeo, de Monteverdi, la tarde va tomando el color del lino. Comienza la memoria a edificar un montículo de tiempos contrariados. Es una claridad cegadora, pero que no debemos temer, pues otorga gozo y vida y verdad. En esos pasillos, llevo en la mano  Genealogía de los dioses paganos y comienzo a leer en alto lo que escribió Boccaccio: "Por el hecho de que Orfeo bajara a los infiernos debemos entender que los hombres sabios alguna vez, a causa de la contemplación, llevan los ojos de la meditación a los asuntos perecederos y a la molicie de los hombres, para que, cuando ven lo que deben condenar, ansíen con deseo muy ferviente las cosas que deben ser tomadas". 
  

miércoles, 25 de abril de 2012

POR una de las ventanas del sótano en que trabajo los últimos meses, solo puede atisbarse un pedazo de cielo. El resto debo construirlo con la imaginación y la suposición. El trozo que percibo está gris y melancólico, pero pienso que, en su alrededor, puede que predomine un azul del serallo. Será en mi mente o no, pero existirá esa realidad ahora que la escribo.

***

J.M. me escribe desde Alemania y me avisa de que ha estado retocando la traducción. En sus palabras explicativas percibo que el espontáneo traductor se ha impregnado de un daimon espiritual, una esencia que puebla la poesía. Ese sentido está oculto a la primera lectura, a la superficial relación. Y es ese pensamiento el que me desconcierta de la tierra que piso esta tarde de cielo gris y melancólico y el que detona que la fidelidad se acreciente.

***

SUENA Mahler: la profundidad discernida.

***
SIGO leyendo el libro de Vargas Llosa, La civilización del espectáculo, y lo hago como el que lee una elegía cargado de reminiscencias y anhelos. Cuánta verdad volcada en estas páginas y cuántos no se demarcarán de ellas; cuánta razón vertida en estos párrafos y cuántos valedores del espectáculo denunciarán su arcaica sustancia. Bienaventurado el que lea limpio de corazón.
DESDE Alemania mi querido Juan Millán me hace llegar estos versos que traducen un poema de El huerto deseado. Siento una emoción contrariada, cargada de impotencia y de puro regocijo; lo que más me sobrecoge es la sinceridad con que están escritos. Gracias, Juan.   



Alles was möglich sein könnte
passt in einem Augenblick,
so wie das Leben passt
in dem Wort Sagen.

[Cuanto fuera posible
en un instante cabe,
como cabe la vida
en el verbo decir].

martes, 24 de abril de 2012

[…]no se halla entre las cosas

Como les sucedió a los filósofos alemanes, el poeta debe convertirse, para leer con virtud, en un hermeneuta de la palabra poética. Esa reflexión me ha llevado, estas semanas, a leer lo que pensaba que ya estaba leído. Repudio esos comentarios que siempre afirman sus lecturas como si las lecturas quedaran establecidas de una vez y por siempre, cuando la condición de la palabra es la transformación y la del lector, la relectura.

[…] “vida y labor propias”
Vivir y crear o, en mejor decir, vivir creando. La realidad nombrada va siendo cambiante a medida que el lector va vivificándola. No cambian los verbos, los sustantivos, pero sí el lector ajeno que los interpreta. El mensaje mantiene su disposición, el lector altera su entendimiento. Hace años, cuando leía a Claudio Rodríguez, destacaba el tono salmódico que todavía me provoca una explosión de bienestar y satisfacción con su lectura. Sin embargo, leyendo con lápiz y papel, escribiendo en los márgenes de los versos, comienzo a escribir la lectura de algunos versos de Don de la ebriedad. Quizás, con el tiempo, cambie de parecer, pero en este libro está el poeta como en ningún otro.
Ocurre con algunos poemas de J.R.J. Leo algunos versos realizando una exégesis, -torpe y demasiado llana, es verdad-, como tratando de encontrar un mineral precioso que se encuentra escondido, un tesoro oculto que se enreda entre las apariencias, una verdad contenida en el discurso especular. Escribo, escribo yo mismo esos versos en un papel, los subrayo, los memorizo. Quiero que formen parte de mis ensoñaciones y que sean en mí, dentro de mi memoria, en el haz y el envés de lo vivido.
***
LA palabra poética se armoniza con proporciones de duración, que es el ritmo, a diferencia de la prosa que, aunque consienta proporciones similares, su ritmo poético es de significados. La poesía es una proporción armonizada que dura lo que la música, pero que, al encontrar en la palabra una forma, se distancia. Así, entiendo que lo poético es una categoría más cercana a la música, que convive con ella y la complementa, pues lo poético está presente en la música.
***
¿QUÉ se encierra en este verso de Petrarca: “che quanto piace al mondo è breve sogno”?


lunes, 23 de abril de 2012

TOMO notas de las lecturas; acopio impresiones; escucho los acordes líricos de Schubert, sin embargo, me siento desnudo y absurdo. Absurdo significa, desde su étimo romano, sonido falso, esto es, el que deja de escuchar lo verdadero, el que ensordece al no escuchar la armonía del cosmos. Sordo y triste, como una rama perdida entre las encinas, amontono frases que nadie vendrá a reclamarlas, pues nadie sabrá de su existencia. Serán ocultas estaciones.
***
HEIDEGGER reparó en que cuando alguien dice que no ha escuchado bien, en puridad está afirmando que no ha entendido bien. Fijó su atención el filósofo en ese cotidiano ejercicio hermenéutico de escuchar la palabra para comprender.
Algo parecido le sucede a la poesía: debe contener una música. Esa música debe ser descifrada por el lector para que pueda comprender la creación. Así, a la ceguera que proviene de la claridad, considero que el lector queda sordo ante el discurso concertado y verdadero de la poesía. Eso es, una sordera y una ceguera que, si se comprenden y razonan desde lo luminoso, pueden hacer que escuchemos los sones perdidos de la aurora, la ínclita voluntad de los árboles en la tierra.
ME parecen una caricatura, un producto humano de la civilización del espectáculo los que escriben desde la vulgaridad. Qué sería de algunos sin su influencia en editoriales, suplementos o círculos literarios y sin su presencia pública, pero, ¿qué tiene eso de literatura?
Como señala Vargas Llosa, con lucidez y profundidad, esos mismos que critican la cultura son el espectáculo mismo de la literatura, de la civilización actual.



