A veces, la brevedad es certera andanza. Otras tantas, insoportable necedad. Sólo quien imprime a su discurso una conjetura sintáctica engolada en el pensamiento, puede recoger ciertos frutos. El fructífero decir de la paciencia, de las encinas meditabundas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Siempre hay algo que decir,deja tu comentario(s)