miércoles, 14 de noviembre de 2012

HOY, al leer el correo de P.D. y los fragmentos iniciales de Biografía del silencio, he recuperado un fragmento de Simone Weil. Lo he realizado ya que esta autora encabeza y principia el libro de P. Al transcribirlo, me ha parecido estar caligrafiando un mensaje cifrado, un mensaje que encierra una clave vital que he intentado descifrar una y mil veces. Este fragmento, como repito, lo he caligrafiado de distintas formas y en distintos cuadernos, siempre escuchando música y apoderándome de un ritmo nonato hasta el momento. Hoy llega al Trópico por vez primera, pero pareciera que siempre ha estado escrito debajo de la piel, en el alma misma.

"La armonía es la unidad de los contrarios; los contrarios son ese ser que constituye el centro del mundo y ese otro que es un fragmentito dentro de la totalidad del mundo. Sólo puede haber unidad cuando el pensamiento emprende con todo cuanto abarca una operación similar a la que permite percibir el espacio rebajando a su verdadero rango las ilusiones de la perspectiva. Hay que reconocer que el centro del mundo no es algo que esté dentro del mundo, el centro del mundo está fuera del mundo, y nadie aquí abajo tiene derecho ha decir yo" [...].