jueves, 31 de enero de 2013

LA tarde me deja al encuentro de Antonio Machado. Hacía bastantes meses que no volvía a la salmodia de sus versos. Hoy, espigando entre algunos poemas, me encuentro con subrayados antiguos que se vuelven nuevos, con palabras escritas en los márgenes que parecían estar burilando una fervorosa lectura. Releo expresiones que, en su momento, formaron parte de la lectura atenta y consciente; por ejemplo, habla el poeta, en "La Noria", de un poeta, metonimia de un corazón maduro cuyos atributos son  "de sombra y ciencia". 

De sombra y ciencia es la condición del ser humano, esto es, la confluencia de las sombras y de la ciencia en el hombre lo hace mortal.  


Por otro lado, leo en "Nuevas Canciones" un poema conocido, pero que hoy se ha sumado a algunas convicciones estéticas y éticas con su nítida voz: 

No es el yo fundamental
eso que busca el poeta,
sino el tú esencial. 


No he podido más que excitarme al leer estos versos después de la reciente lectura de J.R.J.. Escribe A. Machado en "Arte Poética":

[...]
Roto en tu espejo tu mejor idilio,
y vuelto ya de espaldas a la vida,
ha de ser tu oración de la mañana:
¡Oh para ser ahorcado hermoso día!


Cierro el libro con la emoción de la lectura y el regocijo de la memoria. Una memoria henchida de lagunas y de albos recuerdos del que voy siendo. El último poema que leo del poeta es el siguiente:

"Sólo recuerdo la emoción de las cosas,
y se me olvida todo lo demás;
muchas son las lagunas de mi memoria". 





miércoles, 30 de enero de 2013

LA poesía es una revelación evidente, cierta, natural, nisteriosa y plena. Es más viva que cualquier  nervio, más palpable que cualquier textura. Ella es razón luminosa; es el Ser revelado.

***

B-----E--------L---L-----------E------------Z--------------A.

***

C
E
N
T
R

INDUDABLE

***

V
    E
       R
           D
               A
                   D Y E
                             S
                                E
                                   N
                                      C
                                         I
                                           A

martes, 29 de enero de 2013

ESTA mañana, en el paseo matutino con E., terminé de leer Idilios, de J.R.J. Nos habíamos sentado en un parque. E. y uno tras haber paseado un largo rato. E. observaba cómo jugaban algunos niños; yo, requisaba las minucias que un gorrión había abandonado junto a nosotros. Los dos allí, armoniosamente allí. 

*** 

El centro indudable nunca ha existido ni lo hará, todo él es un presagio idílico. 

*** 

El centro indudable es la evidencia de la inexistencia en el mundo. Todo en él es ajeno a lo mortal, a lo finito. Plácida presencia de Armonía y Naturaleza.

lunes, 28 de enero de 2013

ESCRIBIÓ Marcial en un hermoso epigrama: "El librito que lees en público, Fidentino, es mío; pero cuando lo lees mal, empieza a ser tuyo". Ocurre tantas veces la lectura sesgada y de la mayoría de autores, que el epigrama de Marcial estaría en boca de muchos si estuvieran vivos. ¿No es así, Valle?

Porque la transparencia es siempre un  murmullo sinuoso, que se muestra con tanta claridad que ciega y desordena la consciencia. Hay que tener, precisamente en la consciencia, la intuición de su existencia para darle cabida, para dejar que fluya dentro de uno mismo con toda su certeza y profundidad. Dante metaforizó todo este proceso en la Commedia: un pasaje guiado, de círculos, esferas, de silencios, soledades, advertencias de reticencia ante lo que parece y no es, ascenso y descenso, recorrido empedrado, ejercicio espiritual, amor, luz, estación total.    
UN y dos y ...suenan las palabras en la memoria de aquellas clases de solfeo cerca del mar. El profesor nos conminaba a levantar los brazos armoniosamente para que acariciáramos las ondas que emitíamos aún con voz blanca. Un y dos y ...había en ello una reconciliación con la anchura del mundo: parecía quedarse en los límites ternarios de aquellos niños. Un y dos y...volvíamos a aquella satisfacción, una y otra vez, de corrido, casi diseccionando el aire cargado de salitre que todavía pervive oxigenado en la memoria.

