jueves, 31 de mayo de 2012

HOY observo a E. con detenimiento. Imagino que su mirada se vuelca, por vez primera, sobre los objetos y los rostros que la rodean. A pesar de que no pueda, aún, perfilar las figuras en sus retinas, pienso en la metáfora y en Platón y en la circularidad a la que estamos sometidos por el mundo especular en que vivimos. Entiendo que existen muchas analogías entre la vida que se inicia y la que termina, incluso la que se cree vigorosa y candente por la juventud. Todas las etapas pertenecen al mismo ciclo, al tiempo de las sombras, in ictu culi, como en el cuadro de Brueghel en que las tres edades son sola una y todas las estaciones de lo vivido.  Aunque estas líneas surgieron de la contemplación de E. sobre los objetos y los rostros, pues los mra como si estuviera observando nada y todo, sin entender abiertamente qué reside tras esas figuraciones borrosas que le hablan, recitan o animan. ¿No es esa acaso la vida misma? 

martes, 29 de mayo de 2012

LA corrección me silencia. Ocurre como en el arte de cúchares, cuando llega la última suerte parece que nada ha servido hasta entonces. Leo, releo y no veo brillo ni virtud por ningún lado. Hago el intento de abandonarlo todo y de comunicar que ya nada volverá y que todo es vulgaridad. Durante un tiempo, todas las horas, los días, las semanas parecen haber estado destinados a algo que no me correspondía, por mi empecinado que haya sido. Nunca la otredad se encarna tan vivamente. 

***  
 
E. anuncia una sinfonía en su llanto. La acurruco mientras suena Wagner y ella acerca su cara a la mía. Cada vez que los metales aparecen en la partitura la impulso cadenciosamente y ella deja que mis manos la hagan bailar, con disimulo, en el aire,  para que su cuerpo de luz invada el espacio de la mañana.  

lunes, 28 de mayo de 2012

LOS momentos de mayor impotencia y desacierto. Reviso textos y los releo tratando de encontrar en ellos lo que esconden. Relumbrarlos con lo que no conseguí. Tarea imposible. Insuficiencia. Dudas profundas con la existencia. Por supuesto, deseo de haber silenciado y de no haber escrito jamás. Desasosiego renovado. Desafino en la noche con la música insomne del aulós.

domingo, 27 de mayo de 2012

LA realidad que nombra la poesía no puede ser eventual, aleatoria o pasajera. Hölderlin afirma que la poesía no se limita a nombrar los objetos cotidianos con el fin de convertirlos en algo más de lo que nunca serán, la poesía nombra al mundo mismo. 
Ya escribí, hace unos días, unas líneas en las que intentaba encontrar una razón para comprender que la realidad, en sí misma, no es nada, y que toda la carga conceptual reside en la palabras con las que se nombra. Así, puede escribirse un poema épico sobre el fútbol, pero jamás el fútbol contendrá lo épico en sí mismo ni lo transmitirá al resto de lectores. Puede escribirse un poema elegíaco sobre lavadoras y detergentes, pero jamás los detergentes ni las lavadoras serán trascendentales ni necesarios para encontrar lo ancestral, si es que alguna vez lo advertimos; antes al contrario, pasados los años, lo que fue un deslumbramiento para muchos, será una risotada para tantos otros. ¿Qué nos resultan, ahora, los poemas a los trenes, a las máquinas de escribir, a los primeros inventos? Meros juegos retóricos en los que el poeta deja ver su destreza, nada más.  

La propia tradición milenaria es el mejor ejemplo para cerciorarnos de la permanencia de los objetos nombrados y es que creo, con convicción y con los griegos, que en lo nombrado, en el objeto, reside parte de lo que se nombra. Con estos presupuestos, considero que el poeta debe realizar, antes que nada, una selección y un filtro de los temas que pretende acordar y armonizar en su voz, pues en ello, se va buena parte de la suerte última de lo poético. Lo poético posee parte de la materia que desconocemos y que permanecerá velada a los ojos para siempre. La poesía, como un misterio, debe referirse a realidades intuidas, de la que albergamos la consciencia iniciática de su infinitud. Como Leopardi, debemos asombrarnos de nuestra incapacidad para entender lo infinito y tenemos que reaccionar con acciones y palabras en la poético. las acciones y las palabras son la soledad y el silencio. Hoy, siglos después, los poemas que siguen persistiendo con su influencia son aquellos que anidan en los temas de lo humano, no en lo cotidiano que cada etapa el hombre ha vivido. 
   
