Con los libros, la lectura, la vida. Siempre ha sido uno el otro que se transparenta a cada palabra. Desde el púlpito de la bondad trato de estar sin ser por entero para nadie; solo entrega, solícita compañía. No sostengo la malevolencia de nadie en la balanza del tiempo. Ser.
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<<Vivir es ser otro>>, decía Pessoa en el "Libro del desasosiego", una otredad laminada por una constante, una secuencia invisible pero tácita. Así, podría afirmar uno que las cosas no valen más que su interpretación para el gentío. Por eso mismo, vivir así es no pensar.
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Cuando contemplas al otro, tu ego no perdura; cuando asistes al vivir como afluente y paso, el otro es acontecimiento. La vanidad y el egotismo palpitan a cada paso y son feroces para los que les dan rienda suelta, pues los reducen al deseo de ser otros, no de contemplar al otro.
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Todo empieza su concierto cuando dejas de ser tu propio límite.
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<<Solo hay una forma: no consagrar a vida a lo pasajero, sino a lo que no muere y no puede morir, al espíritu que vive en el hombre>>, escribe Tólstoi en "El camino de la vida". Leer estas páginas conducen a una transformación y a una permanencia luminosas.
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