*** 

Distingo, de forma natural, los diálogos de las conversaciones. El diálogo lo prefiero enre dos personas, dos solos interlocutores; es la forma que prefiero para fructiferar en la palabra y el pensamiento. La conversación es más confusa, digresiva, casi siempe termina en un sucedáneo de distintos pareceres únicamente mostrados en público pero que casi no provoca reflexión o ahondamiento. 
Con respecto a ls silencios en las conversaciones recuerdo la lectura de Tao Te Ching:

"ser parco en palabras es acorde con la Naturaleza"



La lectura de este libro alumbra la grisácea mañana. Es un libro de estímulos inauditos, que detonan palabras y pensamientos que nunca antes habían desembocado en la mente de uno. Leo, con detenimiento, lo que había subrayado hace unos años. Recuerdo solo algunas frases, ciertas sentencias. Asombro. Unidad:

"por eso con el permanente no-ser
se contempla la esencia escondida (del Tao);
con el permanente ser
se contemplan meros indicios (del Tao)".

Esencia e indicios, la demediada condición del hombre; la lucha permanente de la consciencia.

*** 

J.R.J. da leccion es de filosofía mediante sus versos. Es uno de los poetas que hizo de la palabra poética pensamiento. De la palabra hermanada con la esencia, tan ligada a ella, tan cercana a ella, la estación de un nuevo fundamento. Puede uno leer en Idilios (La Isla de Siltolá, 2013) poemas como este:

¿La pintura?
Tu carne
desnuda.

 -¿La música?
Mi alma
desnuda.-

...la carne como la figuración y representación de lo material; la música, emparentada con el alma, con lo no figurado, con lo que está por debajo de todas las cosas, pero que es fundamento.El ser y el no ser permanente. La lámpara maravillosa. 

domingo, 27 de enero de 2013

HOY, E. me ha comentado que ha estado con A. a la sombra de una encina. ¿Qué hacíais?, le pegunté. Nada, respondió. Dialogábamos. Me ha dicho que le gusta los ojillos menudos de A. y que tiene unas manos redondeadas. Su piel, como la mía, -me ha repetido-, es un jeroglífico de ensueños.    A.   E. ...

*** 

HOY el mundo es un completo Idilio.

*** 
 ¿J.R.J. un aburrido, melancólico? Creo que era un divertidísimo señor con el que me hubiera reído mucho. Lo que sucede es que los que se acercaban a él, -siempre puclro de condescendencias a la impureza-, notaban que el personaje los obviaba.  Era la verdad toda irrenunciable.

*** 

Mudó la tarde de color las cosas 
y todo fue distinto [...]

Escribe J.R.J. Lo he leído esta mañana, cargado de emoción. La mañana transmutó sus tonos mientras la niebla se evadía hacia no se sabe qué certeza. Todo había mudado la color y fue distinto. Yo fui otro, mas fui más yo que nunca antes. Todo mudó: la mañana, la tarde, el color de las cosas que dictan las figuras a los ojos. Era ya sin ojos y sin figura. Sustancia plena. Merodeba en un centro que solo aroma su cuerpo con la verdad y la certeza. era una isla entonces, una isla desierta nimbada de idilios. Allí, siempre.  
 

sábado, 26 de enero de 2013


ESTOY aquí y estoy en la tristeza.
Vengo a ti, tierra, para ser la tierra,
para perder el hombre que me habita
y ser algo en la nada y ser algo en el todo
el aire, el fuego, el canto de la encina.


La calle melodiosa de un jardín de cipreses,
el cielo tan lejano de los pasos en tierra,
las hojas crujideras del silencio nocturno
y el salmo derruido de un profundo lamento
en plena soledad del canto en la semilla.   

viernes, 25 de enero de 2013

SIEMPRE que escucho a Beethoven anhelo que la prosa adquiera la sofocante y virtuosa manera del alemán para dictarle el mundo al otro.