***
UN  poema que trata de surgir y que cae en levedad insoportable. El libro de Vila-Matas abierto y demediado; el “Cuaderno del caminante” encima del libro de marras y el último volumen de la Historia de la literatura española, Entre la oralidad y la escritura, dirigida por Mainer que anima la escena con miniaturas que ofrecen a Alfonso X en pose solemne y regia. El volumen del profesor J.C. que presentaré el viernes y sobre el que sigo pensando antes de escribir nada; folios, esquemas, subrayados…¿qué origen confabula estas presencias en la vida de alguien?



***

EN un párrafo impecable escribe Vargas Llosa: “El conocimiento tiene que ver con la evolución de la técnica y las ciencias, y la cultura es algo anterior al conocimiento, una propensión del espíritu, una sensibilidad y un cultivo de la forma que da sentido y orientación a los conocimientos”. Tal vez, si hubiera quien reflexioinara de verdad sobre estos conceptos, tendríamos algo más que veleidades y debates hueros y cargados de inteligencia.
Al repasar algunos subrayados, caigo en la cuenta de que los términos que utiliza Vargas Llosa son, casi siempre, conceptos que han caído en un uso restringido en el ámbito cultural. Debido a las modas impuestas desde hace unasa décadas, ni en la literatura ni en ninguna otra forma de entender la manifestación cultural y artística, caben palabras abstractas, cuyos huecos semnánticos deberían consentir un proceso de resemantización profunda. "Conocimiento, cultura, enseñanza, literatura,

sábado, 21 de abril de 2012

RECOJO los cuadernos que se amontonan abandonados, Cuaderno del caminante, Clara fontana, Cuaderno de Leonardo, Cuatro espacios con cruz quebrada  y algunos folios y noticias sueltas que había dejado dentro de algunas páginas de estos cuadernos. Los ordeno sin criterio alguno, movido por una suerte de azarosa razón que nada me importa. Leo pasajes escritos hace ya  cinco años; algunos están escritos en París, otros, en Londres; una buena parte en Italia y en todos, líneas y anotaciones escritas en el Sur.
Hay en ellos alguien que los escribía y que ahora no reconozco. Esa constatación de la otredad  no significa que uno renuncie o traicione lo que escribió o lo que pensaba, tan solo que, con el tiempo, la escritura va mostrando una figuración, provoca una mera sugestión de aquel que urdió unas líneas y que nada tiene de lo que vamos siendo y de lo que nunca seremos consciente que fuimos.  

viernes, 20 de abril de 2012

EN el Prohemio e carta, del Marqués de Santillana, podemos leer las siguientes palabras: "¿E qué cosa es la poesía -que en el nuestro vulgar gaya sciencia llamamos- sino un fingimiento de cosas útiles, cubiertas o veladas [...]? Más allá de la intertextualidad con el concepto de fingimiento que se ha dado en otros poetas, como Pessoa, ¿no es cierto que, incluso en esos estados prematuros y embrionarios de una lengua literaria, alejada de un planteamiento únicamente estético,  el poeta se siente con un material distinto, luminoso e incomprensbile?

jueves, 19 de abril de 2012


CREO que a todos nos llega un momento de desasosiego con el que los actos y las palabras dejan de tener lo que creíamos que era un sentido en la vida. Y se queda uno, de repente, en un archipiélago de razones y motivos que no encuentran el elemento que los armonice. Escribe uno casi a diario, lee los más de los días enfervorizado, ama a sus allegados y amigos, ensueña la presencia de E. agazapada entre los brazos temblorosos y todo, en ocasiones, sufre una desfiguración y una extrañeza desconcertantes. Es quizás lo que considero la consciencia de la consciencia, esto es, la objetividad anhelada que se instaura en el mortal.
Si bien es cierto que estos momentos de desasosiego se hacen notar como fogonazos esporádicos, también lo es que cuando uno retorna de ese estado de aturdimiento, parece que, con Pedro Salinas, todo es más claro y todo brota con una limpia claridad y una renovada presencia. Una estación surgida sobre la que no cabe dudas y en la que uno comienza a notar cómo brotan las raíces en la tierra en la que quisiera estar enraizado por siempre.
***
EL tesoro de la poesía es su secreta unidad.
***
UNA correspondencia entre los seres y los mundos, la palabra poética es fundacional en tanto que conlleva a un conocimiento de una realidad análoga. Ese desvelo va unido a una disolución del desconocimiento previo. La poesía es un movimiento múltiple, rítmico, que sobrepasa los límites los sistemas de filosofía o religión. La poesía es a un tiempo sagrada permanencia y razón luminosa; es la sustancia que atraviesa a un verbo y a otro. Ese es el motivo por el que encontramos, en los textos bíblicos o védicos un elemento superior que es el que posibilita que podamos leer esos textos como textos poéticos.
Esta capacidad de la palabra poética por permanecer más allá de las formas preconcebidas, de los géneros y convenciones e, incluso, de los territorios ideológicos, como la religión y la filosofía, es lo que llamo lo poético.
De esta forma, he comenzado a valorar la escritura en prosa participa de la poesía que impregna el mundo. El mundo es un compendio de ritmos y símbolos: es un poema. Y el poeta trata de encontrar, dentro de sí, la correspondencia y la analogía que lo armonice con la realidad.  El origen está en la naturaleza; el amor es la pujanza de los contrarios. 

*** 
HOY, sumo unos versos de San Juan a la búsqueda de la razón poética. Si el otro día hablaba del intuicionismo, ahora recojo dos versos del poeta carmelita que resumen, en verso, toda una teoría de pensamiento: 

"[...]Para venir a lo que no sabes
has de ir por donde no sabes [...]"

Pertenecen a unos avisos ("Los siguientes versillos declaran el modo de subir por la senda al monte de perfección, y dan aviso para no ir por los dos caminos torcidos") que aparecen en la Subida del monte Carmelo. El poeta, que residió y escribió en Sanlúcar de Barrameda,  prefigura, en este poema, algunas de las propiedades que consigna como "Noche del sentido", pero en estos dos versos, establece un método de conocimiento que se asemeja demasiado a la razón luminosa, el intuicionismo, el entendimiento poético de la realidad. Los leo y releo, como si en ellos anidara una verdad palpitante que tan solo percibo de soslayo; los memorizo y me quedo un tiempo pensando en la senda que marca, la senda en la que no existen certezas absolutas, la senda en la que todo se intuye, se atisba. 
"Ir" y "venir", escribe; acción verbal. "Lo", sustituye a la materia de conocimiento: una realidad desconocida en su esencia, pero presentida para poder buscarla; "donde", el camino dantesco de iniciación. ¿ Es "Lo" la permanencia y "donde" la transformación? 

lunes, 16 de abril de 2012


A.MACHADO encontró en Bergson un nuevo método de conocimiento: era el intuicionismo. JRJ lo hizo explícito en y con  Espacio. Un método que no poseía ninguna de las condiciones que se espera de un método racional o positivista. Machado comprendió, con los simbolistas, que la realidad es una cifra de otro mundo, de otra realidad que es a la que la poesía, como manifestación de lo humano, debe aspirar.

