Parece que la Iglesia Católica sigue confundiendo la “libertad de expresión” con la “imposición de expresión”. Una cosa distinta es opinar libremente sobre aquellos asuntos que forman parte de nuestro modo de vida, y otra bien distinta es imponer las maneras y las formas en que deben desarrollarse nuestras vidas. Y esto último es lo que suele defender la Iglesia, imponer. Y no sólo se ciñe la Iglesia a la imposición de un modus vivendi, sino del pensamiento que lo guíe. Ya no les basta con salir a la calle y decir al aire que tal modelo de familia es mejor que otro. Quieren que los demás asintamos sin titubeos y aceptemos sus argumentos sin levantar la cabeza. Incluidos los que no creemos en esas disquisiciones. Se cabrean y se sienten perseguidos cuando esto no ocurre, la imposición, digo.
Intrometen temas tan arduos y espinosos como el del aborto. Hablan de muertes diarias, pero ¿qué ocurre en África y otros continentes cuando no se usa el preservativo?; otras tantas tildan de enfermos a los homosexuales, ¿qué ocurre cuando un cura, un fraile o un católico de la calle se proclama como tal? No sería el primer caso; en otras dicen a los micrófonos que la democracia está amenazada, cuando la institución que defendió hasta el último minuto la dictadura (no solo la española, fijémonos en hispanoamericana) fue la Iglesia. Su historia es la historia del delfín religioso más proclive a las mieles del poder. Entonces, ¿qué quieren ahora? ¿Han sufrido una carga policial en la manifestación de Madrid? ¿Les han prohibido que se manifiesten a favor de su modelo de familia?
Sólo hay que escuchar los discursos de los obispos y de sus seguidores para caer en la cuenta de que sufren "el mal de la persecución", propio de los que se sienten en posesión de la Verdad absoluta y de los que ultrajan a los que no comparten con ellos sus ideas. ¿Acaso se obliga a alguien a que se case con otro hombre o con otra mujer desde el laicismo?¿Acaso se obliga a profesar una religión o el propio laicismo desde el laicismo?¿Se tilda a alguien de desgraciado -en el sentido etimológico- por profesar alguna religión, como hacen los que sí la profesan sobre “los descarriados y posesos del mal endémico”?¿Acaso se considera a alguien enfermo por sus tendencias sexuales, como hacen los obispos?¿Acaso se justifican conductas patológicas como el abuso a menores desde el laicismo?¿Acaso se persigue con el cobro de impuestos o con demasías fiscales o carcelarias a quienes van a misa o dicen ser religiosos o defienden alguna ideología ascética, tal y como ha venido realizando la Iglesia sobre todo tipo de ciudadano que no ha compartido sus creencias o era homosexual o era republicano o era filósofo o era escritor o era pintor o era contrario a la manera católica ? ¿No será que el mayor perseguidor de Occidente está cayendo en una merma ideológica que le conduce al desdoblamiento de personalidad y a ver perseguidores donde ellos son los perseguidores?
Intrometen temas tan arduos y espinosos como el del aborto. Hablan de muertes diarias, pero ¿qué ocurre en África y otros continentes cuando no se usa el preservativo?; otras tantas tildan de enfermos a los homosexuales, ¿qué ocurre cuando un cura, un fraile o un católico de la calle se proclama como tal? No sería el primer caso; en otras dicen a los micrófonos que la democracia está amenazada, cuando la institución que defendió hasta el último minuto la dictadura (no solo la española, fijémonos en hispanoamericana) fue la Iglesia. Su historia es la historia del delfín religioso más proclive a las mieles del poder. Entonces, ¿qué quieren ahora? ¿Han sufrido una carga policial en la manifestación de Madrid? ¿Les han prohibido que se manifiesten a favor de su modelo de familia?
