LA poesía es, antes y después, condensación de la infinitud. Ella nace sin comunicar nada: se intuye, se prevé en la memoria y por eso Platón defendió el sentido de la vista con tanta vehemencia y por eso dejó al margen al poeta: su estancia es de otra tierra. Es una visión que no comunica: solo es. El silencio es el contorno de la creación, de lo que va siendo amorfo. Los griegos rodearon esa materia intuida de musas, para que otorguen el orden que quedará fijado por las artes, pero quizás la memoria primordial proviene de ese silencio que envuelve y precede; los poemas puros contienen la memoria originaria, la que contiene a la humanidad. Un poema es una memoria del silencio.