Creo con convicción que los autores de la Generación del 27 ayudaron al desprestigio del concepto romántico de la creación por la falta de profundidad en sus lecturas, estudios e inquietudes. Cernuda se acercó a Hölderlin, pero equivocó ese legado en sus poemas; Salinas, Guillén o Altolaguirre hicieron tanteos superficiales. Solo JRJ, todo él, supo proseguir con esa corriente infinita a la que, cada vez, me apego más en la búsqueda originaria de no sé qué materia y sustancia. Si bien los de la Generación del 27 o del 25 o de las vanguardias remozaron una vertiente de la poesía, para la poesía posterior, con acierto y magnitud, en ese punto fueron un filtro negativo.  

Todo es un viaje vertical hacia el centro del centro, hacia uno mismo, hacia donde uno no se ha encontrado todavía y solo puede descender en solitario, sin ayuda de nadie y sin nadie que lo observe; como Orfeo, la mirada se convierte en la impostura.  De ese descenso circular, si el ser que habita es poeta, lograrás la palabra encendida e inequívoca, pero si no logras el desgarro interno y vivido, solo serás reflejo, sombra pasajera sin figura. Por este motivo, la poesía se muestra con mucha claridad y es precisamente esa claridad la que ciega a la mayoría, la que provoca la confusión, pues no se debe mirar con los ojos, desde el exterior, sino desde los ojos velados que poseemos por dentro, con los ojos que consienten la grandeza y no entienden de límites ni de prebendas ni de exaltaciones ególatras, sino de la fraternidad de la poesía.    




domingo, 15 de abril de 2012

EL sonido lo apreciamos en lo interno, es en lo profundo donde la música nos sacude. Podemos cerrar los ojos, guardar nuestras manos y apagar nuestra boca, sin embargo, el oído media y actúa entre el día y la noche, entre el sueño y la realidad. La música nos llega involuntariamente, la música que descifra. 
A oscuras, paralelamente, como unas raíces ocultas, el oído atraviesa nuestra mente; a su altura se manifiesta una respiración que comienza a tomar el cuerpo de una polifonía. Una respiración del mundo en nuestra respiración, un ritmo oculto hasta entonces con el que iniciamos un trayecto sin principio y del que no tenemos otra certeza más que su armónica belleza impalpable. Se consigue solo en nosotros, cuando hacemos de nuestro pecho una bóveda del mundo, una cúpula en que resuenas los sonidos del mundo. Se consigue cuando el individuo está limpio y en calma, solo así conseguirá crear más allá de la comunicación y la expresión.   

El poema es la piedra ígnea del magma vivido.

La palabra no consiente armónicos, su verdad es unívoca y eso la empobrece;el pensamiento puede ser polifónico, pero la palabra le impide razonar con virtud, por eso el poeta busca otro razonamiento, el de lo poético. La palabra no puede ser polifónica, su cuerpo físico se lo impide; la palabra solo se escucha y pronuncia solitariamente, no puede unirse a otras voces al unísono para enriquecerse y acoplarse con el ritmo del mundo.        

sábado, 14 de abril de 2012

CON la escritura de un diario, un hombre va trazando, aun sin advertirlo, los hechos inconexos de una vida. Al tiempo, los lee como si hubiera existido una trama que los hubiera ido trenzando. Cuando el señor comienza a leer, al cabo del tiempo,  todos los escritos, como si hubiera una relación entre ellos, como si hubiera sido su propia vida la que ha urdido la composición de esas palabras, descubre que todo lo que imaginó que estaba escribiendo sobre su vida, no le pertenece y que tan solo cuando se ha convertido en lector ha comprendido la soledad que lo acompaña.




viernes, 13 de abril de 2012

HOY es uno de esos días en que me complazco con la mudez. Todas las palabras sobrevienen como un añadido innecesario. He paseado un rato por la tarde, he leído un puñado de páginas, entre ellas, el poema de Machado dedicado a la encina y las páginas de Mainer que descifran a  Baroja; he visto cómo el cuerpo de E. se intuye en las figuraciones de la piel de la madre y cómo responde cada vez que la nombro; hemos escuchado música, con Léo Delibes; he leído unas páginas bellas que me emocionan y evocan un recuerdo bello; he pensado en la luz y en el  aire que abrigaba mi cuerpo; he anotado varias notas de una futura narración en un cuaderno y he visto los roces del sol entre las nubes; he escuchado los acordes de Bach y he pensado, por momentos, en la Vida Nueva, de Dante; he habitado las noches de Virgilio y mi cuerpo ha dejado de ser mío por unos instantes. Todo, todo lo que la memoria procura es materia de los sueños y del entendimiento, todo es encarnadura de la mortalidad.  