Sólo hay que escuchar los discursos de los obispos y de sus seguidores para caer en la cuenta de que sufren "el mal de la persecución", propio de los que se sienten en posesión de la Verdad absoluta y de los que ultrajan a los que no comparten con ellos sus ideas. ¿Acaso se obliga a alguien a que se case con otro hombre o con otra mujer desde el laicismo?¿Acaso se obliga a profesar una religión o el propio laicismo desde el laicismo?¿Se tilda a alguien de desgraciado -en el sentido etimológico- por profesar alguna religión, como hacen los que sí la profesan sobre “los descarriados y posesos del mal endémico”?¿Acaso se considera a alguien enfermo por sus tendencias sexuales, como hacen los obispos?¿Acaso se justifican conductas patológicas como el abuso a menores desde el laicismo?¿Acaso se persigue con el cobro de impuestos o con demasías fiscales o carcelarias a quienes van a misa o dicen ser religiosos o defienden alguna ideología ascética, tal y como ha venido realizando la Iglesia sobre todo tipo de ciudadano que no ha compartido sus creencias o era homosexual o era republicano o era filósofo o era escritor o era pintor o era contrario a la manera católica ? ¿No será que el mayor perseguidor de Occidente está cayendo en una merma ideológica que le conduce al desdoblamiento de personalidad y a ver perseguidores donde ellos son los perseguidores?
Estoy totalmente de acuerdo con lo que expones, pero habría que matizar algunas cosas, porque la Iglesia, por su extensión, no deja de ser multitud de iglesias (y pienso ahora en Ginés...). También yo destacaría algún detalle, por ejemplo, el hecho de que los máximos incitadores del acto pertenezcan a la corriente Neo Catecumenal de la Iglesia (conocidos como "los kikos"), que están en el mismo radicalismo que los del Opus y los Guerrilleros de Cristo en su defensa por la familia y por la multiplicación exponencial de la progenie. La manifestación por la familia fue un acto político encabezado por cardenales. Me pregunto cuándo se van a presentar a las elecciones, o cuándo los curas se van a poder casar para formar esas familias que tanto defienden, en fin, multitud de preguntas que añadiría a las tuyas...
ResponderEliminarA veces, la retina confunde y mezcla imágenes por ley de la imaginación o la sugerencia, y las imágenes de la manifestación de Madrid se solapan con la de los islamistas en Irán o Pakistán clamando a Alá...
Buena matización, pero no quise hacer un análisis interno de lo que se cuece actualmente en la Iglesia.Ese es otro cantar.Quería referirme a ella en líneas generales. Obviamente, esos grupos están manejando las intervenciones todas de la actual Iglesia y de algunos micrófonos. Pero no está mal que matices con tino.
ResponderEliminarDiscrepo de la opinión expresada e intuyo que el propio autor querría haber sido un poco más fino, un poco más riguroso en su análisis. Reconocerá que su texto está plagado de tópicazos progres que a diario oimos en la Ser y en el País, muy alejados de un punto de vista equilibrado y conforme a la verdad. Lo primero que ha de aceptar un verdadero demócrata es que "el que no piensa como yo", "el otro", tiene derecho a manifestarse pacíficamente y a decir públicamente lo que quiere, lo que parece bien y mal, etc. Y esto es bueno. No vale decir: --"Acepto la libertad de reunión y de manifestación pero, si lo que se defiende no me gusta, lo critico ferozmente". Lo segundo es que "inventar un maniqueo", radicalizar al contrario, exagerar su punto de vista y demonizarlo, para así poder rebatir sus supuestas tesis con más facilidad es un viejo truco en retórica, pero no nos ayuda a corregirnos, a ser más sabios o más justos. Lo tercero: por favor, lea un poco. Lea un poco memorias del tardofranquismo, no sólo las famosísimas de Tarancón (sí, el obispo "rojo", aquel al que los Guerrilleros de Cristo gritaban: ---"Tarancón, al paredón") sino las de cualquier socialista inteligente y sincero. Mí tío, miembro del partido socialista, con carné desde el año 1967, destacado "guerrista" en Andalucía, nada católico,---eso sí, persona que lee--- me dijo varias veces que la Transición en España era impensable sin la sacristía. La generación anterior a los Nicolás Redondo y Marcelino Camacho fueron los curas obreros. En Salamanca, en las Facultades de Teología y en la Filosofía y Letras, Rouco era el que enseñaba ---cuando en España nada se sabía de esto--- libertad sindical (porque él sí la conocía al haber estudiado en Alemania). Es precisamente el Vaticano segundo, al insistir como algo esencial en el Cristianismo en la libertad de conciencia y en la necesaria desvinculación entre Iglesia y Estado, la bomba que dinamita el pilar ideológico del franquismo: precisamente porque la Iglesia enseñaba que no pueden soldarse Estado e Iglesia, el nacionalcatolicismo (unión indisoluble entre español y católico) queda roto en su núcleo. Y esto le costó a la jerarquía eclesiástica española, el ser fiel Tarancón al Concilio, el ser criticado y perseguido por los católicos más cerriles e indoctos. Pero, por favor, desde la inteligencia y libertad de quien redactó las líneas que justifican mi respuesta, no se caiga en la misma descalificación gratuita e infundada. Y digo todo esto para rebatir el topicazo de que la Iglesia apoyó el franquismo hasta el final y toda esa basurilla ideológica que, cuando uno escucha, por ejemplo, a Marcelino Camacho o a cualquier otra referencia de la izquierda en los 60 y 70, queda desmentida.
