lunes, 4 de noviembre de 2019

La música a tu encuentro: el tañedor de la cítara.

CUENTA Ramón Andrés en su insuperable Diccionario de música, mitología, magia y religión que Aquiles fue instruido en la música y la medicina, entre otras disciplinas, por Quirón. Esto explicaría el abandono de Aquiles de sus tropas para combatir contra los troyanos y que pasara largas horas tocando la cítara, con exactitud la forminge. Cuando Odiseo y Ayante fueron a visitarlo, Aquiles estaba imbuido en la música. Como salmo, como ensimismamiento el héroe al que nadie podía combatir en fuerza física y virtud guerrera se sometía al canto unívoco de la cítara. 

En nuestra lírica es conocido el pasaje de Juan de Mena en Laberinto de Fortuna cuando escribe:
[...]
Mostrósenos Fíliris, el tañedor, 
maestro de Archiles en çitarizar
aquel que por arte ferir e domar
pudo a un Archiles, tan grand domador.
[...]
  
Y es así cómo un episodio de nuestra cultura, que tanto ha interferido en el imaginario colectivo, presenta las artes, la ciencia, el conocimiento de la disciplina musical como una velada manera de estar en el mundo plenamente. Música unida indefectiblemente al oído. 

El oído en música es un elemento permanente en nuestra cultura, es más, está vinculado a la conexión con el misterio más puro e incognoscible para los humanos. Ya Apolo, en Delfos, se sometía a la aritmética de la música. La propia M. Zambrano afirmaba a este respecto: "en el escuchar se da lo más penetrante y hondo de la atención, la decidida atención que el ejercicio de la vista no requiere". 
¿Cómo renunciar a ella en el desarrollo individual y en la creación de las artes? Solo el vacío de entendimiento explica la ausencia de la música. 

*** 

Unido a la inteligencia, saber escuchar es comprender. Y la poesía ha estado, desde su origen, vinculada a la música porque su naturaleza no puede consentir otro sendero que no lo vincule a ella en tanto que forma de entendimiento del mundo. La música en poesía no es solo ritmo es comprensión y razón de entendimiento; sabiduría de lo que la palabra trata de evocar y llamar al desvelo. Más allá de los procedimiento retóricos la música del poema debiera contener la música del ser.