jueves, 30 de octubre de 2008

DE UN LADO A OTRO.

El tiempo que mantuvo el silencio quiso parecerse a la eternidad. Movió el café con una cucharilla de un lado a otro, de un lado a otro, lentamente, sin querer perturbar el poso de su meditación. Era costumbre que fuese yo el que preguntara y creo recordar que aquella tarde llevaba preparadas muchas preguntas sobre autores, libros y conceptos literarios. Hacía mucho frío. Llovía tímidamente.
“Hay conversaciones abocadas al fracaso, al fracaso entendido como una búsqueda resolutiva de conflictos. Una de ellas es hablar de la verdad y, sobre todo, de la verdad en la literatura”. A pesar de sus advertencias, de las horas que llevábamos sentados en el Café Bonaparte, de las continuas anotaciones que hacía de sus palabras, de su mirada cansina y aletargada, continué insistiendo, “¿Qué es la literatura?”.
Ahora que está muerto y que leo sus Diarios, me pregunto si aquella conversación en Saint-Germain de Près tuvo algo que ver para que el 22 de agosto de 1910 escribiera, “La verdad siempre desencanta. El arte está para falsificarla”.

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