UN DÍA empecé a leer seriamente, dice Pessoa, cuando me cansé de entregarme a mí. Lo escribía Pessoa en sus Diarios (Gadir, 2008). En estas páginas hay pasajes deslumbrantes, tanto o más que los que me conmocionaron en Libro del desasosiego. En el diario, a demás de eventualidades, Pessoa entra en ocasiones en pequeñas trifulcas de pensamiento que deja tan solo anotadas, sugeridas, como el escultor que deja la obra a media terminar. A partir de ellas la plurisignificación comienza a operar.
Decía que, en estas páginas, he hallado frases cristalinas, a saber: "Soy un poeta impulsado por la filosofía, no un filósofo con cualidades poéticas". A continuación, redondea la frase: "Me fascinaba observar la belleza de las cosas y dibujar lo imperceptible, lo minúsculo, que define el alma poética del universo".
Palabras muy cercanas a las de Antonio Machado:
El alma del poeta
se orienta hacia el misterio.
Sólo el poeta puede
mirar lo que está lejos
dentro del alma, en turbio
y mago sol envuelto.
Quizás la misma sustancia que podemos leer en el poema de Hölderlin "El ser del espíritu":
"No se oculta a los hombres el ser del Espíritu".
[...]
Como afirmaba Rimbaud en el poema L´Eternité:
"Ha sido encontrada.
¿Qué?- La Eternidad.
Es el mar ido
con el sol".