ResponderEliminarUn abrazo, Javier Pascual
Querido anónimo o Javier Pascual:
ResponderEliminar1. ¿Én qué líneas interpreta usted que están los topicazos, podría concretarlos?
2. ¿En qué líneas no dejo claros la tolerancia y el respeto a la opinión de los otros? Precisamente, comienzo haciendo una paráfrasis sobre la creencia en la Verdad Absoluta como la circunstancia menos favorable para llegar a un diálogo de pareceres.
3. No utlice, por lo tanto, silogismos de poco enjundia y reducciones al absurdo, no ayudan en absoluto a su argumentación.
4. Los demócratas tiene el derecho a manifestar sus opiniones sean estas de una índole o de otra. Por eso mismo, si la Iglesia se manifiesta a favor de un tipo de estructura familiar también tenemos los otros el derecho de expresarnos contrarios a esa estructura. Cosa contraria es manifestar una opinión y, ante una postura contraria, sentirse amenazado; actitud de la Iglesia en este caso. Repito, ¿se ha cargado policialmente, se les ha cobrado algún impuesto económico, se les ha negado la posibilidad de reunirse...?
5. En cuanto a demonizar al otro y convertirlo en uno de los elementos de un maniqueísmo estatal (mejor que el adjetivo que usted usa, "maniqueo") son, precisamente, las instituciones religiosas las que hablan de enfermos patológicos, desviaciones en la conducta natural y de jóvenes que incitan al abuso y que disfrutan sufriéndolo.¿Por qué no se ha expulsado al obispo de Tenerife "ipso facto" tras sus declaraciones, y se intenta, por el contrario, utilizar verdaderos tópicos como que se han sacado de contexto sus palabras?
6.Leo.Es una de las pocas cosas que hago diariamente, casi lo único. ¿Usted lee? La interpretación de su tío es una interpretación más, sin la sacristía a lo mejor también se hubiera desarrollado una buena Transición.
7. Es grato ver cómo se derrumba una argumentación. Si usted dice que los seguidores de Tarancón y de su afinidad con el Vaticano II fueron "criticados y perseguidos", está describiendo a la Iglesia como una organización poco demócrata, o nada demócrata.
8.Rouco Varela no me parece un argumento de autoridad para rebatir nada. Búsquese otra "autoritas", porque la bibliografía de Rouco es de bajos vuelos. No digamos sus manifestaciones públicas.¿Qué le parece Santo Tomás de Aquino o San Agustín? Si Francisco de Asís levantara la cabeza. habla de Salamanca, justo donde fray Luis de León fue encarcelado. Éste sí que fue un teólogo de "altos vuelos", pero claro, encarcelado y vilipendiado.
9.Obviamente, la relación Estado-Iglesia durante toda la trayectoria franquista tiene muchas aristas, es cierto, no pretendía hacer un análisis exhaustivo. Ahora bien,no sólo sigo opinando que la Iglesia se mantuvo fiel al franquismo hasta el final, sino que incluso hay sectores de la Iglesia que lo siguen haciendo hasta este mismo mes de enero de 2008. ¿Por qué no me dice nada de la Iglesia en Hispanoamérica y su filiación a los dictadores?
9.Mi abuelo fue compañero de Marcelino Camacho. Cada alcoba cuenta con sus confidentes, sus testigos, sus familiares que vivieron esa época. Y en cuanto a la "basurilla ideológica", creo que se refiere usted a la conciencia que golpea sobre la Iglesia por haberse mantenido bajo los faldones franquistas sin denunciar jamás la progresión de una dictadura que se prolongó durante casi cuatro décadas. Es demasiado tiempo para poder rectificar,jamás lo ha hecho la Iglesia.
10. Un saludo, gracias.