jueves, 12 de abril de 2012

EN el estadio en que se encuentra la cultura es fácil dispersarse y mantener opiniones paradójicas y contradictorias, pues los artistas han olvidado que el tiempo de sus vidas no es el de su arte."Palabra en el tiempo", nos dijo Machado o "extraer el tesoro de la inmensidad y dejarlo en la eternidad", sentenciaba JRJ.  
En esta época que carece, como advierte Wiesenthal, de autoridades morales, es todavía más maleable el juicio de los que son creadores o comienzan a serlo. Estas aguas turbulentas de la cultura, que se mezclan con avidez con la vanidad y la egolatría, son un mal endémico para la creación artística.
Desde hace un tiempo, mantengo la tesis de que el artista debe mantenerse en soledad y silencio para que su obra brote, -si es que lo hace-, y edifique un mundo soberanamente propio, singular y rico. Estas declaraciones, en más de una ocasión, me han llevado a que me consideren un aislado, un impertinente o un joven que pretende desmarcarse de todo por simple afán de llamar la atención; incluso, los silencios en las conversaciones pueden ser interpretados como una falta de respeto o de ideas para mantener un diálogo. Esta idea, que para algunos puede parecer nueva, es una evidencia a poco que uno lea a los grandes autores de la tradición. Si uno lee con atención a Rilke, Tólstoi o JRJ, si uno estudia la obra de Miguel Ángel o las pinturas de Velázquez, si uno advierte la vida de Beethoven o de Bach, podrá extraer, de ese ejercicio, estas conclusiones sin demasiados esfuerzos.     
Escribo, hoy, en el diario, estas líneas, porque me parece que los intelectuales son los que aparecen en la sociedad en el momento preciso y con las palabras justas para reivindicar lo que nunca debe ser transmutado por las modas y las tendencias pasajeras que pretenden anular e infravalorar las creaciones con postulados totalmente volátiles. No existe en el arte el concepto de superación, como tampoco existe en la filosofía. No pueden ser superados los presocráticos ni los pintores flamencos; no podrán superarse las pinturas de la  Capilla sixtina como tampoco una escultra de Bernini; a los artistas se reinterpretan con nuevas propuestas estéticas que entroncan con su naturaleza original: esa es la esencia del arte, transformación y permanencia.   
Es obvio que, para poder reinterpretar y conocer la obra de un autor de otra época, es necesario un ápice de inteligencia y sensibilidad que guíe, de forma inteligente, la nueva propuesta artística. Ante este vacío y el triunfo de la hipocresía en los artistas y en el mundo que rodea el arte, ha reunido Vargas Llosa una serie de artículos que se muestran rotundos ante este estado "espectacular" de la cultura, ante esta confusión entre conocimiento y cultura.  Lo ha titulado La civilización del espectáculo y en él podemos leer párrafos como el que sigue y con el que nos sentimos identificados: "Hasta que, de pronto, empecé a sentir que muchos artistas, pensadores y escritores contemporáneos me estaban tomando el pelo. Y que no era un hecho aislado, casual y transitivo, sino un verdadero proceso del que parecían cómplices, además de ciertos creadores, sus críticos, editores, galeristas, productores, y un público de papanatas inconscientes a los que aquellos manipulaban a su gusto, haciéndoles tragar gato por liebre, por razones crematísticas a veces y a veces por pura frivolidad". Cuánto me identifico con estas aseveraciones del escritor peruano y cuánto me alegra que, de vez en cuando, algún intelectual de casta, salga a la luz pública para que, los que creen estar en la historia de la cultura, vayan tomando nota de la miseria y la penuria de sus creaciones vacuas, paupérrimas y yermas. decía antes que un intelectual aparece en el momento preciso con las palabras justas: estoy deseando terminar la lectura de este libro escrito por un hombre comprometido verdaderamente con la cultura desde que comenzó a escribir. 


Por último, no puedo dejar de señalar una sentencia que, leída con atención, resume la decadencia a la que asistimos. Vargas Llosa, quizás sin advertirlo, está reivindicando la postura romántica ante la manifestación cultural, pues distingue entre el conocimiento y la cultura entendida esta como un modo de vida, un arte de la vida. Afirma el escritor peruano: "hoy no se escribe para la eternidad". Si esta afirmación la pusiéramos en boca de Novalis o de Hölderlin, pasaría como una manifestación acorde con los postulados del movimiento romántico. Todo esto me alegra por momentos y me trae una luz y una confirmación de lo que, cada vez, va siendo más evidente, pero también una enseñanza profunda, pues hoy, más que nunca, es muy fácil caer en marros, desvíos, confusiones y prebendas que conducen, claro está, a la nada y el olvido, al reino de las vanidades destructoras de la esencia artística que solo pretenden ensalzar un yo finito y fugitivo sin más. 

martes, 10 de abril de 2012


E. no deja dormir a M.C. y, casi sin quererlo, termina por despertarme. La noto, siento su pequeño cuerpo al trasluz de mis manos cuando abrigo la piel que la esconde. E. provoca que tenga que levantarme de la cama y no hacer otra cosa que leer, aunque sea de madrugada. De pronto, JRJ.     
La mañana se la entrego a JRJ; él me otorga el gozo de leer y de vivir. Su grandeza nos abruma, pero es plenitud de la lectura unas líneas esclarecedoras. El 24 de abril de 1953: “Lo eterno no se puede medir por el momento humano”. Y, el 28 de abril, dictó: “Todos los grandes poetas han tocado todo. El Romanticismo ha existido en todas las épocas”. 

Admirado, compruebo que lo poético, -que comenzaba a intuir y atisbar con demasiada torpeza-, encarna una realidad de la poesía y que M. Z. estaba explicando, con Vita Nuova, de Dante, esto mismo que el poeta explica con rotundidad: “ Poesía es todo. El problema es prosa y verso”.  No puede uno, por tanto, al tener consciencia de la naturaleza de lo poético, entregar su palabra a la mera expresión de acontecimientos o al superficial discurso de la egolatría. 
Cuántos cuadernos sobran por ser mudos y no poseer un ser que los anime, cuántos poetas podríamos podar sin miedo al exceso, cuántos versos y recitadores formarán parte del olvido necesario. Aunque, es cierto, que es la poesía misma la que se encarga de encontrarse con los poetas. Los poetas no ejercen su voluntad con la poesía, es ella la que los escoge.   

lunes, 9 de abril de 2012


EL arranque de Vida, de Torres Villarroel, siempre me pareció un antídoto para situarnos a ras de tierra: “Mi vida, ni en su vida ni en su muerte, merece más honras ni más epitafios que el olvido y el silencio”. Esta declaración que principia el inicio de uno de los libros más singulares y olvidados al tiempo de nuestra literatura, siempre, repito, me ha despertado una satisfacción por estar leyendo lo que realmente pienso de la vida corriente y ordinaria. Es más, pensé en que mi epitafio podría estar escrito ya con estas mismas palabras del escritor salmantino. Silencio, olvido, marginalidad, no porque lo que nos rodee no merezca la pena, sino porque nosotros mismos significamos muy poco, casi nada, para el mundo. Eso es el desasosiego.
En efecto, Pessoa es el autor que concilio con Villarroel. Libro de desasosiego fue, hace unos años, un libro capital en la forja de una cosmovisión que todavía perdura para la vida y para la manera de entender la literatura: “la conciencia de la inconsciencia de la vida es el más antiguo impuesto de la inteligencia. Hay inteligencias inconscientes…brillos del espíritu, cadenas del entendimiento, voces y filosofía que tienen el mismo entendimiento que los reflejos corporales […]”. De un tiempo a esta parte, considero que la consciencia es una fuerza teleológica que lo imanta todo hacia el origen de los reflejos. Esos reflejos, en la virtud platónica, no son más que extravíos y desasosiegos continuos, pues a nada conducen y nada son en esencia, sin embargo, en el mundo contemporáneo, han sustituido a la virtud verdadera. Y no son pocos los aduladores y los corifeos de estas manifestaciones. Incluso hay quien, poseyendo la virtud ancestral del poeta, sucumbe estrépito ante estas zarandajas pasajeras.     

