jueves, 31 de enero de 2008

DESASOSIEGO DEL LIBRO

Me encontré de nuevo con un aparte de la vida, con un transeúnte de los bares. Un extraño, acaso. Un desvestido de las rutinas y las deudas de los hombres. Nada más escucharlo -aún no había hablado con él directamente- dijo en voz baja y mascullando las sílabas: “La renuncia por modo y la contemplación por destino”, dijo. Lo hizo mirando fijamente el vaso que agarraba con la mano derecha, ya que en la izquierda sostenía un libro, Libro del desasosiego. Pensé de inmediato que esa frase llevaba mucho tiempo caldeándose entre diversas reflexiones, y tuve la sensación de haber asistido a un parto, a un nacimiento único, que jamás volvería a repetirse. Las palabras terminaron de existir cuando dejó de pronunciarlas; volvieron a su nido, a la cabeza de Bernardo.
Prosiguió azotando los desniveles a que la realidad lo tenía acostumbrado; desandaba su soledad por el hecho de la duda. No dejó ni un momento de atisbar que la finitud era una compañía desde infante. Por eso, su mirada calaba con precisión los recovecos de las personas que lo rodeaban. Percibí que era “más alto que bajo, encorvado extremadamente”; y que poseía un aire de inteligencia, de quien no espera nada, “porque no debemos esperar nada”. Junto a él vino a sentarse Fernando. Un bigote y un discreto sombrero aureolaban su rostro. Comenzaron a hablar de inmediato y, por los gestos que se proferían el uno al otro, intuí que la conversación se estaba dirigiendo hacia la tierra de las intuiciones y las sustancias eternas. Al agudizar el oído pude discernir entre el bullicio del bar: “Mira, Fernando, viviendo de nosotros mismos, nos disminuimos, porque el hombre completo es el hombre que se ignora”. No tardó Fernando, una vez que se despojó del sombrero y dejó su bastón colgando de la silla, en contestarle: “Cierto, Bernardo, cierto…El Hombre, siendo una mera idea biológica, y no significando más que la especie animal humana, no es más digna de adoración que cualquier otra especie. Este culto de la Humanidad a la Libertad y a la Igualdad me ha parecido siempre una recuperación de los cultos antiguos en que los animales eran como dioses o tenían cabeza de animales”.
Cesaron ambos de dirigirse la palabra. El silencio los abrigó por decenas de minutos mientras bebían con la tranquilidad de los veranos. Por unos momentos nuestras miradas se entrecruzaron (realmente fui muy descuidado y atrevido) e incluso les mandé un escueto saludo.
Al día siguiente volví a ver a Bernardo. Esta vez solo. “¿Por qué has venido otra vez, a qué vienes?”, dijo. No tuve otras palabras, recuperé el vuelo de otras aves, “a la renuncia por modo y a la contemplación por destino”.

lunes, 28 de enero de 2008

NOCHES DE LUZ

2. "¿HA DE VOLVER siempre la mañana?¿No tendrá nunca fin el poder de la tierra?[...] Los días de la luz están contados; pero fuera del tiempo y del espacio está el imperio de la noche.
5.
Se funden los recuerdos en las aguas
oscuras, refrescaten de las sombras;
la poesía cantó nuestra tristeza,
mas el misterio de la eterna noche
seguía todavía inescrutado,
el grave signo de un poder lejano.
(HIMNOS A LA NOCHE, NOVALIS)

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NOVALIS

Oh Noche, cuánto tiempo sin verte tan copiosa
en astros y en luciérnagas, tan ebria de perfumes.
Después de muchos años te conozco en tus fuegos
azules, en tus bosques de castaños y pinos.
Te conozco en la furia de los perros que ladran
y en las húmedas fresas que brotan de los oscuro.
Te sospecho repleta de cascadas y parras.
Cuánto tiempo he callado, cuánto tiempo he perdido,
cuánto tiempo he soñado mirando con los ojos
arrasados de lágrimas, como ahora, tu hermosura.
Noche mía, no cruces en vano este planeta.
Deteneos, esferas, y que arrecie la musica.
Noche, Noche dulcísima, pues que aún he de volver
al mundo de los hombres, deja caer un astro,
clava un arpón ardiente entre mis ojos tristes
o déjame reinar en ti como una luna.