Si Mozart sublima la claridad, Beethoven vertebra la  esencia.


jueves, 24 de enero de 2013

ESCRIBO con solo un dedo mientras sostengo a E. Ella no deja de abrir y golpear el libro de Valéry. Juega, juega con la cinta que sirve para separar las páginas, para dejar marcada la página por la que uno iba leyendo o a la que uno acudió por última vez. Cuánto desearía leer como juega E. 

Abre sin querer el volumen por la selección de textos que tratan sobre la conciencia y leo: "es una operación que tiende a trasladar una respuesta de origen no declarado. Lo que acabo de ser, necesita de lo que fui antes y éste exige lo que voy a ser". Y concluye: "La conciencia es percibir lo posible". 

martes, 22 de enero de 2013

HASTA hace poco tiempo, comenzaba a escribir tan solo en un Trópico. Antes, todo era uno; ahora, uno, todo es plural. No puede ser de otra manera. Un centro que es todos los centros. Quizás antes era también una pluralidad encubierta, diluida por lo que pensaba que era un todo. Y quizás, antes el uno todo era un todo plural. Sea como fuere, el uno y el todo, cosa antiquísima para que el contempla Naturaleza, se va distorsionando y, a la vez, confundiendo en las palabras. 

Siento que todo es una cuestión de desnudez de la cosa en sí. No tocadla más, que así es. No tocadla más, que así está siendo. 

Por todo, la palabra poética es siempre un murmullo de la transparencia, de lo que, en ocasiones, nombramos como claridad, naturalidad. Esa evidencia, porque la claridad es evidente siempre, posee unos ritos de silencio y soledad. Estalla, podríamos decir, en la soledad sonora; es ahí el poeta bóveda que recOge los ecos. 

Así que, cuando hace unos años comenzaba a escribir tomado por la efervescencia de lo literario, creyendo que solo la literatura era la fuerza teleológica que me motivaba a orillar en un cuaderno en blanco, estaba en posesión de fuerzas contrarias, ya que pertenecía y pertenezco a un rito del que soy ajeno, pero que se convoca en la palabra. Era plural y era uno, un uno plural, repleto de contrarios, de ritos, de murmullos, de desnudez, de cantos de la semilla, quizás, dirigidos por las contemplaciones: la consciencia inefable del estar siendo en el centro indudable.    
A POCO que uno va adentrándose en una obra artística, va poseyéndolo la consciencia de su insuficiencia para abarcar la Belleza. Quiero decir que el impedimento para que se produzca la comunión entre las formas y las sensibilidades está en el hombre. La materia artística, ya desgajada de su creador, toma la dimensión a la que no podemos acceder sin más. Por este motivo, el creador ya no se reconoce en ella, nada en ella le pertenece, ni nada de ella refleja algo de lo que fue. Ser algo en nada es pertenecer al todo de la contemplación. 

  

domingo, 20 de enero de 2013

Allí, allí, con lo nunca nombrado 
y quedará sin nombre; 
 [...]

Desde que me regalaron los actos de templanza he comenzado a escribir poemas lentamente. Vienen como del rayo, a fogonazos limpios, imprecisos, pero cerrados. Una página, un arranque, versos sueltos. La templanza en sí, el canto de la semilla. 

sábado, 19 de enero de 2013

"Lo poético sucede únicamente en cada individuo y aquel que no logra hacerse bóveda de lo poético, bóveda interna, acaso jamás comprenderá la salida de la aurora de la razón poética", escribí hace unos años mientras meditaba qué era vivir y qué era la literatura para, finalmente, caer en la cuenta de que eran el haz y el envés de la misma razón.  

***
En la Plaza de Santa Croce, frente a Dante, también leí a solas, el poema de Leopardi Sopra il monumento di Dante che si preparava in Firenze. Es este un poema que siempre me emocionó y al que recurro no en pocas ocasiones. Así, frente a sus creaciones más profundas y perennes, se mantiene este poema tan ceñido a una circunstancia, pero tan abierto y plurisignificativo.