Por tanto, si hay un verbo que testimonia la ejecución de la poesía es "fundar". La poesía es fundación de lo nuevo y permanente. Por este motivo se produce lo que Pound llamaba el voltaje, que no es más que la asistencia al nacimiento de una nueva realidad que acaba de ser nombrada para siempre. Para los griegos aletheía. Ese fenómeno del espíritu provoca una perplejidad en el poeta y en el lector avisado; provoca una comunión en lo que son; es la manera de comunicar a la especie lo que somos, no con un producto frugal, sino con un fruto perenne.  No es casual que, en su étimo, "fundar" contenga reminiscencias semánticas del mundo agrícolas relacionadas con la tierra, con el lugar en que uno se asienta. Así la poesía crea el fundamento de lo poético en cada voz que se atreve condescendiente a nombrar lo hondo (derivado de fundus) para siempre. Son versos prístinos para los que lo leen y los escriben, no meros sucedáneos de realidades efímeras e innecesarias para encontrar la consolación de la vida en la palabra.     

sábado, 26 de mayo de 2012

CITATI nos advierte de una cuestión fundamental para comprender los poemas de Leopardi. La tesis del estudioso italiano puede uno advertirla a poco que lea Zibaldone, pues la reflexión sobre el infinito y la capacidad de aprehender del hombre ese infinito es un continuo en las páginas del libro de marras. Leopardi escribió en Zibaldone: "La mente humana no puede aprehender el infinito". Ante esta propuesta del escritor italiano, Citati admite que "el intento de Leopardi era un envite desesperado, el ensayo de pensar algo que en rigor es impensable". Recuerda con emoción un pensamiento de Pascal: "le silence éternel de ces espaces infinis m´effraye". Y con ese silencio y ese espanto leo a Baudelaire y a Leopardi. 

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BELLEZA y espanto es la poesía de Baudelaire. He encontrado en Les phares el sustento necesario para articular una sección del libro de poemas en que trabajo. Sucedió como en un paseo en que, de pronto, uno intuye que, aunque haya paseado tantas veces por un mismo lugar, esa tarde existe una inclinación de la luz prodigiosa, que emite un símbolo único, que penetra por de dentro y reafirma. 
Después de anotar lo necesario del poema y de leerlo con detenimiento, me dispongo a releer el poema titulado "Élévation". El comienzo del mismo comparte la cosmovisión con los versos de Don de la ebriedad, de Claudio Rodríguez; escribe el poeta francés: "por encima de estanques, por encima de valles [...]. De principio, la materia poética escapa a los parámetros sensitivos y se incardina en otra realidad apenas intuida, pero deseada y necesaria para poder completar el entendimiento de lo más cercano. 
Es lo que le sucede a Leopardi en "El Infinito". Situado en un cerro identificable, cerca de unos árboles, en un cerro perfectamente visible, comienza un naufragio gozoso con el pensamiento. Estamos ante una indagación vertical, en soledad, ante una exploración de las profundidades del alma.  
Baudelaire dirá "surcar alegremente la inmensidad profunda"; Leopardi "naufraga" y ello le es dulce. Estamos ante la duda gozosa, ante la turbación dulcificada que se sabe impotente. 
Sin duda, la lectura ofrece una serie de paralelismos que sorprende a poco que uno estudia y relee con parsimonia. ¿Qué ocurre al final de poema de Baudelaire si no una conclusión muy cercana a la que ofrece Leopardi? El poeta francés desea entender sin esfuerzo "la lengua de la flores y de las cosas mudas"; justo lo que Leopardi percibe en el ramaje que susurra al contacto con el viento: "sobrehumanos silencios, hondísimas quietudes".         


viernes, 25 de mayo de 2012

ME resisto, pues creo que todo es un movimiento perpetuo, que todo es transmutación de la materia en esencia y de la esencia en materia. Realidad y esencia, ¿no son el haz y el envés de un mismo fenómeno? Rafael Sanzio nos dejó una lección en la pintura titulada La scuola di Atene: hay está todo cifrado; en ella estamos figurados, en los dos personajes que sostienen el Timeo y Ética a Nicómaco. Es la necesaria complementación entre Física y Metafísica lo que tratamos. No hay una realidad primera y luego otra, en una coordenada espacio-temporal, sino una vivificación de la esencia al unísono, concertada: el poético conocimiento inteligible.         