("PIEDRAS DE BÉRGAMO", SEPULCRO EN TARQUINIA, A. COLINAS)



sábado, 26 de enero de 2008

DE PALUSTRES Y OTRAS TURBAS

LA DEBILIDAD por los diccionarios es una patología que aumenta en la medida en que más se consultan. Se extasía uno por los significados que se acumulan en las entradas, las acepciones varias que se suceden, y, sobre todo, por las sorpresas que nos tienen guardadas. El caso que me mueve en esta ocasión tiene su inicio en Madrid, en estas pasadas vacaciones de diciembre. Estábamos reunidos en eso que viene a llamarse (con ecos rayuelinos) “el club de la culebra”; hablábamos, bebíamos, descansábamos de las caminatas diurnas y, por supuesto, nos convertíamos en palabras y literatura. En una ocasión salió a la luz el vocablo “palaustre”, ese utensilio que utilizan los albañiles para esparcir la mezcla de cemento, arena y agua. No recuerdo si fue en la radio o en la televisión donde aclararon que el término preciso y correcto era “palustre”. Inmediatamente, agarramos un diccionario y comprobamos la afirmación (DRAE, 2001):
palustre. 1. (De pala). 1. m. Paleta de albañil.
Efectivamente, es “palustre” y no “palaustre”. Aunque dejamos sin atender a la segunda acepción:
palustre.2. (Del lat. paluster).1. adj. Perteneciente o relativo a una laguna o a un pantano.
Tiempo más tarde, se me ocurrió soliviantar esa falta de atención a la palabra, sobre todo por los significados tan diversos entre sí que nos encontramos. Investigué la historia del vocablo en El Tesoro de la Lengua (1611) de Sebastián de Covarrubias y en el Diccionario de Autoridades (1737), libros de consulta indispensable y obsesiva en mis propios asuntos. En Covarrubias no aparecía el vocablo; sin embargo, en Autoridades la única referencia que se recoge es la que se refiere, precisamente, a una laguna o a un pantano: “adj. De una term. Lo que pertenece o es propio de la laguna. Lat. Palustre, tris. LAG. Diosc. .lib. I.cap. II. Nace en las lagunas Índicas, y fin alguna raíz nada entre las aguas como la lenteja palustre". Según el uso de las abreviaturas en este diccionario, el ejemplo pertenece a la autoridad de Andrés de Laguna y a su obra Sobre Dioscórides. Aunque la sorpresa de más enjundia sobrevino más tarde, enredada en la segunda autoridad. Fíjense bien: “REBOLL. Ocios, Eglog.3. “Copiosas turbas de palustres aves”. ¡Copiosas turbas de palustres aves!
El verso pertenece al Conde de Rebolledo y a su obra Ocios, pero el verso le debe su arquitectura y resonancia a la famosísima aliteración que Góngora construyó en la quinta estrofa de La Fábula de Polifemo y Galatea (1612): “infame turba de nocturnas aves”.
El desconcierto fue doble, ¿por qué este verso, esta copia, este poeta? En efecto, el Conde de Rebolledo fue Jerónimo de Rebolledo, un militar que batalló en Mantua y en Flandes, y en las comisiones de la Guerra de los Treinta Años, donde, se ganó el título de Conde del Sacro Imperio Romano bajo la denominación de Conde de Rebolledo. Escribió un puñado de sonetos, notables traducciones bíblicas, piezas teatrales, obras didácticas, etc. Su figura se revalorizó durante el Neoclasicismo. El propio Leandro Fernández de Moratín lo recoge en La derrota de los pedantes.
Una vez más el diccionario demuestra que la palabra es ahondar en el infinito, arañar en las sombras, con Blas de Otero.
(Ilustración, facsímil del Polifemo, estrofa quinta comentada por Don García de Salzedo Coronel. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes).

