domingo, 23 de diciembre de 2012

"LA verdadera vida está detrás de lo que nosotros llamamos vida. No viajar, no leer, no hablar...: todo eso es casi siempre mejor que su contrario para el descubrimiento de la luz y de la paz", escribe d´Ors en Biografía del silencio.

En efecto, las especualares acciones con las que tratamos de colmarnos, son vivacidades, no la vida misma. Ser algo en nada es precisamente la consciencia absoluta de esa encrucijada. Es un estado que conviene en que las acciones con que tratamos de desarrollar nuestra vida son nada, que las acciones que no se acerquen al origen que edifica el interior del individuo son nada. Y todos, absolutamente todos, somos algo en nada, pues como mortales modernos nos dejamos arrastrar por las sombras, por la llamarada de lo inmediato. 

Hemos desatendido el ritmo interno del corazón. El ritmo que nos anuncia, dentro de cada uno, una armonización superior, que habita en todas las dimensiones de la realidad a la que podemos llegar con nuestro raciocinio lábil y soberbio. La poesía actual es testimonio de este alejamiento: una poesía desvaída, sin música...más cerca del derrumbe que de la edificación del espíritu.