miércoles, 21 de noviembre de 2007

BREVES, LAS FORMAS

CONCLUIDA la lectura de Respiración Artificial (y aún hipnotizado por la versatilidad narrativa, la introspección metaliterarira y las bifurcaciones que conducen a la crítica y a la ficción de orden policial), tuve la curiosidad de leer Formas breves, que dormía en los estantes. Deslumbrante. Mejorada condensación de la idea literaria de Ricardo Piglia. La impresión es parecida a estar en un quirófano donde el paciente es la propia literatura. No merece el libro que se subraye alguna parte, son un todo orgánico. Sin embargo, las cumbres de este accidente literario es Notas sobre Macedonio en un diario y Nuevas tesis sobre el cuento. He aprendido que la literatura iguala lo que existe con lo que se anuncia y todavía no es. Con las pinzas extraigo lo siguiente.
"El arte de narrar se funda en la lectura equivocada de los signos. Como las artes adivinatorias, la narración descubre un mundo olvidado en unas huellas que encierran el secreto del porvenir.
El arte de narrar es el arte de la percepción errada y de la distorsión. El relato avanza siguiendo un plan férreo e incomprensible y recién al final surge en el horizonte la visión de una realidad desconocida: el final hace ver un sentido secreto que estaba cifrado y como ausente en la sucesión clara de los hechos".
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"El arte de narrar es un arte de la duplicación; es el arte de presentir lo inesperado; de saber esperar lo que viene, nítido, invisible, como la silueta de una mariposa contra la tela vacía".


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