HAY AUTORES que cada vez que publican un libro nos regalan una golosina, una exquisitez que se siente perdurable a pesar de su inmediatez. Esto mismo le ocurre a Eugenio Trías con su último libro, El Canto de las sirenas (Galaxia/Gutenberg, 2008). Es este un libro que aborda la difícil tarea de enlazar filosofía y música, de interpretar la sensibilidad musical a través de los parámetros filosóficos. Todo ello a través de una prosa cautivadora y limpia, de exacta sintaxis y léxico preciso.
El subtítulo del volumen, Argumentos musicales, viene a enlazarse con el planteamiento de los ensayos que lo compone. En una suerte de acercamiento histórico, Trías se remonta a la figura capital de Monteverdi, pasa por Bach, Haydn, Mozart, Beethoven o Wagner y termina con Boulez, Stockhausen y Xenakis.
Una cita de Platón, Libo X, República, sirve de umbral en que situar las pretensiones a las que el filósofo catalán quiere llevarnos, un recorrido que pretende conducirnos, con sus palabras, “hasta un lógos musical de naturaleza simbólica, ya que el símbolo es, en música, la meditación entre el sonido, la emoción y el sentido. La música no es sólo semiología de los afectos (Nietzsche), también es inteligencia y pensamiento musical, con pretensión de conocimiento. Pero esa gnosis emotiva y sensorial no es comparable con otras formas de comprensión de nosotros mismos y del mundo”.
Cierra el ensayo una "Coda filosófica" en la que Eugenio Trías procura un acercamiento a la música desde la filosofía platónica y, en última instancia, desde lo que el llama “la ciencia del límite”.
Siempre que leo algo relacionado con la música recuerdo las magníficas páginas de Theodor W. Adorno y de Thomas Mann. Sin embargo, fue Gerard Vilar, profesor de Estética y teoría de las Artes en Barcelona, quien puso en órbita la sentencia más nítida que jamás se haya podido escribir acerca de la música y la filosofía: “Si hay un objeto con el que la filosofía se ha dado persistentemente de bruces en una humillante demostración de impotencia, ése es la música. Si hay un área de la filosofía cuyo balance hasta hoy se salda con el más estrepitoso y completo fracaso, es la filosofía de la música”.
Creo que El canto de las sirenas viene ocupar un lugar relevante dentro de esos escasos estudios y de ese panorama decaído. Quien quiera comenzar una odisea interior, un viaje a la Ítaca interna, que se amarre al mástil de este libro y escuche música, el canto de las sirenas del enigma indescifrable.
El subtítulo del volumen, Argumentos musicales, viene a enlazarse con el planteamiento de los ensayos que lo compone. En una suerte de acercamiento histórico, Trías se remonta a la figura capital de Monteverdi, pasa por Bach, Haydn, Mozart, Beethoven o Wagner y termina con Boulez, Stockhausen y Xenakis.
Una cita de Platón, Libo X, República, sirve de umbral en que situar las pretensiones a las que el filósofo catalán quiere llevarnos, un recorrido que pretende conducirnos, con sus palabras, “hasta un lógos musical de naturaleza simbólica, ya que el símbolo es, en música, la meditación entre el sonido, la emoción y el sentido. La música no es sólo semiología de los afectos (Nietzsche), también es inteligencia y pensamiento musical, con pretensión de conocimiento. Pero esa gnosis emotiva y sensorial no es comparable con otras formas de comprensión de nosotros mismos y del mundo”.
Cierra el ensayo una "Coda filosófica" en la que Eugenio Trías procura un acercamiento a la música desde la filosofía platónica y, en última instancia, desde lo que el llama “la ciencia del límite”.
Siempre que leo algo relacionado con la música recuerdo las magníficas páginas de Theodor W. Adorno y de Thomas Mann. Sin embargo, fue Gerard Vilar, profesor de Estética y teoría de las Artes en Barcelona, quien puso en órbita la sentencia más nítida que jamás se haya podido escribir acerca de la música y la filosofía: “Si hay un objeto con el que la filosofía se ha dado persistentemente de bruces en una humillante demostración de impotencia, ése es la música. Si hay un área de la filosofía cuyo balance hasta hoy se salda con el más estrepitoso y completo fracaso, es la filosofía de la música”.
Creo que El canto de las sirenas viene ocupar un lugar relevante dentro de esos escasos estudios y de ese panorama decaído. Quien quiera comenzar una odisea interior, un viaje a la Ítaca interna, que se amarre al mástil de este libro y escuche música, el canto de las sirenas del enigma indescifrable.
Me llego un email hace poco de mi hermana recomendandome este blog. He leido algunas de las entradas que has publicado. Me han gustado mucho el de Los tres últimos días de Fernando Pessoa y Demonios personales. Tambien esos versos de Alberti que con tan poco pone a cada uno en su sitio. A partir de hoy bicheare de vez en cuando este refugio tuyo que da tanto que pensar.
ResponderEliminarSiento las faltas de ortografia pero es que mi teclado es ingles.
Elena
Hola, Elena,¡estás perdonada por las faltas de ortografía y por tu teclado inglés! Bienvenida a este trópico que intenta arrojar a sus lectores el calor caribeño de las lecturas. Un saludo a tu hermana también. Por cierto, ¿quién es tu hermana?
ResponderEliminarhttp://tropicodelamancha.blogspot.com
Hola! Mi hermana es Rocio de Castro que tambien es asidua a tu blog. Ahora tengo poco tiempo pero volvere al tropico pronto.
ResponderEliminarUn saludo
Enterado quedo, aunque ya tu hermana se encargó de avisarme. Gracias de nuevo, dublinesa.
ResponderEliminarSaludos.
He recalado por aquí por casualidad. Me ha alegrado mucho saber que compartís mi interés por asuntos de filosofía de la música. Por eso os dejo un afectuoso saludo.
ResponderEliminarQué te digo que no hayamos hablado ya en nuestra sala común. Genial el estudio de Trías sobre esta relación que siempre ha quedado en los márgenes de la filosofía. Después de este adelanto (y con lo pesadita que estoy con Nietzsche), no voy a tener más remedio que leerme el libro. Un saludo, Pilar-
ResponderEliminarTu blog espectacular, continua asi, te invito a visitar el mio.
ResponderEliminarhttp://sietesirenasvasaquererpecar.blogspot.com