Más aún, Villarroel puede ser hermanado con Mario Levrero y su libro El discurso del vacío: “Hay un fluir, un ritmo una forma aparente vacía; el discurso podría tratar cualquier tema, cualquier imagen, cualquier pensamiento. Esa indiferencia es sospechosa; presiento que tras la apariencia de vacío hay muchas, demasiadas cosas.  Lo que me asusta es no poder huir de ese ritmo, de esa forma que fluye sin desvelar sus contenidos”. No es difícil caer en esa espiral, que señala Levrero, del ritmo y de la repetición y de la aparente forma que, sin remiendos, cae en un vacío del vacío, tanto en ética como en la estética. Para un escritor, el vacío es un subterfugio engañoso, pues nada sustancia ni encarna sus formas y, cuando no se tiene la consciencia a la que lama Pessoa, todo es vicio y perversión de lo uno y lo diverso. 

Me recordaron en Barcelona, no con poca sorpresa por mi parte, a Cioran. Del autor rumano me embelesan sus páginas de El libro de las quimeras, pues en ellas exalta la música como el único elemento que realmente no reconcilia con la naturaleza verdadera y originaria que habita en nosotros. No existe para Cioran, -y para mí con él-, otro método de vuelta y capacitación como la música. En Cioran, las musas y el caos se hacen uno: “quien no haya tenido la sensación de la desaparición del mundo, como realidad limitada, objetiva, separada, quien no haya tenido la sensación de absorber el mundo durante sus éxtasis musicales, sus trepidaciones y vibraciones, nunca entenderá el significado de esa vivencia en la que todo se reduce a una universalidad sonora, continua, ascensional, que evoluciona hacia lo alto en un placentero caos”. La música ordenando la materia que somos, la música extrayendo la esencia que portamos con el orden beneplácito de la armonía.

Borges, por último, cree que la palabra poética fue perdiendo su componente mágico, su balbuceo de mundo primitivo en que fondo y forma, como la música, era una misma cosa. Y si bien es cierto que él, en sus prólogos, venía a repetirnos esta idea de continuo, también es cierto que Borges era Borges cuando dejaba de serlo y que su palabra es su vida, su vacío, acaso la figuración ascensional de lo que atisbó a decir en armonía. No solo el argentino sino los grandes poetas de antaño, impregnaron la poesía de un halo épico que, en realidad, escondía las hazañas internas de la humanidad. 

domingo, 8 de abril de 2012


HABLAMOS de la misma naturaleza. Por eso, como hicieron los románticos, hay que instaurar una hermenéutica que comience desde el origen, sin mediación de opiniones externas, de forma individual. Hay que escribir provenientes del vacío de interpretaciones.
No hay falacia en el mundo griego, sino inagotable fuente de conocimiento. Es ir más allá, traspasar el primer encuentro engañoso y especular hasta adentrarse en la profundidad; pensar en el enigma del oráculo délfico y repensar la respuesta, pues en ella seguimos siendo. Solo hay verdad en el canto originario. 
  
Hijas de Zeus y Mnemosine, (la nobleza y la memoria), las  Musas son el símbolo de la naturaleza, ellas son la representación de la naturaleza para el arte.  Nacen de las noches de amor y descienden de Urano y Gea (Cielo y Tierra). Pero, sobre todas estas cuestiones, se ha olvidado el elemento capital: provienen de Harmonía y ellas pertenecen a la estirpe de Apolo y Orfeo (Calíope es su madre). Las Musas, es decir, el canto, la música, eran las que rodeaban el Caos y las que proponen una cosmogonía, la que proponen  el límite ordenado y armónico a la materia informe.

María Zambrano dijo que la danza de las Musas incita a ordenar el pensamiento humano. Ese orden, cuando alcanza la belleza, es arte.  En cualquier caso, es el enigma de la música que rodea la creación artística y la naturaleza misma lo que pensamos; la mousiké que Platón interpretaba como todo lo relativo al humanismo.
  
***
EN el libro de A.M., En otra casa (La Isla de Siltolá, 2012), hay una prosa viva y pausada. Un equilibrio de la emoción que apunta a una reflexión que aúna la palabra y la realidad. Una lectura plácida, bien acompasada, con la que el lector no puede disimular que le encantaría, las más de las veces, contemplar lo que le rodea con ese temple y con esas palabras. 

sábado, 7 de abril de 2012

TODA la tarde leyendo Fedro, de Platón. Cargado de emociones, subrayo un pasaje inicial en que Sócrates se dirige a Fedro como “filólogo”, pero no, -como bien apunta E. Lledó-, en el sentido de aquel que busca sentido dentro de la realidad verbal, sino el que se cuestiona la vida y la muerte de la lengua mediante la escritura. Esta era la idea que quise expresar hace unos días y que encuentro, hoy, de nuevo, en Platón, el temblor que siente el poeta cuando tiene presente el magma vivífico de la palabra que crea.


***
VOY terminando la lectura de Aire de Dylan, de Vila-Matas y de las Nuevas separatas de Literatura, Arte y Música, de J.C; de la misma manera soporto las líneas de Sterne y su soporífero Viaje sentimental. Claro, después de Platón, todo parece un ágape, una parada o asueto para oxigenar o dejarse ir por otros derroteros menos exigentes. Qué necesaria la lectura rotunda, la que vertebra y demedia al lector de turno y en qué migajas queda lo que algunos consideran fundamental. Unas participan de la palabra, otras son la palabra misma.
***
VIVIR como un arte que busca su forma; vivir en la mortalidad, con la finitud en el nacimiento; donar al yo una forma expresiva que lo emparente con lo original y navegar los ecos de la música que Orfeo interpretó después de haber descubierto el Hades. Pues Orfeo no descendió por amor, sino para transmitir a los mortales el camino de vuelta de la muerte y así romper la naturaleza del mortal.

viernes, 6 de abril de 2012

HAY un ímpetu latente que solo logro presentir. Quizás, esta mañana, al contemplar la claridad del cielo o las formas cubistas de las nubes o el aire que brotaba con una limpieza de azucena o el sueño que todavía fruncía mis ojos, estaba forzando la conciencia. No sé bien si fue un sueño o un intento fracasado de ensoñación.
Estaba leyendo un pasaje de La Fábula del Genil, de Pedro de Espinosa. Con este autor mantengo un compromiso moral, ya que a él me une su estancia en Sanlúcar de Barrameda. En esta ciudad, que es en donde nací, Espinosa desarrolló buena parte de su vida,-treinta y cinco años-, junto al Duque de Medina Sidonia. Los versos son de una limpieza sonora envidiable, poseen una música cautiva similar al ímpetu escondido al que me refiero: 

"Hay blancos lirios, verdes mirabeles
y azules, guarnecidos alhelíes,
y allí las clavellinas y claveles 
parecen sementera de rubíes."


