Asimismo, debe estar Pepín conversando con Ángel González en la eternidad. Ángel González, poeta de la sangre y la morcilla, de la ironía y la palabra sobre palabra. Tu otoño acabó en otras luces. No volverás más a ras de este áspero mundo, aunque tu poesía te ha hecho eterno de antemano, como si la eternidad tuviera sus gastos e impuestos; donar la vida en vida, hacer de la palabra un tratado de urbanismo.
"Yo sé que existo
porque tú me imaginas.
Soy alto porque tú me creesalto, y limpio porque tú me miras
con buenos ojos,
con mirada limpia.
Tu pensamiento me hace
inteligente, y en tu sencilla
ternura, yo soy también sencillo
y bondadoso.
Pero si tú me olvidas
quedaré muerto sin que nadie
lo sepa. Verán viva
mi carne, pero será otro hombre
-oscuro, torpe, malo- el que la habita...
("Muerte en el olvido", ÁSPERO MUNDO)
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