viernes, 25 de enero de 2008

IGLESIA POLÍTICA

DEFINITIVAMENTE, la Iglesia debería presentarse a las elecciones generales o bien declarar abiertamente su apoyo al Partido Popular. No puede estar montando una manifestación pública mensualmente para posicionarse en contra del actual Gobierno y exigiendo el voto para el partido de la oposición. Pienso que, en lo que llevamos de Democracia, jamás se ha visto un apoyo tan incondicional de la Iglesia al Partido Popular. Repito que en la trayectoria democrática, sin obviar de ninguna manera el periodo nefasto de la dictadura.
Aprovecho estas circunstancias para ahondar en los límites de la política y de la creencia. Si bien es cierto que la trayectoria de la Iglesia en Occidente ha sido la de delfín político, parece que ahora se mezcla más que nunca la cuestión personal de la fe y la imposición de la misma. La intolerancia de la Iglesia a aceptar otras formas de vida deviene de su maniqueísmo exacerbado, de su creencia en que posee la Verdad Absoluta. Por eso cuando se manifiestan en Madrid a favor de un tipo de familia más, -no el único ni el mejor- y algunos no estamos de acuerdo con su propuesta, rápidamente se sienten perseguidos, atacados, acorralados. ¿Por qué, si no han sufrido carga policial y han tenido la posibilidad de declarar de forma pública sus preferencias? Algo parecido ocurre ahora en Sevilla, cuando se han reunido los obispos en un congreso para defender un modelo de familia y pedir el voto de los ciudadanos.
Veo la situación, paradójicamente, desde la indiferencia a la fe católica y de todo tipo de modelo de familia, cristiano o no, homoparental o heterosexual, etc. Lo que sí detecto es la mixtura de la creencia personal en una forma de vida con la imposición de la Iglesia de su estilo de vida. Hasta que eso no cambie, hasta que la Iglesia no acepte que hay o existen diferentes formas posibles de asimilar el tiempo que corre, nunca tendrán el beneplácito de los que no profesamos religión alguna más que la del amor, la literatura, el alcohol y poco más. Por ese motivo, me parece escandaloso que la Iglesia persiga modificar el voto de los ciudadanos porque se ven perseguidos por los políticos. A lo mejor es que no están acostumbrados, nunca lo han estado, a dialogar y asimilar con el otro; siempre se han visto con la potestad para imponer sus ideales, sus costumbres, sus castigos miles. Creo que le ha llegado a la Iglesia el momento de evadirse de vértebra ególatra a fin de que no terminen por crear un nuevo partido político. Si esto no es así, no tiene más que manifestar públicamente -tal y como anuncian el fin de la democracia- que van a votar al PP. Entonces veríamos las cartas sobre la mesa, aunque al trasluz todo se sabe.