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HOY nos visitan M.J. e I. Nuestros amigos confirman en sus rostros nuestro embelesamiento. Junto a ellos hemos crecido sentimentalmente y con E. parece que los cuatro hemos alcanzado otra faceta de una palabra inmensa y necesaria: amistad. 
Hablo con I. de literatura. Él es escritor; ha escrito ya, si no me ha guardado ningún dato, seis novelas, todas inéditas. En estos meses se encuentra en plena redacción de la última creación, de la que no me adelanta nada, por supuesto. Dialogamos sobre la falsedad de los literatos y me comenta que todo le parece una pantomima en la que los escritores son títeres y personajes de la comedia del arte. Lo admiro en muchos aspectos, sobre todo en su empecinado sentido recto del compromiso literario: escribe sin más ni más, pues I. no pertenece a grupúsculo alguno que elogie lo que hace a poco que lo muestre. Su obra es convicción propia, nada más y nada menos. Con I. puedo dialogar sobre literatura con placidez. Me comenta sus lecturas, habla de Nietzsche apasionadamente y me alecciona sobre fotografía y Shopenhauer. A veces, dialogar es una fecundidad inmensa y perpetua.

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OS imagino juntos en el centro indudable.          

jueves, 24 de mayo de 2012

A usted, señor, me dirijo para mostrarme vuelto hacia la luz y para convocar las paradojas de la carne y de las fuentes. Vengo a morir al borde de la eternidad y me dirijo a quien entiende el cifrado candor de lo invisible, de lo más palpable en lo interno; a quien muestra su espíritu abierto y luminoso, a los que son rayo de canción, belleza envuelta en espanto, locura de azul y sendero en Trieste. A todos, a ti, señor, que escondes los senderos de la ebriedad y emboscas lo que somos en apariencias y especulaciones. Ya sé que habito en el jardín de Orfeo y percibo mi muerte a diario en el tumulto de mi carne; ya sé que contengo una imagen triste e inmisericorde, pero nada de los demás me pertenece excepto su canción, si la canción es la que se torna desde la antigüedad en transformación y permanencia.  
Mas no por ello renuncio a la búsqueda y a la espera: la contemplación de armonía. Si el hombre callara por siempre el sonido de su cuerpo y se escuchara solo a sí mismo, a su bóveda interna, cosmos y cúpula de astros, los llamados poetas morirían de espanto ante su falsedad.  
Yo quiero contemplar para ver; quiero las dimensiones de la tierra en mi lengua y los minerales y las encinas brotando de mis brazos. Quiero ser en todo y estar en todo: ser elemental por un instante, como un río de oro caudaloso, como un volcán perenne en erupción. Para mí el verso de Dante: " [...] io che pur da ma natura/ trasmutabile son per tutte guise!, y transmutado en todo ser naturaleza expandida para destilar en mi palabra un testimonio más allá de mis días y mis penurias, porque como afirmó Hölderlin, "lo que permanece, lo fundan los poetas". Con el tiempo, el poeta va tomando consciencia de las dimensiones de la noche en la que vive. Así, las luces que se precipitan sobre el firmamento (el único símbolo de luz en lo alto), hacia las cosas, lo donan los poetas verdaderos; por ese motivo son tan evidentes las señales de la existencia de lo poético.


