En educación, "el conocimiento de..." plantea un itinerario en el que el docente existe como guía y línea maestra. La experiencia cultural de ese docente debe seguir erigiéndose como una suerte de fuego oculto que debe transmitir al pupilo. Y, para eso, hay que seguir leyendo.
La "paideia" después y al mismo nivel de exigencia. Así, negar la experiencia cultural e intelectual de un individuo es negar a la persona misma y reducir su impronta a una lista de recursos metodológicos sin más ni más. Hay que vivir y ser lo que se enseña, sea cual sea el paño.
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