martes, 22 de enero de 2008

NEZEDADES POLÍTICAS

HACE TIEMPO que quería escribir una glosa acerca de la “política lingüística” que se desarrolla en España. Y digo bien “política lingüística” porque no es otro el manejo que de las lenguas se hace en este país desde los estamentos políticos. Huelga decir que las lenguas están encontrando un lugar de privilegio en la amalgama nacionalista que bulle por el País Vasco, Galicia y, sobre todo, en Cataluña.
En lugar de expandir el conocimiento de otras lenguas romances que subsisten en el suelo peninsular -con menor o mayor número de hablantes- lo que se hace es provocar un enfrentamiento y, en definitiva, un uso político. De esta forma las lenguas son dagas asesinas que se utilizan para fines electorales y para el beneficio de unos pocos. De ahí el entrecomillado “política lingüística”.
Desde un enfoque filológico, el panorama es entristecedor. Juan Luis Cebrián tuvo que llamar al orden a Zapatero para que no desvirtuara la pronunciación de las sílabas en final de palabra tales como la –d, en lugar de –z. Piensa el lelo que pronunciar “Madriz” o “solidaridaz” puede conferir el rango de hablante culto. La respuesta del Presidente del Gobierno ante la recriminación de la RAE en boca de Cebrián no fue en ningún caso receptiva, sino totalmente ególatra. Y da la sensación que el asunto anda por esas latitudes del desprecio y la conmiseración. Se creen capaces los políticos todos de imponer las formas cutres de su habla en el idiolecto del resto de ciudadanos; se piensan con la potestad suficiente en otras zonas para exigir e imponer que se estudie una lengua con menor proyección que la española.
El asunto se llena de aristas cuando nos acercamos a los nacionalismos gallegos y catalanes, entre otros. Un antiguo compañero de trabajo, ahí te han dao, ha dejado un enlace en su bitácora para que podamos comprobar como la página web de la administración educativa gallega sólo está escrita en gallego: http://www.edu.xunta.es/portal/index.html. Asimismo, otro compañero, Jaime Galbarro, ha dedicado unas líneas que se centran en el caso catalán. Ha recogido un vídeo bastante ilustrativo del asunto.
En Cataluña resulta casi imposible poder recibir clases en español o castellano. Han relegado el español a una asignatura optativa y a un motivo de multa para aquellos que rotulen en el idioma de marras el nombre de su frutería, carnicería o mercería. Entonces, ¿qué ocurre con la Constitución vigente?
3.1. El castellano es la lengua oficial del estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla.
3.2. Las demás lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas CCAA de acuerdo con sus estatutos.
3.3. La riqueza de las distintas modalidades lingüísticas de España, es un patrimonio cultural que será objeto de especial respeto y protección.
Obviamente, la riqueza de las distintas modalidades lingüísticas no es un patrimonio cultural en esta España de sotanas, republicanos exacerbados y portavoces de la ignorancia. Nunca lo ha sido, ya renunció a ella desde antaño. Unos al perseguir vilmente a los hablantes catalanes en la época dictatorial, otros al querer devolver la moneda arrinconando al castellano por los pálpitos extremistas del nacionalismo.
Sigamos conversando y escribiendo en esta lengua maravillosa, la española, con la ilusión de que algún día estudiemos Catalán y Gallego y Portugués como optativas en lugar de educaciones malversadas y de que lo mismo ocurra, en poco tiempo, allí donde el nacionalismo es un mal endémico.
Post scriptum
¿Por qué no aparecen noticias sobre la situación del español en España en algunos medios de comunicación?

jueves, 17 de enero de 2008

HICE EL SUEÑO

ESTA MAÑANA venía pensando en el tren sobre las cosas que ocurren alrededor de nosotros cuando nuestro sueño es público. Quiero decir, cuando vamos dormidos en el avión, en el tren, en el autobús e incluso en el coche de un compañero o un familiar. Nada nuevo, todo continúa. Aunque también es cierto que el tiempo toma ese barniz de profundidad y hondura que pierde cuando se nos va entre los ojos. Es cosa imposible que el tiempo se nos vaya delante de los ojos, pero quise comprobarlo esta mañana. En el tren. Haciéndome el dormido y observando con el rabillo del ojo lo que acontecía durante el breve sueño del que, en teoría, estaba disfrutando. Primero abrí levemente la boca con lentitud para mostrarme cansado o abatido, para que el inicio no fuera una impostura. A continuación, me acomodé en el sillón del tren (aunque acomodarse en el tren es una tarea de ensueño en sí misma) y agarré la maleta rodeándola con el brazo.
El vagón estaba casi completo. Yo estaba sentado (y supuestamente dormido, bien dormido) junto a la ventana. A mi lado iba sentada una señora que llevaba un termo en una bolsa; enfrente de mí un señor con un maletín que vestía con corbata y gabardina oscura. Además, hablaba por un teléfono móvil. Al lado de este señor, una norteamericana cargada con una mochila de grandes dimensiones de la que colgaba una botella de agua, unos llaveros del Che Guevara y una placa con todos sus datos personales. Obviamente, había inspeccionado el lugar del que me iba ausentar por el sueño brevemente. Así que cuando hube cerrado los ojos (no del todo, bien dormido eso sí) y abierto el rabillo del ojo izquierdo, pude comprobar varias cosas que me hubieran sido inexistentes si de verdad hubiera dormido.
La señora comenzó a mirarme intermitentemente, ya que hice el ademán de abrir la boca y respirar con fuerza. Me miró y creo que pudo pensar que estaba abatido a pesar de mi juventud. Comprobé la clemencia en su mirada, en su cuerpo hierático. El señor, que hablaba por el móvil, bajo el volumen de su voz para que no me despertase. Llegó a rozar el susurro y a comentar al interlocutor: “va un joven dormido enfrente de mí, por eso bajo…”. La norteamericana, identificada por su acento inconfundible, se apuntó al juego del sueño. Y empezó a quedarse dormida.
Cuando el tren llegó a su fin, me llevé conmigo el sueño compartido en un vagón, el iris rotundo de una madre y el susurro de un aire que sonaba.