***

Ya ha tomado cuerpo y presencia. Eso me abruma y colapsa todas las reflexiones. Conozco los síntomas de estos días preparatorios y antecesores a la nueva llegada, pero, aun sabiendo de su latigazo, todo vuelve a repetirse. Lo leo, releo, pero no me encuentro. Reviso y apenas reconozco al mortal que fui. Son todo presencias especulares del verbo, sugerencias. Eso sí, aromadas de verdad y sinceridad. 










viernes, 18 de enero de 2013

HOY me han aleccionado sobre el agradecimiento y la educación cuando en realidad yo mismo debiera haber sido el agradecimiento puro. Tenía miedo y una tremenda sensación de insensatez que me dejó sin capacidad de reacción. 

El centro indudable implica una transición en el que el poeta debe poseer plena consciencia. Ver en la oscuridad, intuir lo que no parece nada, ser algo en nada, dejar de ser para ser plenamente. En ese limbo intermedio, incluso los que poseen virtudes se hacen ciegos. Es ahí donde ser es querer ser. He recordado el pasaje del Evangelio:

 «La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está limpio, todo tu cuerpo será luminoso», San mateo, VI, 22.

Así en la literatura. 






jueves, 17 de enero de 2013

NADIE entiende al poeta, nadie. Y, lo más grave, él no sabe explicarse. Se acepta o no se acepta su naturaleza.  Él y todos, claro.
LA verdad siempre es dolor, pero cuando penetra en la consciencia, se hace Armonía.

*** 

NO le vale al poeta con describir el mundo: tiene que volver a hacerlo.

*** 

Naturaleza encierra el tiempo cíclico: renace de continuo. O, eso es lo que parece y todo es trayectoria incesante de lo mismo.

 



Tú te remontas por encima
de las cosas, murmullo eres
de la transparencia.
[...]

miércoles, 16 de enero de 2013

TODA la noche en vela, sin dejar de pensar fuera de mí. Escuchaba la respiración de E. en el silencio que nos arropaba. Era una cadenciosa y lenta manifestación de su ser: respirar, inspirar, donar al mundo, ser el mundo dentro de uno.  Acompasado, trataba de mantener su ritmo, pero los órganos, el cuerpo, delimitan nuestra presencia. 

Al cabo de un tiempo, me levanté de la cama parsimonisamente. Bajé al salón de la casa, encendí la luz y me vi a mí msmo leyendo en el butacón: no había subido a dormir entonces. Allí, ajeno de mí, leía una novela predilecta de Thomas Mann, Doktor Faustus. Mantenía un lápiz en la mano derecha y la mirada, aunque cansada, fija en las letras del voluminoso libro. La escena era de estupor y de maravilla. 

*** 

El escritor cree que su creación se produce ex nihilo. Sin embargo, a poco que la consciencia asoma en su contemplación, percibe que la obra estuvo ahí, en otro espacio que era su propia existencia; en un tiempo que no se vive en el exterior:  es el tiemp del ser. 
Quiero decir que el escritor desnuda lo invisible, despoja de artificios lo evidente que se manifiesta del ser para la estética. La creación es un proceso de desvelamiento continuo, de casi posesión inadvertida e inexplicable. Por este motivo, un libro de poemas contiene pocos o ningún poema verdadero; visto así, la prosa de una novela fuerza de continuo la naturalidad de la creación y se conforma con pocos pasajes puros y abisales.  


martes, 15 de enero de 2013

HACE un tiempo, algunos rehuían de las bitácoras porque suponían una mancha en su carrera de escritor; lo veían como un ejercicio. Hoy, esos mismos, quieren cobrar o recibir donativos por ello.