miércoles, 23 de mayo de 2012

EN algunos poemas de El huerto deseado, preguntaba, líricamente, sobre el sonido de las últimas palabras sobre la tierra. Era una reflexión que provenía de la lectura de los Sonetos a Orfeo, de Rilke, y de algunos poemas del poeta de las Elegías del Duino que ahondan en esta indagación. Querían convertirse en una  pulsión  iniciática de un mundo nonato: la búsqueda del centro indudable que comenzaba a brotar. 
Hoy, al contemplar por unos minutos a E., mientras escuchábamos en la mañana los sones de Molter, Bach, Vivaldi y Chopin, pude tener un conato de consciencia sobre el estado intuitivo de la realidad artística. E. reflejaba toda la visión especular que incluso el artista más experimentado y redondo puede llegar a poseer al final de sus días. Vida y muerte, círculo y renovación. E. solo intuye: los sonidos le llegan desalmados; las palabras, indescifrables, pero, ¿qué alcanza al fin un poeta?
Por último, ya en la coda final de las Sonatas para piano de Mozart que había seleccionado, mientras el cuerpo de E. descansaba entre mis fatigados brazos, leía con una mano un libro de Stravisnky titulado Poética musical, de él extraigo unas líneas luminosas que no hacen mas que corroborar la intuición de que es en la consciencia cuando sucede el conocimiento y la razón de la palabras: "Deduzco, pues, que los elementos sonoros no constituyen la música sino al organizarse, y que esta organización presupone una acción consciente del hombre".    

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RETOMO la lectura de un libro prodigioso, La luz de la noche, de Pietro Citati. 

martes, 22 de mayo de 2012

AHORA, con E. entre nosotros, he comenzado a revisar algunos textos que mantenía en transformación. Prosas y poemas que habían quedado, durante unas semanas, al desaire de mis ocupaciones. Cuando he vuelto a ellos, he mirado el cuerpo quieto de E., pero, he querido ir más allá y he pensado que E. enjuiciaba, pasados los años, aquellos escritos. Fue, justo en ese instante de consciencia vivida, cuando advertí la minúscula y paupérrima dimensión de lo que uno escribe. Gracias E. en el futuro y en el presente por enseñarme la esencia.  

lunes, 21 de mayo de 2012

E. es una caricia desde dentro, es la plenitud de las horas medianas y una espuma nimbada de proverbios. E. es un iris y una paz, un horizonte recogido en mis ojos sonámbulos por este prodigio que ciega y restituye. E. es la lección mayor de la vida en nuestras vidas, de la vida esencial, indudable, que ahora se conmueve. Los filósofos enseñan que detrás de un hombre o quedan actos o quedan palabras. E. es el acto anhelante, su cuerpo es el testamento de la tierra entre mis manos: actos puros. Emoción. Amor. Poesía. 
   

EINIGE Tagebücher haben
das unvermeidbare
Gewebe des Vergessens,
die unveränderbare,
ohne Schwäche erlebte,
Folge des Todes.

[Unos diarios tienen
la insoslayable
textura del olvido,
la inalterable
secuencia de la muerte
vivida sin desmayo]. 

Traducción de mi querido y admirado Juan Millán. Poema perteneciente a El huerto deseado (Siltolá, 2010). 

domingo, 20 de mayo de 2012

E. me está enseñando a leer de memoria, pues antes anotaba, escribía en los márgenes y comentaba los pasajes con anotaciones. Ahora, al sostenerla, leo con la memoria: exactamente con la fórmula que Platón defiende en Fedro como la suprema forma de conocimiento. En esos momentos me encontraba leyendo a Lucrecio, De rerum natura, el trabajo titulado [Vive con el cuerpo y muere con él]: " Nacer, crecer y envejecer sentimos/ el alma juntamente con el cuerpo:"; el cuerpo y el alma entre mis manos, con la sonrisa, atisbando el mundo en su densidad de infante. E. me está enseñando la fragilidad del mundo y del hombre, la misma que nos pertenece como cuerpo y alma juntamente.  

sábado, 19 de mayo de 2012

EN el sueño de la flauta E. despierta con una cabellera de luz. Sus manos transparentes, la búsqueda del mundo en sus ojos blanquecinos arden en las manos de M.C. Contemplo la escena amparado por una aritmética y una perplejidad; contraído por un fervor que nace desde dentro, desde la esencia y donde uno es la especie misma. Hay una estirpe de luz en los ojos de E. que, al fijarlos en mí, otorgan la claridad nunca advertida de la naturaleza. E. convoca todo lo que nunca he sido.     