martes, 15 de enero de 2008

ESTATUAS

"Vi de reojo que Custardoy pedía al camarero, y retrocedí por la callejuela hasta la esquina con Mayor, pensando qué hacer, de momento quitarme de en medio. Desde allí no tenía visión de él, y desde casi cualquier otro punto él la tendría de mí, probablemente. Había allí una ridícula estatua ante la que Custardoy, con buen criterio, no se había detenido; era una de esas de `tipos anónimos´ que proliferan en nuestras ciudades (una contradicción en sí misma, la`democratización´de los monumentos), pero el tipo se parecía sospechosamente a Hemingway, patrono de los turistas".(Tu rostro mañana, J. Marías)
A veces, cuando deambulo por algunas ciudades y paseo por los lugares que han marcado las páginas de mis lecturas, pienso que el autor está en una esquina verificando que allí estoy, mirando el lugar, intentando buscar algún resto de la mirada que lanzó sobre el paraje, y que ya es eterna.

domingo, 13 de enero de 2008

CENOTAFIOS

Pepín Bello, el bartleby de la Generación del 27, según Vila-Matas, ha muerto a los ciento tres años. Larga la vida de testigo único del mayor enjambre de genios que se ha dado en nuestro país después de la eclosión barroca. Pepín, bello fue tu designio y mayor tu gozo. Te seguiremos envidiando, por siempre.

Asimismo, debe estar Pepín conversando con Ángel González en la eternidad. Ángel González, poeta de la sangre y la morcilla, de la ironía y la palabra sobre palabra. Tu otoño acabó en otras luces. No volverás más a ras de este áspero mundo, aunque tu poesía te ha hecho eterno de antemano, como si la eternidad tuviera sus gastos e impuestos; donar la vida en vida, hacer de la palabra un tratado de urbanismo.


"Yo sé que existo
porque tú me imaginas.
Soy alto porque tú me crees
alto, y limpio porque tú me miras
con buenos ojos,
con mirada limpia.
Tu pensamiento me hace
inteligente, y en tu sencilla
ternura, yo soy también sencillo
y bondadoso.
Pero si tú me olvidas
quedaré muerto sin que nadie
lo sepa. Verán viva
mi carne, pero será otro hombre
-oscuro, torpe, malo- el que la habita...

("Muerte en el olvido", ÁSPERO MUNDO)

viernes, 11 de enero de 2008

"WIKILENGUA" (I)

