PERCIBES el fuego y la noche porque tú eres fuego y noche; notas la humedad de la tierra y el canto de los sauces porque tú eres tierra, todo tú, y humedad y leve arboleda. Es preciso que la consciencia albergue toda la luz y toda la oscuridad juntamente y que
conforme los contornos de un bosque y un círculo; que la palabra edifique sin
temblor alguno y sin los pareceres de los mortales en los que no hay verdadera
solidez. Preguntando por ti mismo estarás interrogando al hombre, pues todos
los mortales en un hombre solo habitan.
COMO dictara Cicerón, pensar es aprender a morir; pensar y
ser son coordenadas de una misma vivencia: la poesía verdadera brota ampulosa de
esa fuente vivida y de muerte, de luz y oscuridad.
NO son banales las palabras, sino quienes las pronuncian.
LA poesía instaura un reino de lo bello.