viernes, 18 de mayo de 2012

CONOZCO ya la piel del mundo y el olor azul de la nueva vida; la luz ha cambiado sus contornos y la tierra brota ahora  consoladamente. Vida nueva que restituye la paz de los objetos. Tú eres ya el mundo y en ti se suceden los mares; eres presencia exacta de no sé qué misterio maravilloso.  

jueves, 17 de mayo de 2012

martes, 15 de mayo de 2012

LA poesía es, antes y después, condensación de la infinitud. Ella nace sin comunicar nada: se intuye, se prevé en la memoria y por eso Platón defendió el sentido de la vista con tanta vehemencia y por eso dejó al margen al poeta: su estancia es de otra tierra. Es una visión que no comunica: solo es.  El silencio es el contorno de la creación, de lo que va siendo amorfo. Los griegos rodearon esa materia intuida de musas, para que otorguen el orden que quedará fijado por las artes, pero quizás la memoria primordial proviene de ese silencio que envuelve y precede; los poemas puros contienen  la memoria originaria, la que contiene a la humanidad. Un  poema es una memoria del silencio.

 

lunes, 14 de mayo de 2012

NADA más bello que nacer con los acordes de Mozart.

*** 
AYER, por la tarde, leímos los tres a Boecio. Fue recogidos en una solemnidad repleta de diversión. Con la entonación debida, acercaba mi boca al cuerpo de E. mientras ella dejaba señales de su figura en la piel de la madre. El origen, la naturaleza, el bien aquí marcado, el fuego de la tierra, el aire de las aguas...parecía que le estaba hablando de su origen, sí, a ti, E., latente vida y ensueño de sauce. 

***
AL revisar las anotaciones de hace unos días, y mientras suena la Sonata para piano K. 331 de Mozart,  advierto que van quedando las cosas importantes, las que siempre fueron y debieron estar a mi alrededor. Personas, libros, palabras, gestos, música, arte, naturaleza. Toda la simpleza del gran misterio de la vida. Cuánta complejidad en la tierra y cuántas aristas en el aire; qué muda la luz penetrante y qué delirio el decir de las encinas. 
CON todo el candor de la amistad, llegan estas líneas alemanas del compañero Juan Millán como frutos de su inteligencia y de su minúsculo lápiz ikeniano. Toda una confabulación turbadora.   
So fest wie ein in Gedanken gezogener Strich
so erfinden dich meine Erinnerungen:
völlig umgerissen von den Schwindel
von einen verödeten Horizont,
von den Anblick von geronnenen Marschen.
In den Hospiz
eines Jungens ohne Spalten oder Jammern,
hielst du den Ozean fest in seinen Händen
- Gerippe Geäst -,
und versahst ihn mit einer vollkömmlichen
Vortäuschung des Meeres.
 In einen anderen Streifen in seiner Zunge verwandelteste du dich
zwischen seine Zunge
und deine Ufer, deine schwarze Haut,
die ungetrübte Argónida
aus Wort und Geäst bestehend.
 Ein Vogel überfliegt das Firmament.
Die Kiemen eines Gedichtes atmen mich ein.
Tan firme como un trazo imaginario
así te inventan mis recuerdos:
volcada toda en la impostura
de un horizonte paramero,
de un mirar de marismas coaguladas.
En el hospicio
de un niño sin fisuras ni lamentos,
detuviste el océano en sus manos
–ramajes de esqueleto–,
y lo dotaste de absoluto
fingimiento marino.
Otra banda en su lengua te tornaste
entre su lengua
y tus orillas, tu piel negra,
la inalterable argónida
hecha de verbo y de ramajes.
Un ave sobrevuela el firmamento.
Las branquias de un poema me respiran.

domingo, 13 de mayo de 2012

EL escritor debe dudar continuamente de su labor. Debe someterse a un juicio persistente sobre su escritura, sea esta en prosa o en verso. Con la humildad de los antiguos y con la mesura de quien se sabe mortal, escribir  es un método de conocimiento amparado por la palabra misma; y la palabra es la duda constante. Una reflexión sobre qué escribe y cómo escribe es fundamental para que la metamorfosis de ese pensamiento vaya hurgando y horadando en la sustancia que nos mueve. Habrá que darle la forma adecuada, con las palabras excelsas que trastornen nuestra comprensión y que sobrepasen las nimias circunstancias para incardinarse en el tiempo al que pertenecen las obras que dialogan no con los hombres de su tiempo, sino con el hombre mismo y su perenne mortalidad. El deseo de escribir una obra que perdure y que se convierta en un texto en que volvamos a aparecer como presencias y ecos, sin amarres circunstanciales, tan solo nombrando la claridad desde el centro.  






