martes, 18 de octubre de 2016

La alacena perdida de Muñoz Rojas

AYER viajé a Córdoba. Tuve que coger el tren muy temprano y sabía que necesitaba un libro de sosiego y de calma para que la mañana fuera discurriendo con pausa y temple. Por este motivo, agarré el libro La Alacena olvidada con la obra completa en verso de José Antonio Muñoz Rojas.
Repasé, espigando por aquí y acullá, los primeros libros. Primorosos en imágenes y en diversidad de ritmos, ya anticipaban al poeta verdadero que hacinaba las palabras como abeja que liba en su vida las flores. Releía hasta que me quedé un buen rato leyendo, con mucho detenimiento, Oscuridad adentro (1950-1980). Indica la editora del volumen, Clara Martínez Mesa, que el autor no publicó min un solo libro durante ese periodo, es decir, treinta años, pero que estuvo sin dejar de escribir durante el mismo. 
Percibo que en esos libros hay una íntima relación del poeta con el mundo, una relación de amor nutricio y profundo, que cristaliza en poesía, que se hace forma en poesía diáfana y mineral. Por unos momentos, pensando en la alacena secreta y solitaria, insonora al mundo que ocultaban estos versos, los leí en silencio, susurrante al vagón solitario que me llevaba a Córdoba: 

[...]
"Tu oficio, poeta, es contemplar
que todo se te escriba dentro; luego
quizá leer allí mismo, quizás decir a los otros
lo que allí mismo, escrito, lees".