*** 

Esta tarde, después de leer algunas reseas sobre novelistas contemporáneos, decidi agarrar una novela de Thomas Mann. En efecto, El Doktor Faustus me sigue resultando la obra paradigmática, por sus temas y formas, del novelista alemán. En ella pueden leerse pasajes de este tipo: "Del encuentro de la grandeza de la muerte, añadía, nace una objetividad hasta cierto punto convencional, cuya soberana belleza supera  la del más desenfrenado subjetivismo porque en ella lo exclusivamente personal, el dominio de una tradición llevada a su más alta cumbre, se supera a su vez y, en plena grandeza espiritual, accede a lo mítico y a lo colectivo".

Páginas psteriores, Mann sigue ahondando en la dialéctica de lo subjetivo y de lo objetivo: "lo subjetivo y lo objetivo se entrelazan hasta el punto de no ser posible distinguir uno de otro. Lo subjetivo surge de lo objetivo, adquiere su carácter y viceversa. Lo subjetivo se formaliza en objetividad y vuelve a adquirir espontaneidad, dinamismo, como decimos, por obra del genio".

*** 
 
Reflexión y abismo, silencio, silencio nutricio. Un gran terror ante mis actos y mis palabras.   

 

sábado, 12 de enero de 2013

DORADO, como el sur al levante, se mostraba ayer el océano. Mi memoria no recordaba nada parecido, pero, ¿acaso contiene la memoria lo nuevo? La sensación fue de reconocimiento, no de extrañeza ni de turbación, sino de asunción y renacimiento. Fue la vida intacta ante los ojos y la consciencia.

viernes, 11 de enero de 2013

ESCRIBIR sin haber leído es como cruzar por una cuerda floja sin tener conocimiento del abismo que nos espera, agazapado, si cayésemos al perder el equilibrio. La escritura es una cuestión de equilibrio emocional en que el espíritu y lo sensible se armonizan a cada paso, conjuntamente, para dar en una melodía polifónica. Es así como he ampliado el devenir de este diario a nuevas dimensones expresivas, pues consideraba que se había mustiado en demasía, que se había convertido, -este diario, digo-, en una triste melodía monódica. 

El deseo de crear armónicos con la palabra es en sí una entelequia y una aspiración del verbo. La palabra solo puede armonizar la semántica, que no es poco, y, acaso, crear la sensación fugitiva de sonidos y esperanzas fónicas. Pero bien saben el lector y el escritor que, con el tiempo, las preferencias entre lo sonoro de la palabra y los sentidos de la palabra van determinando el tipo de escritos o de poesía que uno va pergeñando. Aunque es cierto que esta decisión no procura, ni mucho menos, que el poeta sea poeta y que su poesía sea poesía.

En una ocasión dije que el poeta joven comienza a escribir como un niño pequeño que acaba de conocer y descubrir el poderío sonoro de las palabras. Su vocalización todavía pertenece al asombro más que a una identidad, a una personalidad que se ajusta a lo nombrado. De esta manera, el poeta joven prefiere las sonoridades, las huecas piruetas verbales que poco dicen de lo esencial.  E., por ejemplo, me viene enseñando diariamente que el hombre es homo ludens en todos sus aspectos, incluida la poesía. Ella trata de ser poeta también: nombra con balbuceos lo circundante, a veces, con más criterio que los poetas adultos.

Sin embargo, un sueño oculto, un susurro permanente, un murmullo de la transparencia va tomando posición en la consciencia. Se va apoderando de la vida mima. Ese territorio interno es la encarnadura del silencio en uno mismo, la vivencia de la soledad polifónica...la soledad sonora, claro está. Así que, a medida que esta posición estética (que es, en puridad, éticamente pura) el poeta comprende su medida ante lo nombrado. Es ,en ese momento, cuando se produce la crisis absoluta de la consciencia, la crisis que provoca espanto, terror, miedo ante la labr de seguir libando en lo invisible. 

