TRATA uno de escribir en un cuaderno, a mano, lo que sucede, lo que en apariencia va sucediendo a los ojos como natural o cotidiano. Desde hace años, unos trece, no hemos dejado de escribir casi a diario, de escribir las lecturas, las ideas, los sucesos, incluso de explorar la palabra creativa en distintas formas. Puede que todo ello no sea más que una búsqueda de la propia "voz" entre las voces que han ido forjando las lecturas, un intento de encontrar un eco, un resquicio, una reminiscencia de la individualidad, de lo propio entre el fenómeno polifónico de la lectura.
Pero ese intento de búsqueda entre las músicas de otro van dejando una evidencia, no hay música de nadie, no hay canto individual, no existe el decir de un hombre solo.