sábado, 12 de mayo de 2012

CON POCAS cosas va quedando uno alrededor, con pocas palabras verdaderas. Me conformo con un verso  excelso o con unas palabras procedentes de la consciencia plena. Me reconforta ver a los pájaros y sentirme querido por la humedad de la tierra. De todo ello van quedando leves marcas, acaso las sílabas prendidas de este trópico y la mirada que se inclina hacia la claridad. Tanta estulticia colindante y tantos vividores de la literatura hacen refulgir tan vivamente lo verdadero.  

*** 

LEER  a Boecio y después a Lucrecio es leer a Platón con otras letras, transformación y permanencia. Encuentro en Boecio un tono que me atrae sobremanera, los poemas del Libro III de La consolación de la filosofía, me sobrecogen. Como remate, leo algunos pasajes de Sobre el fundamento de la música y en sus páginas entiendo a Parménides, a Plotino, a Rilke, a J.R.J y a A.C. : "A  la voz continua le pone la respiración humana un término que, de ninguna manera, es capaz de exceder". Reflexiona Boecio sobre los límites del decir en la respiración y la infinitud del entender en la audición. Sístole y diástole, finito en los infinito, consciencia de lo eterno desde lo mortal, estación fugitiva en el centro inamovible, transformación y permanencia otra vez y siempre. 

***

E. contiene una danza cautiva que alberga nuestros sueños y esperanzas.   

viernes, 11 de mayo de 2012

LA realidad, por sí misma, ni es reveladora ni es trascendental, son las palabras las que la convierte y metamorfosea. Lo importante no reside en ella misma, sino en las palabras y los silencios con que la razonamos. Tan solo posee una esencia la realidad y la palabra, cuando brota verdadera, participa y comunica parte de esa esencia. 
Se equivocan los que afirman que las grandes palabras son vacuas revelaciones y que las realidades sencillas son las necesarias. Las verdades en la poesía ni son grandes ni son pequeñas, solo pertenecen a la claridad o a la oscuridad. En poesía, lo indudable es lo único necesario y el centro indudable no puede ser descrito ni definido, todo él es una sucesión de deseos y misterios que se viven. Vivificar la poesía en la semilla fecunda de lo mortal con la palabra poética, como el fuego robado y transmitido, como la memoria de Orfeo tañida en el bosque, como un tributo al ser de la naturaleza, que es el de nosotros mismos. 

jueves, 10 de mayo de 2012

HOY, palabra fecunda, estación inolvidable, lo vivido y lo que está por vivir, lo sensitivo y lo misterioso, lo bello plenamente y puro en la palabra. Todo el día leyendo a Platón, Boecio y Lucrecio.

martes, 8 de mayo de 2012

RECIBO, con unas palabras desde el cariño, el último libro de poemas de Ángel García López, Posdata, (Visor, 2012). Lo leo, desde el primer verso hasta el último, con la certeza y la luminosidad. Sin duda alguna, sin concesiones. Recibo, de un tiempo a esta parte, sus escritos a mano y cuando llegan lo hacen con una música que extraño verdadera.  La última vez que pude coincidir con él fue en Sanlúcar, para la presentación de un libro que reúne varios artículos, ensayos y semblanzas sobre su obra en el que participé con un artículo titulado “La voz nutricia de Ángel García López”; el volumen se titula La poesía de Ángel García López (Visor, 2011) y lo coordina el profesor y amigo José Jurado Morales.  

He leído cargado de emoción estos versos que pertenecen al poema que abre el volumen. He recordado las horas de lecturas, el encuentro en Cádiz y a Emilia, la canción. Hay un tono elegíaco y desmedido, de plena objetivación del ser. El yo lírico se sabe otro, otredad de sí mismo.



“Pensando en este libro vi tus ojos

y un extraño país justo en tu boca.