Es, en ese punto, en el que me encuentro cuando escribo estas letras en el Diario, tendiendo en cuenta, eso sí, que el canto debe provenir siempre de la semilla.

jueves, 10 de enero de 2013

HOY he deseado poseer el balbuceo de E. con toda su verdad y su desnudez. La he mirado al escucharla y ella me ha devueto la mirada y una sonrisa. Verdad, pureza, claridad, me digo meditabundo. E. ríe y sueña y observa el mundo, quizás vive much más que uno, patética y temorosa nota al margen. 

miércoles, 9 de enero de 2013

RILKE estuvo por primera vez en Venecia en 1908. Lo hizo en las callejuelas que enredan los sestieri de Dorsoduro y Santa Croce originados desde Zattere al Ponte Lungo. Se hospedó exactamente en el número 1471. Allí está la casa en que Rilke vivió esos días con las hermanas Romanelli, especialmente con Adelmina, Mimí en las cartas del poeta. 
Allí paseé la última vez que estuve en Italia. Durante varias horas recorrí las callejuelas aledañas (en Venecia, el término callejuela es inexacto, como ocurre con todo lo que se nombre de Venecia), tomando café, por unos momentos, leyendo algunos poemas, en otros. 
Aquí, hoy, amparado por el estruendo del rito de silencio que anida en la mañana neblinosa, han venido a la memoria las palabras que le dedicó Rilke a Mimí en una rotunda despedida y cierre de las relaciones sentimenales que se habían proferido. Escribió Rilke:

"no olvide nunca que pertenezco a la soledad; que no he de tener necesidad de nadie; que incluso toda mi fuerza nace de ese desapego. Y le aseguró, Mimí, le suplico, como a todos los que me aman, que amen mi soledad. De no ser así, tendría que esconderme a sus ojos y a sus manos, como un animal salvaje que se esconde de la caza de sus enemigos". 

El escritor pertenece a la soledad. No hay en ello tara mental ni carencia de cariños familiares, como piensan algunos estudiosos: es la naturaleza del hombre que vive el arte, que trasvasa el arte a la vida y la vida al arte. Es una acción plenamente solitaria, que no podría darse de otra manera, pues su naturaleza esencial es esa misma , tanto como la vida ascética, tanto como la meditación, la contemplación y el infinito del cosmos. 


Hoy me he quedado impresionado con un pasaje de la vida de Rilke en Duino. Al comienzo de su estancia en el castillo de Duino, no solo paseaba por el sendero que conduce al acantilado que desemboca en la playa Sistiana, sino que por las tardes dedicaba el tiempo a traducir junto a la princesa María un libro en italiano, aporovechando el conocimiento de la compañera. ¿Qué libro traducían lentamente, soneto a soneto, contraponiendo el soniquete del italiano a la dureza sintáctica del alemán y que fue el libro más cercano al origen de las Elegías? Para mi asombro, Vita Nuova, de Dante.

En el viaje a Trieste teníamos muy claro que debíamos dirigir nuestros pasos a Duino. Allí recorrimos el sendero que realizaba Rilke diariamente y en el que, según cuenta el propio poeta, escuchó, de entre las hendiduras de las rocas, una voz exterior, reveladora, inspiradora, del viento: 

"¿Quién, si yo gritara, me oiría desde los coros de los ángeles?". 

Es así como daba comienzo la revelación de las Elegías, de la primera elegía en concreto. 

En esta composición hay, además, un verso que acaba de alumbrar la mañana y de despojarme de todo en este ocioso día:
 [...]
"Porque lo bello no es otra cosa
que el comienzo de lo terrible". 
 [..]
 
En el comentario que realiza Rilke a la princesa María destaca un término en alemán. Dice Antonio Pau que "eigenmächtig" viene a significar "con fuerza propia", esto es, no sucedió que Rilke creara el comienzo del poema, sino que estaba ya ahí, ya estaba creado: él solo tuvo que revelarlo a los hombres. Esta escena explica, a la perfección, qué entiendo por Cuestión de desnudez y evidencia, pr otro lado, l que llamo la existencia de la estirpe de Orfeo. 

