martes, 4 de febrero de 2014

PASÉ la noche sin dormir y la aproveché para escudriñar la noche misma, los entresijos de la duermevela. Al principio caí en un laberinto ensoñado, de luces y rincones sombríos; con el tiempo, el tiempo en la noche es transfiguración, una luminosa consciencia se hizo llama y encuentro. desde ese punto, ningún recuerdo en la memoria fue posible en la memoria.

Dice un señor que él es "escritor" y que lo propio de un escritor es expresarse en todos los géneros literarios. Entiendo, después de su afirmación, que él se considere un "escritor", ningún escritor deja de ser un escribidor cuando así se considera. En este galimatías que escribo tengo por seguro que el que se siente escritor está ensanchando las dimensiones de su yo, de su ego, de la vanidad y que el escritor puro siempre se siente lector, que es la condición del tú, esto es, de la otredad y de lo cambiante. 

El señor que se siente escritor pasa a sentirse gran escritor y acumular, en las faldas de su egolatría, todos los elogios y también todas las miserias. Por otro lado, el lector y la condición de lector siempre implica un estar siendo, una poliédrica estación del ser.