..."sementera de rubíes", esta transposición semántica hace que reflexione sobre la lengua poética. Hay poetas que, aun siendo herméticos, devuelven al idioma una música y una significación nonata que los hace verdaderos artesanos del idioma. No son impostados, ni amanerados, ni pretenden endulzar el oído de los que escuchan ávidos de retruécanos y malabarismos con las palabras. En estos versos hay música del idioma, está presente la cadencia de la lengua que los acoge y eso no es común. 
Uno, que aprende con lentitud y desde la ignorancia, anota este y aquel verso, este y aquel recurso, no con la intención pueril de imitarlos, sino de que, a fuerza de repetirlos, terminen formando parte del acervo literario de mi memoria. Porque es la memoria la sementera de lo poético, de donde la inspiración recoge los aires de la fantasía a la que se refería Leopardi en el fragmento traducido. No existen preferencias de épocas o autores, prejuicios que desarraiguen a tal o cual poeta antes de leerlos. Lo poético puede estar presente en cualquier etapa e idioma, pues no pertenece al tiempo en que fue escrito. Lo poético, si es verdadero y puro,  prevalece y persiste más allá de las décadas en que fue compuesto; por mucho que el poeta quiera encontrar el origen en su propia vida, el poema es fruto de un territorio común, la humanidad consciente de la mortalidad. El poeta debe poblar su memoria con versos que evoquen la naturaleza cumplida de la palabra verdadera.     

jueves, 5 de abril de 2012

CUANDO me preguntan por un poema moderno, en ocasiones, respondo El Cristo de Velázquez, de Unamuno. Esta tirada de versos endecasílabos contiene todas las características con que los autores contemporáneos alardean de modernidad. Aunque, claro está, hay versos de Unamuno que resumen toda la obra de cualquiera de estos poetas de actualidad. Creo que, si alguien se instala en la tradición de la literatura, puede entender el momento que le tocó vivir, incluso puede llegar a comprender la altura de la literatura actual. Alguien que haya leído a los autores que son la literatura, podrá comprenderla, atisbarla, sea cual sea el año de vida que llamamos contemporánea. No así al contrario, hay quienes pretenden llegar a la literatura desde los autores actuales. Es un ejercicio imposible desde sus principios.
Estas notas tienen un claro resumen, el escritor se va haciendo mediante sus lecturas y su escritura, pero, dadas las circunstancias, considero que el escritor se la juega, sobre todo al comienzo, en la selección las lecturas.

Uno debe conducir su criterio de la forma más solitaria posible, pues los grupúsculos terminan engreídos y aparnasiados ellos mismos. Al final, los grupos o tertulias o cenáculos lo que hacen es leerse a ellos mismos o a los escritores afines a sus idearios. Nada más lejos de lo nutricio. Una lectura atenta, en soledad, descoloca al escritor de su posición y lo hace dudar ante sí mismo y sus creencias estéticas. Comienza, entonces, el estado de creación: la duda, la búsqueda, el tanteo, la mixtura de tradiciones.

***

GRAN parte de los poemas escritos por Unamuno fueron concebidos durante viajes en tren, como el propio poema señalado, que lo escribió, en parte, cuando viajaba entre Oropesa y Navalmoral. Esta curiosidad la anoté hace algunos veranos, cuando cruzábamos Italia, en tren, desde el norte hasta el sur. En el tren encuentra uno un almacén de vidas y circunstancias agolpadas por el azar que alimenta, las más de las veces, un extrañamiento en el poeta. No olvidaré el vagón del tren que nos condujo a Trieste cargado con dos o tres mochileros que recitaban, en voz alta, poemas y versos de Rilke. ¿Qué sucedió aquella noche de tormentas para que aquella estampa se confabulara ante nuestros ojos?


***

SUBRAYO, esta mañana, un pasaje de Leopardi que se suma a los de María Zambrano, JRJ o Novalis sobre la razón poética. ¿No es una confirmación, acaso de todo?

“La stessa essenziale inimicizia della ragione colla natura, la pone in necessità di perfettamente conocerla, il che non si può senza sentirla. Come può ella combattere un nemico que non consca punto? Ora la natura in quanto natura è tutta quanta essenzialmente poetica. Da che natura e ragione sono nemiche per essenza, l´una depende o è legata essenzialmente coll´altra, come lo sono tutti i contrari: e non si può considerar l´una isolatamente dall´altra”.

En este pasaje maravilloso, Leopardi escribe sobre la fusión de los contrarios. En este caso, los supuestamente contrarios son la naturaleza y la razón. Leopardi lleva esta disputa filosófica al terreno de la poesía y lo hace con el magisterio con que nos tiene acostumbrados: “la naturaleza en cuanto naturaleza es toda esencialmente poética”. Y esa naturaleza lo que otorga es un entendimiento razonado de la naturaleza y, por tanto, de lo poético. ¿No es todo, en definitiva, la razón luminosa, la razón poética, la razón de la palabra poética; no estaban, desde Platón, indagando en la misma esencia a la que se refiere Leopardi?
***
EL poeta no escribe para los lectores de hoy, el tiempo de la poesía no es el de la vida, aunque se nutra de ella como hombre mortal.
***
SI alguien leyera solo a Platón, durante toda su vida, podría crear una obra literaria inmensa, bella, diversa. ¿Con qué otros autores o creadores sucede eso?

miércoles, 4 de abril de 2012


LEOPARDI, en Zibaldone, es intrincado, confuso, elíptico, hermético, pero en este libro demuestra lo que JRJ o Goethe, su Obra es inmensidad inabarcable y, en cualquiera de sus páginas, encuentra uno una mina en la que puede excavar hasta la extenuación. Son hombres que quizás perdieron la consciencia de la dimensión de sus obras. Pasajes, fragmentos, párrafos referidos a las lecturas, las ideas más controvertidas y personales, como Paul Valèry en sus Cahiers, la Obra establece un cauce dorado de reflejos infinitos. 