Acaban de presentar en sociedad un nuevo formato para que la lengua española quede al alcance de todos. Se ha creado una plataforma web llamada (pincha aquí) Wikilengua y que cuenta con el apoyo de las agencias de información más prestigiosas, las fundaciones con más reputación y la RAE. Pretenden con ello democratizar la lengua, como si la lengua no fuera ciertamente la única sustancia que democratiza a los humanos, tal vez junto a la muerte. Obviamente, desde mi óptica, el planteamiento tiene ventajas, pero desventajas igualmente.
Ya existen algunos "wiqueros" (neologismo propio) que están en desacuerdo con los filtros que se han creado para que no todo lo que se publica quede registrado en la web. Dicen que no responde "al espíritu wiki", con el que todos tienen derecho a todo. Estas manifestaciones pueden matizarse, y es eso lo que me gustaría dejar claros, algunos matices a la creación de estas "wiquerías" (de nuevo, un neologismo).
Se piensa, por extenso, que la lengua nos pertenece a todos. En eso estoy absolutamente de acuerdo. En lo que discrepo es en el tema del estudio y opinión sobre la lengua. Existe una ciencia, la Lingüística y otras aledañas, la Filología, Semiótica, etc. que se encargan de formar a estudiosos y especialistas que no siempre se encuentran capacitados para discernir cuantas dudas y complicaciones vaya desgajando la lengua que usa los hablantes. Este matiz, la existencia de la Lingüística (y con ella implico a todos los terrenos y especialidades posibles) se les olvida a los hablantes, a los políticos y a todo aquel que se crea con la capacidad de deslizar su opinión sobre la lengua. Así que una cosa es que hablemos una lengua y otra muy distinta que conozcamos el funcionamiento de la misma.
No suelo escuchar a nadie opinando sobre el sistema solar, las nuevas tecnologías, la biosfera, la industria química o la evolución de las especies o la vendimia, a no ser que sea un especialista en la materia. Entonces, ¿por qué todo el mundo se cree con el derecho a opinar sobre la lengua y no sobre la tabla periódica de los elementos químicos?
De todas formas, dejo constancia en la bitácora de su existencia y de su enlace para que todos podamos visitarla.

jueves, 10 de enero de 2008

EMPECÉ UNOS DÍAS ANTES

Hace unos días tuve un sueño que aún perdura. Un sueño de algoritmos y tentaciones tañidas por la zozobra de mi trabajo. Aparecía en una estación desconocida con un libro de cuentos bajo el brazo y abrigado por la espesura de una niebla con caries. Allí mismo quise discernir lo que ocurría; para atravesar la vía tenía que tomar unas escaleras subterráneas que me llevaban hasta el otro lado del arcén. Oscuro, maltrecho, el pasadizo. Asomé la cabeza con cuidado, para entonces llevaba el libro bien sujeto en la mano derecha, apretado debido al desconocido suceso.
Estuve recordando los momentos previos en la estación, antes de que llegara el tren. Un solo rumor que atropellaba mis oídos, una pesadumbre de la estampa que se enroscaba en sí misma, una melodía con aristas que se vislumbraba interminable porque reptaba sobre las vías de los ferrocarriles y se hacía de metal eterno de destino sin fin, de melancolía alambicada. En mi trabajo, pensé, soy otro en otras situaciones, si no aprendo a convivir, en ellos nunca tendré cabida, terminarán por expulsarme, y entonces no volveré a reunirme con ellos, quedaré solo, decrépito y moribundo, leyendo las páginas de un cuento que relata mi desconcierto, el epitafio de mis babas volcadas, formando un vagón de tren repleto de sinrazones. Ellos esconden lo que soy. Soy muchos, pensé, luego puedo sentirme múltiple y delirante, viciado por la perpetuidad a otro orden que no es el que me lleva de continuo.
Enfrentado a la niebla, con el cuello del abrigo sobre las orejas, me dispuse a desentrañar las cualidades de aquella enigmática situación. “Llegaré al trabajo sin más, me veré de nuevo ejercitando mis desdobles, dando resolución a los conflictos que originan estos trámites del destino”. Se me vino a la cabeza Robert Walser paseando por la nieve la tarde misma en que murió, solo y arrumbado por sus pensamientos. No quise apartarme del camino que realizaba cada mañana, de la memoria rutinaria de mis pasos. Tuve que pararme. Abrí el libro y leí lo siguiente: “Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresó en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes”. Lo leí en voz alta, apasionado por el hallazgo, como si acabara de encontrar un ángulo para el disfrute. Sin embargo, cuando levanté la mirada de las páginas, una clase de docenas de muchachos me esperaban para que les hablase de literatura.