Me mirabas sin verme. ¿Me recuerdas?

[…]

Venías

caminando hasta el libro, lustral bella

de palabras y música, distinta

a como siempre te encontré en mi labio,

urgiéndole al papel un sitio limpio

para hacerte canción, sílaba pura”.



***



E. se mantiene inquieta en su sueño de agua. Su inquietud nos provoca un estallido de nubes. Miramos los contornos de su danza y con la música y el abismo nos quedamos mudos.



***



HAY una levedad consignada en tus labios,

una ráfaga gris impregnando tu boca

y una estación de luz prendida en los contornos

de los vastos jardines que contienen tu nombre…

lunes, 7 de mayo de 2012

PERCIBES el fuego y la noche porque tú eres fuego y noche; notas la humedad de la tierra y el canto de los sauces porque tú eres tierra, todo tú, y humedad y leve arboleda. Es preciso que la consciencia albergue toda la luz y toda la oscuridad juntamente y que conforme los contornos de un bosque y un círculo; que la palabra edifique sin temblor alguno y sin los pareceres de los mortales en los que no hay verdadera solidez. Preguntando por ti mismo estarás interrogando al hombre, pues todos los mortales en un hombre solo habitan.


COMO dictara Cicerón, pensar es aprender a morir; pensar y ser son coordenadas de una misma vivencia: la poesía verdadera brota ampulosa de esa fuente vivida y de muerte, de luz y oscuridad.


NO son banales las palabras, sino quienes las pronuncian.  


LA poesía instaura un reino de lo bello.

CUÁNTAS veces no han dicho los profesores y entendidos que Hegel ha dañado la historia de la literatura con sus elucubraciones, delirios e ideales. No sabían, estos eruditos, que Hegel defendía un reino, el del arte, como naciente del espíritu que se convierte no solo en apariencia, sino en dasein, existencia y vida: el ideal mismo encarnado. Es así como Hegel entronca con el mundo griego, comprendiendo la unidad de lo sensible y lo espiritual, la unidad de un contenido espiritual y su forma perceptible en el fruto artístico. Dice Hegel en su Filosofía del arte o estética: "La obra de arte debe probarse como siendo una, es un todo y eso solo puede obtenerlo de un individuo; un pueblo no hace ningún poema, sino un individuo".


TODA obra de arte debe crear una naturaleza en la que poder percibir la transformación y permanencia.  


domingo, 6 de mayo de 2012

EN CASA, después de unos días de ajetreo. El cielo va tomando el cariz de una primavera tímida y retraída. En el campo hemos visto brillar las amapolas y cómo golpeaba la lluvia el terruño. El trigo, a pesar de carecer de fruto cierto, se mantenía erecto. El sol, reflejado en sus espigas, se convertía en un crisol vespertino, benevolente estadía de la tarde. Y E., como si estuviera contemplando el mismo paisaje, danzaba lentamente, comunicando su presencia cada vez más perfilada. 
Había en todo ello, en esa tranquilidad del paisaje y en el gris del cielo derruido, una templanza y una gratitud, quizás una claridad insospechada que lo inundó todo y que dejó todo con los contornos moldeados por la luz. La naturaleza siempre otorga un don y un abismo. Habitarlo en la armonía depende de la palabra y la música del alma. 

*** 

DE Cahiers, de P. Valéry, me gusta todo. Es uno de esos libros inagotables, a los que acudo cuando necesito algún estímulo intelectual. Leo con atención: "Belleza. Cuanto más te veo, más te quiero. Tu imposible, tu necesidad, tu presencia se disputan mi estado. Si alguno de esos factores falta, la obra falla o no existe. La obra debe crear la necesidad y satisfacerla. Y, además, hacer sentir que ni esa necesidad ni su satisfacción estaban a nuestro alcance. de ahí el infinito recomenzar del deseo". 
Estos asertos sobre la belleza, tan cercanos a la postura juanramoniana, me llevan a escribir y a pensar sobre lo poético. Sin embrago, unas líneas más abajo, podemos leer unas líneas que entroncan con lo que denuncia Vargas Llosa en su nuevo libro. Fue escrito en 1945: "del arte moderno o de la disminución de las exigencias de los autores y de los consumidores. Sustitución por la intensidad de efecto inmediato y la sorpresa. es u retroceso ante las exigencias, regresión". En efecto, esa falta de intensidad, esa regresión propiciada por las faltas de exigencias y la orientación a lo inmediato, es, precisamente, la civilización del espectáculo en la poesía. 



