Del silencio, una vez que me despojo del ruido de la calle, proviene una voz, la voz de un libro. Sospechosa, atemorizada, acaso. Con un silabeo atenuado irrumpe en la biblioteca la voz de los libros. Acomodado en un sillón recuerdo efusivamente las teorías de Edmundo O´Gorman sobre el descubrimiento de América; todavía me resultan legítimas e incluso necesarias para imprimirle a la escritura que practico un velo de escepticismo y perversidad.
¿He descubierto la escritura? O´Gorman presenta una tesis sólida: el descubrimiento de América es una invención en tanto en cuanto es una interpretación a posteriori de un hecho bien distinto: Colón creyó que había llegado a una isla que pertenecía a un archipiélago adyacente al Japón.
No pretende O´Gorman poner en tela de juicio la empresa de Colón, sino de dilucidar en las entrañas del hecho en sí. Por ese motivo me pregunto si una vez que he llegado a la lectura y a la escritura puedo malinterpretarlas a la postre. A fin de cuentas, los escritores juzgan en cuanto pueden su propio trabajo y sus propias lecturas. “Sí, leí desde joven novelas de Salgari”, o bien, “mi padre me puso en las manos las novelas de Mann”. ¿Y qué si tu padre o tu hermano o un profesor te indicaron un libro, un autor; y ¿Qué, por qué interpretamos que la literatura se alimenta irrevocablemente de lecturas, ¿Estaremos ante una invención de la lectura?
No quiero caer en la tentación de saberme en un continente cuando estoy navegando entre las aguas de un pequeño archipiélago.
¿He descubierto la escritura? O´Gorman presenta una tesis sólida: el descubrimiento de América es una invención en tanto en cuanto es una interpretación a posteriori de un hecho bien distinto: Colón creyó que había llegado a una isla que pertenecía a un archipiélago adyacente al Japón.
No pretende O´Gorman poner en tela de juicio la empresa de Colón, sino de dilucidar en las entrañas del hecho en sí. Por ese motivo me pregunto si una vez que he llegado a la lectura y a la escritura puedo malinterpretarlas a la postre. A fin de cuentas, los escritores juzgan en cuanto pueden su propio trabajo y sus propias lecturas. “Sí, leí desde joven novelas de Salgari”, o bien, “mi padre me puso en las manos las novelas de Mann”. ¿Y qué si tu padre o tu hermano o un profesor te indicaron un libro, un autor; y ¿Qué, por qué interpretamos que la literatura se alimenta irrevocablemente de lecturas, ¿Estaremos ante una invención de la lectura?
No quiero caer en la tentación de saberme en un continente cuando estoy navegando entre las aguas de un pequeño archipiélago.
***
La literatura como un continente inmenso, desbordante y aún por descubrir. La literatura como una reunión de archipiélagos que lleva implícita una búsqueda personal y necesaria. La escritura, entonces, es el mar por el que navegan los lectores intrépidos. ¿Se imaginan escribir un océano?
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Las categorías para la lectura siempre han levado a una clasificación de los lectores. Esa idea, obsesiva en los críticos y presente desde la antigüedad, me fascina. Movido por ello, esta tarde he ido merodeando por aquellas páginas en las que me esperaba alguna referencia a los lectores sin orden ni concierto. No debo callar que las sorpresas han sido fastuosas. He anotado algunas oraciones de distintos libros hasta conformar en un papel medio moribundo un puñado de frases arracimadas en torno a un tema. Son doce cápsulas que pienso marcar en la piel de los últimos segundos de este año.
1. “lector suave…”, Prólogo, Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes.
2. “El lector adicto, el que no puede dejar de lee, y el lector insomne, el que está siempre despierto, son representaciones extremas de los que significa leer un texto. Los llamaría lectores puros; para ellos la lectura no es sólo una práctica, sino una forma de vida”, El último lector, de Ricardo Piglia.
3. “El texto prevé al lector…un lector modelo”, Lector in fabula, de Umberto Eco.
4. “Lector de medio pelo…andan por los museos viendo no los cuadros sino los letreros de los cuadros”.
5. “El semiculto, el pedante con lecturas, el anfibio que se acuerda de autores, no de libros”.
6. “El mal bibliófilo, sólo aprecia ya en los libros el nombre del editor, la fecha de impresión, el colofón, los datos de la tirada, el formato…”.
7. "Los apresurados. Van sobre el libro en volandas y, sin embargo, no puede negarse que no lean a fondo, ¿Menéndez Pelayo?”, La experiencia literaria, de Alfonso Reyes.
8. “Conjunto de interpretaciones de un texto… El archilector”, de M. Riffaterre.
9. “Las mejores lecturas del arte son arte. La lectura es la obra misma”. Presencias reales, de George Steiner.
10. “El lector arqueólogo…”, La arqueología del saber, de Michel Foucault.
11. “No existe poesía mientras el lector no acepta el contenido anímico contemplado y propuesto para la comunicación por el poeta. El lector es coactor”. Teoría de la expresión poética, de Carlos Bousoño.
12.“El primer conocimiento poético es el del lector en quien el autor se perfecciona. Todo lector es un artista, término necesario de la creación poética”. Poesía española, de Dámaso Alonso.
1. “lector suave…”, Prólogo, Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes.
2. “El lector adicto, el que no puede dejar de lee, y el lector insomne, el que está siempre despierto, son representaciones extremas de los que significa leer un texto. Los llamaría lectores puros; para ellos la lectura no es sólo una práctica, sino una forma de vida”, El último lector, de Ricardo Piglia.
3. “El texto prevé al lector…un lector modelo”, Lector in fabula, de Umberto Eco.
4. “Lector de medio pelo…andan por los museos viendo no los cuadros sino los letreros de los cuadros”.
5. “El semiculto, el pedante con lecturas, el anfibio que se acuerda de autores, no de libros”.
6. “El mal bibliófilo, sólo aprecia ya en los libros el nombre del editor, la fecha de impresión, el colofón, los datos de la tirada, el formato…”.
7. "Los apresurados. Van sobre el libro en volandas y, sin embargo, no puede negarse que no lean a fondo, ¿Menéndez Pelayo?”, La experiencia literaria, de Alfonso Reyes.
8. “Conjunto de interpretaciones de un texto… El archilector”, de M. Riffaterre.
9. “Las mejores lecturas del arte son arte. La lectura es la obra misma”. Presencias reales, de George Steiner.
10. “El lector arqueólogo…”, La arqueología del saber, de Michel Foucault.
11. “No existe poesía mientras el lector no acepta el contenido anímico contemplado y propuesto para la comunicación por el poeta. El lector es coactor”. Teoría de la expresión poética, de Carlos Bousoño.
12.“El primer conocimiento poético es el del lector en quien el autor se perfecciona. Todo lector es un artista, término necesario de la creación poética”. Poesía española, de Dámaso Alonso.