miércoles, 9 de enero de 2008

MI ROSTRO HOY

A pesar de que me encuentro en la mitad de Veneno y sombra y adiós, de Javier Marías, no puedo dejar de escribir y exhalar elogios por donde escribo o ululo. De todas formas, como las obras cimeras de la literatura, consiente el libro que uno lo espigue por donde mejor le plazca o por donde le venga en gana. Ocurre esto en los tres volúmenes que completan Tu rostro mañana, como con El Quijote, Kafka, Musil, Proust, Joyce, Borges... No necesita de antecedentes para que la lectura despliegue lo mejor de la prosa hispánica de este siglo y le dé a la caza alcance. Porque los rostros que va configurando Marías se sostienen en el trabajo minucioso que ha empleado en el lenguaje. Son solo dos o tres o cuatro situaciones las que aguantan el peso de la narración, pero vienen jalonadas por su personalísima forma de escribir, hipnótica y templada. Las reflexiones, los pensamientos, las figuraciones que proyecta el narrador sobre lo que acontece a su alrededor va tomando forma gracias al estilo con que Marías ha escrito estas páginas. Ya Corazón tan blanco propició el advenimiento de un prodigio; ahora el prodigio es una novela que añoro antes de terminar su lectura, Tu rostro mañana: “Es extraño e incongruente el proceso de las nostalgias, o del echar de menos, tanto si es por ausencia como por abandono o por muerte. Uno cree al principio que no puede vivir sin alguien o alejado de alguien, la pena inicial es tan afilada y constante que se siente como un hundimiento sin límite o como una lanza interminable que avanza, porque cada minuto de privación cuenta y pesa, se hace notar y se nos atraganta, y uno sólo espera que pasen las horas del día a sabiendas de que su paso no nos llevará nada nuevo sino a más espera de más espera".
(Ilustración, manuscrito de Tu rostro mañana, II. Baile y Sueño)

viernes, 4 de enero de 2008

¿PERSECUCIÓN?

Parece que la Iglesia Católica sigue confundiendo la “libertad de expresión” con la “imposición de expresión”. Una cosa distinta es opinar libremente sobre aquellos asuntos que forman parte de nuestro modo de vida, y otra bien distinta es imponer las maneras y las formas en que deben desarrollarse nuestras vidas. Y esto último es lo que suele defender la Iglesia, imponer. Y no sólo se ciñe la Iglesia a la imposición de un modus vivendi, sino del pensamiento que lo guíe. Ya no les basta con salir a la calle y decir al aire que tal modelo de familia es mejor que otro. Quieren que los demás asintamos sin titubeos y aceptemos sus argumentos sin levantar la cabeza. Incluidos los que no creemos en esas disquisiciones. Se cabrean y se sienten perseguidos cuando esto no ocurre, la imposición, digo.
Intrometen temas tan arduos y espinosos como el del aborto. Hablan de muertes diarias, pero ¿qué ocurre en África y otros continentes cuando no se usa el preservativo?; otras tantas tildan de enfermos a los homosexuales, ¿qué ocurre cuando un cura, un fraile o un católico de la calle se proclama como tal? No sería el primer caso; en otras dicen a los micrófonos que la democracia está amenazada, cuando la institución que defendió hasta el último minuto la dictadura (no solo la española, fijémonos en hispanoamericana) fue la Iglesia. Su historia es la historia del delfín religioso más proclive a las mieles del poder. Entonces, ¿qué quieren ahora? ¿Han sufrido una carga policial en la manifestación de Madrid? ¿Les han prohibido que se manifiesten a favor de su modelo de familia?
Sólo hay que escuchar los discursos de los obispos y de sus seguidores para caer en la cuenta de que sufren "el mal de la persecución", propio de los que se sienten en posesión de la Verdad absoluta y de los que ultrajan a los que no comparten con ellos sus ideas. ¿Acaso se obliga a alguien a que se case con otro hombre o con otra mujer desde el laicismo?¿Acaso se obliga a profesar una religión o el propio laicismo desde el laicismo?¿Se tilda a alguien de desgraciado -en el sentido etimológico- por profesar alguna religión, como hacen los que sí la profesan sobre “los descarriados y posesos del mal endémico”?¿Acaso se considera a alguien enfermo por sus tendencias sexuales, como hacen los obispos?¿Acaso se justifican conductas patológicas como el abuso a menores desde el laicismo?¿Acaso se persigue con el cobro de impuestos o con demasías fiscales o carcelarias a quienes van a misa o dicen ser religiosos o defienden alguna ideología ascética, tal y como ha venido realizando la Iglesia sobre todo tipo de ciudadano que no ha compartido sus creencias o era homosexual o era republicano o era filósofo o era escritor o era pintor o era contrario a la manera católica ? ¿No será que el mayor perseguidor de Occidente está cayendo en una merma ideológica que le conduce al desdoblamiento de personalidad y a ver perseguidores donde ellos son los perseguidores?