   

jueves, 3 de mayo de 2012

ESCUCHO a J. M. Molter y sus cuerdas son la mañana misma. Tan al unísono se convoca el mundo con sus acordes que vuelvo la mirada a la lluvia de plata y encuentro un eco de idilios. 


¿NO lo recuerda? En Barcelona, junto al perro,  nos acompañó Platero. Qué dulce su rebuzno y sus orejas envirotadas. En su rebuzno se encontraba una mansedumbre: el latín andaluz de los salmos, el sol, ya rosa, que quebraba su rayo. Un rebuzno endulzado, altivo, que casi lo divinizaba todo, allá, por el puente. En su flanco, agarrado a la crinera, venía Mauricio con su toque de flauta, qué melodía de sol y de encina.





martes, 1 de mayo de 2012

ESTAMOS en Barcelona y hemos cruzado dos puentes. Un parque acoge nuestros pasos, que persiguen un laberinto. Hay un hilo trazado en el asfalto que no advertimos, pero que perseguimos solo con la consciencia. Diálogo.
AYER me detenía en una preposición que me parecía la piedra de toque de un verso de Hölderlin. Hoy, al releer unos pasajes de María Zambrano, me encuentro con que uno de sus libros se titula Hacia un saber sobre el alma, publicado en 1950. ¿No son el final del verso del poeta alemán, "hacia lo incierto" y el título de María Zambrano el haz y el envés de la misma razón? ¿No comparten la filosofía y la poesía el mismo origen, aunque el entendimiento posterior sea distinto en cada una? 
En una carta escrita al ilustre Ernst Robert  Curtius, Ortega y Gasset afirmaba lo siguiente: " Queramos o no, la filosofía precipita en filología y la filología se dilata en filosofía".

Podemos leer en Filosofía y poesía, de M.Zambrano: "la poesía es vivir en la carne, adentrándose en ella, sabiendo de su angustia y de su muerte... El poeta siente la angustia de la carne, su ceniza, antes y más que los que quieren aniquilarla". Estas palabras de M.Z. me han conducido a un cambio de entendimiento que desemboca en lo que enuncio y entiendo como lo poético. Sustancia ancestral, originaria, que participa de todos los géneros literarios y de pensamiento, que existe en otras disciplinas ajenas a la palabra, pero que encuentra en la poesía su más perfecta, aun con imperfecciones, existencia y manifestación. es un viaje de ida y vuelta, que busca un origen natural, primigenio, el que quisieron recatar los presocráticos, los renacentistas y los románticos verdaderos. esta inquietud del espíritu, poco a poco, ha ido quedando desvinculada de la poesía, de la labor del poeta por el devenir de la historia y la influencia de los no-poético en la poesía. Son algunos los que han mantenido viva esa llama, como es el caso de A.C. en la actualidad.   
M.Z. lo enuncia en su libro Filosofía y poesía: "He tenido el proyecto de buscar los lugares decisivos del pensamiento filosófico, encontrando que la mayor parte de ellos eran revelaciones poéticas. Y al encontrar y consumirme en los lugares decisivos de la poesía me encontraba con la filosofía". Por este motivo, he encontrado en Parménides esto mismo que revela M.Z., un dintel y umbral de piedra que arroja una claridad cegadora, pero gozosa; que no deja ver los contornos, pero si la esencialidad.    

UN poeta que se ocupó de estos asuntos, que hizo el viaje a la inversa, de la poesía a la filosofía, a parte de J.R.J., fue Antonio Machado. Machado llamó, a ese espacio de estación total, indudable, del que jamás deben apartarse los poetas a pesar de la confusión y la penumbra, "las razones inmutables" y afirmaba, en el prólogo que le envió a Gerardo Diego para la Antología, en 1932: "Inquietud, angustia, temores, resignación, esperanza, impaciencia que el poeta canta, son signos del tiempo y al par revelaciones del ser en la conciencia humana".