En cualquier caso, Rilke tuvo conocimiento, o en mejor decir, consciencia del lado oculto, misterioso, trascendente del mundo. Lo que en alemán se dice Weltinnenraum, es decir, "el espacio interior del mundo" de donde solo podemos decir los ecos, las sombras, las sugerentes presencias. El propio Rilke afirmó: "nosotros somos las abejas de lo invisble. Libamos desesperadamente la miel de lo invisible para acumularla en la gran colmena de oro de lo visible". Es el murmullo de la transparencia, el rito de silencio que provoca la contemplación interna y profunda de uno mismo. 

martes, 8 de enero de 2013


PABLO d´Ors apunta a una cuestión fundamental para el ejercicio literario, a pesar de que su libro, Biografía del silencio, reflexione sobre la meditación sin más, a saber: "es maravilloso constatar cómo conseguimos grandes cambios en la quietud más absoluta". Es precisamente la indagación del silencio y de la soledad sonora la que confiere a la estancia la sensación de movimiento, el álgebra del movimiento de los astros en uno mismo. No podemos obviar que el universo es un movimiento perpetuo que no notamos en noostros más que cuando ejercitamos la contemplación: que es hacerse paisaje, dejarse uno mismo olvidado. Sólo basta leer a fray Luis de León para caer en la cuenta de la belleza de sus poemas. 
En esa ciscunstancia, el propio Pablo atisba que: "hay más bien una suerte de instalación en un no-lugar. Ese no-lugar es el ahora, el instante es la instancia".

Ocurre con la creación literaria como con la meditación. De pronto, observa uno la existencia voluminosa que se agazapaba dentro de uno mismo. Para edificarla y sacarla a la luz es necesario, en principio, tener consciencia de ello únicamente en el silencio y en la soledad. De esta manera, el escritor tendrá establecido un sendero, que se difumina al instante, en que poder traer el canto a los hombres. Como Orfeo, la experiencia interna, vivida solo por él y jamás comunicable por extenso, será la materia de la vida. Escribe Pablo d´Ors: "La virtud del escritor radica únicamente en estar ahí cuando el libro se escribe, eso es todo". Todo y demasiado, "estar ahí" supone una estación preclara del ser para el escritor. 


Me agradan mucho los pasajes del libro en que se propone un abandono de toda rémora para interpretar abiertamente la realidad: "a la vida no hay que añadirle nada para que sea vida y, todavía más, que todo lo que le añadimos la desvitaliza". Eso es lo que ocurre cuando el poeta vuelca su vida en reuniones y cenáculos, la desvitaliza. Para colmo, luego trata de llevarla a lo poético creyendo que su vida, la añadida circunstancia superfical, es el centro de la poesía. 

Una de las claves del libro, Biografía del silencio, está en esta sentencia: "Mirar algo no lo camba, pero nos cambia a nosotros". La mirada que ausculta la quietud; el ser que se moviliza ante la dimensión inaprensible; la posterior transformación. Hace unos años esciribí, en este diario, que la literatura es la manifestación de la transformación y de la permanencia. Hoy sigo creyéndoo abiertamente.

 Es una confirmación a la que me aferro de un tiempo a esta parte. El arte cohabita con la espritualidad y estas dos dimensiones parecen hermandas por el Amor. El Amor, al mismo tiempo, está transido de Belleza y de Verdad. Así, estos términos y las posteriores consecuencias en la vida de uno, terminan por tornarse en realidades concretas con las que debe trabajar el poeta para trascenderlas. En cualquier caso, estamos ante la cuestión ancestral del yo que, com anuncia Pablo: "Ser lo que uno es ha pasado a convertirse en el máximo desafío".

En esa búsqueda de lo que soy medito, escribo, vivo lo que creo vida, escribo lo que creo literatura, medito lo profundo y necesario siempre alejandome de las tentativas, de los subterfugios que aparentemente son más beneficios. Todo ello en silencio, en soledad, desplegando un yo que me abandona. 