jueves, 3 de enero de 2008

RÍOS Y SOMBRAS Y PALABRAS

La semana pasada no dejé de escribir porque no aguantara tanta desmesura en las fiestas, sino porque estuve de viaje. Tampoco lo hice porque los nacimientos milagrosos percutan cada doce meses en el imaginario de los terrestres, sino porque estuve midiendo la capacidad de asombro de mis costumbres. La semana pasada no dejé de escribir porque sufriera una indigestión debida a la gula exacerbada de estos días, sino porque fumé en el Tormes mientras las aguas desvelaban mis sombras. El río de sombra.
No fui a Madrid para sumarme a la manifestación que se efectuó a favor de “la familia cristiana” (no sé hasta dónde van a llegar estos obispos anacrónicos y petulantes, de verbo fétido e ideas hediondas), en todo caso, estuve en Madrid para desalojar de mi ceguera la inválida manía familiar de las navidades. Dice Vila-Matas que los domingos suenan a bostezo caducado y que algo parecido ocurre en estas fechas. Bostezo, incluido los domingos, pero alejado de toda pretensión rutinaria. Mi fiesta estuvo en el metro, en los reflejos que se proyectan en él con cada uno de sus pasajeros. Todos llevamos un doble en el metro, un doble de otro tiempo y otro espacio. Todo ocurre en otras circunstancias bajo tierra, incluida la muerte, incluida la vida. Con esos dobles todo se vuelve a un estado embrionario de posibilidades. De repente, una historia parece aparcarse en una esquina del vagón. Dos enamorados se besan, otros discuten, el pasajero lee, los extrañados desvían sus miradas y la velocidad inunda las acciones. La conciencia de lo pasajero se respira con parsimonia.
La semana pasada no dejé de escribir, estuve tomando chocolate en la Plaza Mayor de Salamanca junto a Torrente Ballester, junto a unos amigos que dispusieron sus vidas para que las empapásemos juntos en el cuadrilátero de la amistad. No dejé ni un solo momento de pensar en el artículo de la semana pasada y de la ausencia injustificada de mis palabras: de la escasa trascendencia de las mismas, del insignificante valor que poseen unas líneas en un periódico cualquiera. No abandoné la idea de escribir en el moleskine el artículo y enviarlo con prisas para no dejar vacío el trópico en que me muevo, pero comprendí que los giros de la vida están acompañados de ausencias, que la ausencia es vértebra indispensable para la presencia. En definitiva, no quise escribir para relatar lo que me ocurría. Comprendí con Ricardo Piglia que debo escribir no para recordar, sino para ver lo que nunca vi entonces.

LETRAS AMARILLAS

Me llegan rumores de que el próximo Premio Nadal de Literatura, que se fallará el próximo seis de enero, será una novela histórica. Apunten los nombres de Francisco Casavella y de Juan Bonilla (al que veo pasear a menudo por debajo de mi casa, en Sevilla, y con el que coincido en no pocas librerías). Asimismo, y para adelantarlo, en el premio de la editorial Seix-Barral, el Biblioteca Breve, habrá una autora hispanoamericana, al menos, entre los finalistas.

miércoles, 2 de enero de 2008