La sociedad del vacuo discurso necesita más que nunca una vuelta al Humanismo en la escuela, al semillero prístino de la palabra en que todo es aprendizaje, diálogo; ser y estar como sístole y diástole de la vida. Y en esa estación lo primero es cada individuo, cada uno en sí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Siempre hay algo que decir,deja tu comentario(s)