Puede uno, además, ver reflejados, en esas aguas cristalinas, distintos autores o pensadores en las palabras del italiano. Por ejemplo, hoy abro de nuevo Zibaldone y compruebo que en él anida lo que Bécquer entendía como "duermevela" o estado de evocación que solo el poeta puede poner en funcionamiento. Escucho a Bécquer como ayer había escuchado a Goethe en Leopardi y como ayer pude entender por qué el poema titulado "El infinito" comienza con una contemplación muy determinada.
Puede que todo esto no sea más que aproximaciones momentáneas, jugueteos que se desmayarán pasados los días, pero la experiencia es grata y reconfortante, tanto como asomarse a un abismo que apenas intuíamos. Con M. comento las palabras escogidas, las elipsis, y ella me ayuda a componer el párrafo que traduce estas palabras: “Più volte m´è accaduto di addormentarmi con alcuni versi o parole in bocca, ch´io avrò ripetute spesso dentro la gironata, o dentro qualche ora prima del sonno, o vero coll´aria di qualche cantilena in mente; dormiré pensando o sognando tutt´altro, e risvegliarmi ripetendo fra me gli stessi versi o parole, o colla stess´aria nella fantasia.”  Las más de las veces me ha sucedido que, al adormecerme con algunos versos o palabras en la boca, que había repetido frecuentemente durante el día, o en cualquier hora antes del sueño o, incluso, con el tono de alguna cantinela en la mente, al  dormir pensándolos o soñándolos,  he vuelto a despertarme del sueño repitiendo para mí los mismos versos o palabras con el mecanismo de la fantasía”. Toma Leopardi este suceso como un acto involuntario, como  un suceso hijo de la fantasía y de la imaginación en la que no podemos operar con nuestra voluntad y consciencia. Es así como el peta se observa recogido y sacudido por las fuerzas internas de la creación, por aquellas fases en las que el poeta verdadero solo sabe de la lentitud y el estupor por lo bello.  
***
HAY un aforismo de Novalis que resume el ideario del alemán y del espíritu romántico más verdadero: “Buscamos por todas partes lo absoluto, y siempre y sólo encontramos cosas”. La búsqueda del absoluto partiendo de la realidad más inmediata, la vivificación literaria de lo que se conoce como perpetuum mobile, la escritura de lo que trasciende los objetos, todos, aun siendo la palabra objeto físico, ¿no es ese el territorio en que el poeta sufre y goza, muda y grita, armoniza y concierta lo que hay de perpetuo en su contemplación?
***
EN el fragmento de Leopardi, la fantasía se había convertido en la fuerza interna que llevaba al artista a la creación que supera las limitaciones espacio-temporales. Ahora, que leo unos pasajes de Discursos, de Schleiemacher, anoto en el diario las siguientes conclusiones: “ Sabed que la fantasía es lo supremo y lo más originario en el hombre […] Sabed que es vuestra fantasía lo que os crea un mundo”. 

martes, 3 de abril de 2012

SEGUIMOS traduciendo por deleite y complicidad y sin más aspiraciones que la satisfacción individual,  algunos pasajes de Zibaldone di pensieri a pesar de la dificultad sintáctica y la hondura de pensamiento de Leopardi. Nos reconforta realizar ese trabajo juntos, como orfebres de las palabras o alquimistas que buscan no se sabe qué respuesta. ¿Qué encierra este pasaje escrito el 25 de julio de 1820?:
"Qualunque cosa ci richiama l´idea dell´infinito è piacevole per questo, quando anche non per altro. cos`un filare o un viale d´alberi di cui non arriviamo a scoprire il fine. Questo effetto è come quello della grandezza, ma tanto maggiore quanto questa è determinata, e quella si può considerare come una grandezza incircoscritta. Ci piacerà anche più quel viale quanto sarà più spazioso, più se sarà scoperto, arieggiato e illuminato, che se sarà chiuso al di spre, o poco arieggiato, ed oscuro, almeno quando l´idea di una grandezza infinita che ci deve presentare deriva da quella grandezza che cade sotto i sensi, e non è opera totalmente dell`immaginazione, la qualecome ho detto, si compiace alcune volte del circoscritto, e di non  vedere più che tanto per potere immaginare ec". 
"Cualquier cosa que evoca la idea del infinito es placentera por esto mismo, cuando no lo es por otro motivo. Así, un camino o un sendero de árboles del que no alcanzamos a intuir su fin. Este efecto es como aquel de la grandeza, pero más grande cuando esta está determinada y aquella se puede considerar como una grandeza sin límites. Nos gustará más aún aquel camino cuanto más espacioso sea, cuanto más explorado, aireado y luminoso, pero no tanto si se cierra en lo ininteligible o es poco explorado y oscuro, por lo que, al menos, cuando la idea de una grandeza infinita, que se nos presenta, deriva de aquella grandeza que sea hace sensitiva, y no es obra de la imaginación, la cual, como he dicho, se complace uno, en ocasiones, de lo delimitado y de no ver más que aquello que se puede imaginar".
     

INVADE el mundo una tristeza de lluvia desnuda, una melancólica estación interna de fuegos y de auroras que, dispersas, en archipiélagos, trata de decir el mundo en su infinidad. 

***
LA poesía es una reconciliación momentánea, en el tiempo y en el espacio, del hombre con el mundo. Depende de la armonía que habite en el poema, de la fidelidad de la palabra establecida, así de misteriosa y edificante será al leerla. 
El poeta pierde la conciencia propia para entregarla a la corriente de la poesía; un poema es una entrega, una meditación colectiva del ser escrita por un hombre que, debido a la ceremonia de la poesía, se abandona y se hace palabra. 
La vida del poeta no debe aparecer más que en sus poemas o escritos sobre poesía; la vida, dependiente de una ética estética, no debería tener existencia más allá de la palabra que convoca a la poesía. Todo lo demás es superfluo, innecesario, banal, inconsciencia. El poeta encauza su vida en un arte de la vida que entiende que el mundo, al completo, todo él, es un poema y como tal está repleto de ritmos y de símbolos. 
Como un acto de fe escribimos del alma, sin conocer con exactitud la materia de los sueños y las pulsiones que sustancian el poema. Ritmo, silabeo, símbolos desde dentro de un hombre que se precipita en la búsqueda del ritmo, el silabeo y los símbolos de la tierra.