Entendidos estos parámetros como lo que afirma d´Ors: "no se trata de egoísmo o de indiferencia, sino de simple responsabilidad. Hay que responder de lo propio. En el tribunal de nuestra consciencia, tenemos que dar cuenta de lo que hemos recibido. De lo que vamos a dejar en el mundo antes de morir y abandonarlo".

lunes, 7 de enero de 2013

Entre las zonas de los columbarios y la Casa de Mitreo, en Mérida, hay un paseo de tierra, colmado de pinos y cipreses, que contiene unas tablillas con textos de Séneca, Cicerón y Epicuro. Fue un paseo breve, pero de inmensa belleza el hecho de arrimarnos a esos letrerillos con letras menudas que contenían las verdades de los autores antiguos. Destacaban las palabras de Séneca que, allí, encimando la tiera fría, en medio de un monte y de la piedra romana, parecía adquirir un halo de verdad más nítido que nunca. La vida, el tiempo, las ilusiorias manifestaciones de la verdad, la conjugación de lo pasado, lo venido y lo que está por llegar como el murmullo de la transparencia y la consciencia de ser algo en nada.   
 
***

El mundo no es un impedimento para la literatura, el único impedimento es el hombre.

domingo, 6 de enero de 2013

EL frío en Mérida no nos hizo retroceder en nuestras pretensiones a pesar de que E., arropada hasta los ojos, me mirara en busca de alguna explicación a la dureza del paseo. Ya he dicho que E. ha venido a confirmar demasiadas cosas, la primera, la vocación literaria, si es que así puede llamarse a este impulso o arranque irrevocable de escribir. Vocación puramente interna que, sobre todo, brota al contacto con otros textos literarios, pero que, con el tiempo, se ha desplegado en las manifestaciones que a consciencia se observa en la realidad sensible. Es eso que llamo las contemplaciones, lo que personal e individualmente concibo como las contemplaciones.

E. ha venido a ensanchar los senderos de esas manifestaciones que se ofrecen a los ojos. Sus pies en la calzada romana, sus manos diminutas tocando el mármol que M.C. le acercaba como si estuviera trayendo la piedra filosofal, los ojos de E. clavados en la escena del teatro y las dimensiones de la tragedia antigua y las teselas que ofrecían una disposición aritmética que llamamos, por convención, figuras y mitos. La ignorancia aparente de E. ante las teselas, que ofrecían una imagen figurativa, es la misma que poseo yo cuando observo la noche y los astros. Teselas de mármol en la tierra, teselas de luz en el cielo. 

El que vea en un hijo un problema para seguir leyendo y escribiendo es que no estaba situado en la directriz de lo verdadero que surge desde dentro. Esa directirz es inexpugnable a cualquier circunstancia, es más, se hace fuerte y más honda cuando se encuentra achicada y asediada por el tiempo mundano. Un hijo no viene sino a confirmar la búsqueda del sentido de lo que somos. Es vida de vida, una acción que aúna lo material y lo espiritual en el hombre, entre dos hombres y que desarrolla quizás lo que nos ha vnculado desde nuestro origen: el amor. 

A partir de estos días, lo que parece en la realidad rémora para poder escribir, debo convertirlo en materia literaria. Lo que parezca un impedimento, será palanca estética, lo que remede a un lastre será brío y resurgimiento. la realidad sucede fuera de nosostros y el individuo debe hacerla llegar a su espíritu a través del alambique de la consciencia, por ese motivo todo es filtro y renuncia, excepto lo que si dejamos fuera de nosostros, lo literario, nos hiciera estallar y desaparecer,es decir, nos hiciera deja de ser. 

sábado, 5 de enero de 2013

 PUEDE el escritor atisbar cuál es la naturaleza indudable de la sustancia artística, pero existe un ir más allá que conduce al interior nunca explorado de uno mismo, allí donde se resguardan las incógnitas del hombre. La pregunta esencial y que decide la dimensión de la obra del escritor, -y del artista verdadero en general-,: ¿cuál  es la naturaleza del centro indudable?



viernes, 4 de enero de 2013

miércoles, 2 de enero de 2013

Poseído por las dudas y por las incetidumbres de las preguntas axiales, ¿quién soy y qué me sustancia?

*** 

¿Qué fue antes del Big Bang?