RELEYENDO algunas páginas de Nuccio Ordine en Clásicos para la vida sigo escribiendo notas en el cuaderno que me reglaó E. Ella se queda mirándome cuando escribo, cuando comienzo a escribir justo después de leer; o justo cuando entiendo que una idea expresada puede convertirse en un semillero de ideas posteriores o justo cuando leo un pasaje que hace levantar el rictus de asombro. En esos momentos abro bien el cuaderno negro, agarro el bolígrafo azul y comienzo a escribir:
"Una escuela que mira al mercado se convierte en mercado"
"Sacrificar a una meta el valor intrínseco de la experiencia misma de la aventura del conocimiento significa empobrecer nuestro trayecto".
"[...] el saber es el fruto de una fatigosa conquista y de un esfuerzo individual que nadie puede realizar en nuestro lugar".
Pasadas unas páginas, en que no subrayo, ni escribo a lápiz ni actúo de forma alguna recupera Ordine las ideas que Nietzsche dejó en el prólogo de Aurora acerca del arte de leer bien, la Filología y la lectura lenta de los grandes temas. Con el alemán escribimos pensamos que renunciar a la lentitud, a la excavación lenta de la sabiduría horada la búsqueda de la propia libertad.
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