***
HOY, A.M.M., en Escrito en un instante,  escribe unas líneas que dicen, de forma eficiente, lo que pienso de la crítica literaria actual. Destaco en negrita las palabras clave. Estas acciones sincrónicas me sorprenden cada vez menos, pues parece que todo encaja y va encontrando su puesto en el mundo. 
Me ha parecido honesto transcribirlas aquí, pues me identifico con sus pareceres y su conclusión: “Curioso el destino de los estudios literarios: a lo largo de decenios se han ido volviendo, en las universidades, cada vez más ininteligibles, convertidos en jerga, fosilizados por ortodoxias sucesivas cada vez más intolerantes, más herméticas, cada vez más ajenas a la filología, es decir, literalmente, al amor por la palabra, a la aproximación iluminadora y entusiasta a las obras escritas.  Todo modas, una tras otra: marxismo, lacanismo, estructuralismo, postestructuralismo, postcolonialismo, etc.”. 

lunes, 2 de abril de 2012


ESTOS días, en cuanto me levanto, los comienzo con unas ansias de escribir incontrolables. Unas ansias incipientes, que casi suenan en el abrir de los párpados como una música de sueño. 
He soñado que bajaba por las escaleras con una férula llameante y que justo cuando llegaba al salón de casa, justo cuando me disponía a abrir uno de los libros que había dejado encima de la mesa, alguien me esperaba sentado; alguien sin rostro, alguien que hablaba con mi tono de voz y que me enseñaba mis propias manos. 
Es un sueño de iniciación, de reconciliación conmigo, que me persigue y sacude y somete en estos días de tranquilidad literaria, pero de desasosiego interno. Nunca creo estar cumpliendo mi compromiso con la literatura y, como Prometeo, la llama en la férula trata de levantar mi conciencia. 

***
EN la pila de libros, el primero de todos, Biblioteca, de Apolodoro. Esta miscelánea, a veces narración y otras descripción, en ocasiones relato mítico y, en otras, resumen de lo crucial en el mundo griego, me parece un compendio maravilloso para dejarse llevar mientras la lluvia construye, golpeando en los cristales, una ráfaga de grises y de linos en el cielo. Este libro contiene un espíritu, una cosmovisión. Pocos volúmenes, en la historia de la literatura, palpitan tanto como este aun no perteneciendo a ningún género literario, aun aglutinando en él la prosa, el relato, la cadencia lírica, esto es, lo poético. 

Como sucede con la lectura del “Cantar XXVII”, de Pound, en que comienza a brotar la voz de Cavalcanti en la Pound y la de este entroncando con el Renacimiento: “Formando di disio nuova persona”, así con Coleridge en Biographia literaria. Coleridge, al tratar los poemas de Wordsworth y la entereza del poeta frente a la poesía, termina apuntando hacia una dicotomía que, hace poco, salió a nuestro encuentro. Se trata de la expresión y de la creación. Sin embargo, Coleridge, con la templanza y el estilo que lo caracterizan, resuelve el problema con más lucidez. Para empezar, no dirime entre mera expresión y creación, sino que enfrenta a los poetas cuyo verbo es “una mezcla de volición consciente con adornos del habla que degeneran en criaturas hijas de un propósito arbitrario, fríos artificios técnicos y mero ornamento”, de los que, con su genio, distinguen la estirpe de la verdad y, al mismo tiempo, se alejan de la falsedad. 
Todo ello, ambas condiciones, que uno pensaba que se resumía a expresión y creación, quedan perfectamente definidas entre los poetas que hacen de la poesía mórphosis y los que hacen poíesis. O mera transformación del habla o creación de la verdad poética en sí misma.   

***
EL poema titulado La apología del obispo Blougran, traducido por el recién difunto Carlos Pujol, cierra el episodio de lecturas en la mañana. Un verso se solapa a mis pensamientos: “Impotentes, lo contemplamos todo,”, We look on helplessly.  

*** 
...pero el misterio me lo entrega Leopardi, en Zibaldone: "Oh infinita vanità del vero!". Oh, infinita vanidad de lo verdadero.  

domingo, 1 de abril de 2012

CON E., que se deja notar con sus movimientos, comienza el origen. El nacimiento proviene de lo oculto, es en la oscuridad interna, cavernaria, donde los hombres vamos haciéndonos humanos. Todo nos llega a los sentidos a través de los ecos y del agua. ¿No será que seguimos siendo de continuo un ser a punto de nacer? 
Creo que nuestra condición es la misma que E., que nuestro entendimiento de la vida poco se ha desarrollado. Un estado acuático, de ecos y reflejos, sonidos que provienen desde  las afueras que nunca seremos capaces de interpretar debidamente.

***  
OFRECE Leopardi, en su prosa, destellos luminosos que acrecientan la dimensión de su obra y de su pensamiento. Es uno de esos autores que vincula el pensamiento y la creación siempre teniendo en cuenta que los mecanismos de una disciplina  y otra son bien distintos. En puridad, no lo son tanto, pues en sus poemas siguen percutiendo las mismas inquietudes que lo asedian para escribir en prosa. Es lo poético, lo que consigue los escritores que escogían los cauces más oportunos para crear y expresar sus dudas, sus inquietudes, sus criterios. En todo caso, una y otra forma de creación poseen una misma raíz originaria: el respeto a la palabra como cauce de conocimiento de una realidad invisible a los ojos y al entendimiento. 
  
EL 18 de abril de 1822 escribió Leopardi, en Zibaldone di pensieri: "Rinunziare o sbandire una nuova parola o una sua nuova significazione (per forestiera o barbara ch´ella sia), quando la nostra lingua non abbia 
l´equivalente,  non l´abbia così precisa, e ricevuta in quel proprio e determinato senso; non è altro, e non può esser meno che rinunziare o sbandire, e trattar de barbara e illecita una nuova idea, e un nuovo concetto dello spirito umano". Después de leer el pasaje varias veces y de estar acostumbrado a los enredos sintácticos y semánticos de la prosa de Leopardi, trato de traducirlo para poseer de lleno el idioma de otro hombre, las palabras de alguien que elevó el espíritu hasta donde nunca lo haré jamás.    

"Renunciar o  renegar de una palabra nueva o de un nuevo significado de ésta (por extranjera o bárbara que sea), cuando nuestra lengua no posee la palabra equivalente o no la tiene con ese sentido concreto y no es recibida en aquel justo y determinado sentido; no es otra cosa, y no puede ser menos que renunciar o renegar, tratar como bárbara o ilícita una nueva idea y un nuevo concepto del espíritu humano".

Después de esta traducción, pienso en Ezra Pound, en The Cantos y comprendo, ahora, la génesis de su creación literaria, qué lo estimuló para almendrar sus poemas con términos de otras lenguas, con palabras de otros idiomas: estaba aceptando la nueva idea y el nuevo concepto del espíritu humano. Y al comprender momentáneamente algunos aspectos de la creación de estos autores, voy confirmando que uno termina leyendo a una serie de escritores que forman una única galaxia, un cosmos en que el origen es común y continuo, transformación y permanencia, en que el origen está dentro de cada uno y de cada hombre que desvela, en aletheia, la realidad.