domingo, 13 de enero de 2008

CENOTAFIOS

Pepín Bello, el bartleby de la Generación del 27, según Vila-Matas, ha muerto a los ciento tres años. Larga la vida de testigo único del mayor enjambre de genios que se ha dado en nuestro país después de la eclosión barroca. Pepín, bello fue tu designio y mayor tu gozo. Te seguiremos envidiando, por siempre.

Asimismo, debe estar Pepín conversando con Ángel González en la eternidad. Ángel González, poeta de la sangre y la morcilla, de la ironía y la palabra sobre palabra. Tu otoño acabó en otras luces. No volverás más a ras de este áspero mundo, aunque tu poesía te ha hecho eterno de antemano, como si la eternidad tuviera sus gastos e impuestos; donar la vida en vida, hacer de la palabra un tratado de urbanismo.


"Yo sé que existo
porque tú me imaginas.
Soy alto porque tú me crees
alto, y limpio porque tú me miras
con buenos ojos,
con mirada limpia.
Tu pensamiento me hace
inteligente, y en tu sencilla
ternura, yo soy también sencillo
y bondadoso.
Pero si tú me olvidas
quedaré muerto sin que nadie
lo sepa. Verán viva
mi carne, pero será otro hombre
-oscuro, torpe, malo- el que la habita...

("Muerte en el olvido", ÁSPERO MUNDO)

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