BUSCABA mi estimado Lev la verdad del campesino para conseguir entender cómo refulge lo sagrado en cada realidad, a cada paso de la vida. Y leo Confesión, poseído, como decía el doctor Samuel Jhonson, "cansinamente", me entrego al texto. Al término de cada página me asomo a la ventana para contemplar la tierra, en este caso, el mar que me acompaña desde la infancia. Y miro a los hombres como acontecimientos únicos y singulares; escucho a los que hablan en el surco del tiempo, ya en el lado etéreo de la vida. Leer es conversar y la conversación silenciosa conduce a la búsqueda.
En ese territorio me hallo a solas, leyendo, escribiendo, contemplando la verdad que refleja lo sagrado, pero intento desgajar de mi razonamiento todo lo razonable, trato de alejar de mí lo que pensamos que es verdad y ciencia: "En mi búsqueda de respuestas a la cuestión de la vida, experimentaba el mismo sentimiento que el hombre que se ha perdido en un bosque".
En un bosque, un sendero, la inmensidad del mar las certezas científicas y lo que pretendemos establecer como razón única se desvanecen. Mientras tanto Tolstói se vale de algunos textos de Shopenhauer, de Sócrates, de Salomón y de la sabiduría india. Al citarlos él los estoy leyendo yo en un ejercicio cervantino de lectura. Leo con deleite pues esta lectura va desmontando los anclajes de antaño y me renueva y reconcilia con lo que trato de entender.
Todo es vanidad, me digo, todo vanidad. Engañarse a uno mismo no tiene sentido, antes al contrario, de este modo se alimenta la vanidad, la estulticia individual más cegadora. Amo la condición humana, pero no a mí; adoro el momento estelar de la vida, pero no mi vida; todo lo importante está fuera de mí, fuera de lo pienso que soy.
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Piensa, el que se aleja del centro indudable en poesía, que otros los que se apartan; como el mar, todo es transformación y permanencia.
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La armonía de vida para el poeta reside en su raíz primera e invisible, el origen al que acude siempre que vive, siempre que escribe.
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Los ojos del poeta contemplan siempre un vacío lleno de ideas.
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He perseguido el rastro de tu fuego en la noche el fulgor de tu mano con el sueño del fauno, el temblor de tu cuerpo sobre el campo tendido
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