La corona hecha trizas (1930-1960) Una literatura en crisis, Barcelona, Crítica, 2008, viene a sumarse a la prolija bibliografía que José-Carlos Mainer ha ido libando en torno a una época de la literatura española bautizada como “Edad de Plata”. Si bien es cierto que en este volumen se sobrepasa la fecha que pone límite al argenteo periodo, las cuestiones principales que en él trata versan sobre la literatura de principios de siglo.
Con un prólogo esclarecedor y necesario para entender las páginas siguientes, Mainer toma por presupuesto la perspectiva de Hobsbawn en Años interesantes. Una vida en el siglo XX, trad. Juan Rabasseda-Gascón, Barcelona, 2002, para descorchar las apreciaciones que de escritores falangistas, revistas liberales o episodios de la vida literaria de la época, se suceden en los diversos artículos. El autor aclara que éste libro es una reedición ampliada de la publicación de 1989, aunque ahora se le han añadido nuevas sugerencias y lecturas, y por ende, la experiencia después de casi veinte años.
El título evoca unas palabras del escritor Serrano Plaja bastante significativas para los acontecimientos que bullían por entonces: “En España había caído en 1931 la monarquía alfonsina, pero también la monarquía artística que aquel poeta de barba recortada, admirable y maniático, encarnaba desde 1900”.
A partir de aquí son nueve los capítulos que articulan el libro de marras. Comienza haciendo un retrato sobre una de las figuras más singulares que ululó por cafés, periódicos y partidos políticos, esto es, Giménez Caballero; la importancia de La Gaceta Literaria (1927-1932) como aglutinadora de escritores e intelectuales de todas las tendencias y la experiencia única de publicar en solitario los seis números de El Robinsón Literario de España (o la República de las Letras).
Toda vez que abandona la figura insurgente de Jiménez Caballero, atiende Mainer a las distintas novelas de corte faccioso que abordaron la época que les tocó vivir. En ese corpus restringido están Madrid, de corte a cheka, de Foxá; Sueños de grandeza, de Sánchez Barbudo; Eugenio o la llegada de la primavera, de García Serrano; Leoncio Pancorbo, de José María Alfaro o Camisa azul (retrato de un falangista), de Ximénez de Sandoval. Una atención preferente le suscita al profesor Mainer la figura de Guillén Salaya y su obra Bajo la luna nueva.
Completan el libro algunos ensayos como “De Madrid a madridgrado (1936-1939)”; “La segunda guerra mundial y la literatura española: algunos libros de 1940-1955” y lo cierra un episodio dedicado por completo a las obras de Gironella Los cipreses creen en Dios, Un millón de muertos y Ha estallado la paz, bajo el epígrafe “Histología y Patología de un “best seller”: la trilogía de José María Gironella”.
Sigue las referencias de antiguos trabajos en la profundidad, el estilo y la mesura con que analiza una época repleta de autores poco atendidos y obras desleídas. Mainer pone los puntos sobre las íes en no pocas cuestiones que tiene que ver con el proceso cultural y el desarrollo de un país en una “España invertebrada”, con Ortega, negando la mayor de que España frenó al completo su proceso de enculturación. Gracias a los trabajos de este profesor y de otros, como Manuel Aznar Soler o Jordi Gracia, -sin olvidarnos de la editorial Renacimiento y su serie España en Armas y su Biblioteca de Rescate- está entrando en la órbita que desde hace décadas debiera estar circulando esta época desvestida de prejuicios y de mejunjes republicanos y facciosos. Es este un libro capital, uno más de Mainer, para hacerse con las referencias necesarias y utilísimas que la filología brinda a los lectores y profesores que pretendan aprehender de forma significativa la literatura y la intelectualidad de un siglo tan convulso pero tan genial como el siglo XX español.
Con un prólogo esclarecedor y necesario para entender las páginas siguientes, Mainer toma por presupuesto la perspectiva de Hobsbawn en Años interesantes. Una vida en el siglo XX, trad. Juan Rabasseda-Gascón, Barcelona, 2002, para descorchar las apreciaciones que de escritores falangistas, revistas liberales o episodios de la vida literaria de la época, se suceden en los diversos artículos. El autor aclara que éste libro es una reedición ampliada de la publicación de 1989, aunque ahora se le han añadido nuevas sugerencias y lecturas, y por ende, la experiencia después de casi veinte años.
El título evoca unas palabras del escritor Serrano Plaja bastante significativas para los acontecimientos que bullían por entonces: “En España había caído en 1931 la monarquía alfonsina, pero también la monarquía artística que aquel poeta de barba recortada, admirable y maniático, encarnaba desde 1900”.
A partir de aquí son nueve los capítulos que articulan el libro de marras. Comienza haciendo un retrato sobre una de las figuras más singulares que ululó por cafés, periódicos y partidos políticos, esto es, Giménez Caballero; la importancia de La Gaceta Literaria (1927-1932) como aglutinadora de escritores e intelectuales de todas las tendencias y la experiencia única de publicar en solitario los seis números de El Robinsón Literario de España (o la República de las Letras).
Toda vez que abandona la figura insurgente de Jiménez Caballero, atiende Mainer a las distintas novelas de corte faccioso que abordaron la época que les tocó vivir. En ese corpus restringido están Madrid, de corte a cheka, de Foxá; Sueños de grandeza, de Sánchez Barbudo; Eugenio o la llegada de la primavera, de García Serrano; Leoncio Pancorbo, de José María Alfaro o Camisa azul (retrato de un falangista), de Ximénez de Sandoval. Una atención preferente le suscita al profesor Mainer la figura de Guillén Salaya y su obra Bajo la luna nueva.
Completan el libro algunos ensayos como “De Madrid a madridgrado (1936-1939)”; “La segunda guerra mundial y la literatura española: algunos libros de 1940-1955” y lo cierra un episodio dedicado por completo a las obras de Gironella Los cipreses creen en Dios, Un millón de muertos y Ha estallado la paz, bajo el epígrafe “Histología y Patología de un “best seller”: la trilogía de José María Gironella”.
Sigue las referencias de antiguos trabajos en la profundidad, el estilo y la mesura con que analiza una época repleta de autores poco atendidos y obras desleídas. Mainer pone los puntos sobre las íes en no pocas cuestiones que tiene que ver con el proceso cultural y el desarrollo de un país en una “España invertebrada”, con Ortega, negando la mayor de que España frenó al completo su proceso de enculturación. Gracias a los trabajos de este profesor y de otros, como Manuel Aznar Soler o Jordi Gracia, -sin olvidarnos de la editorial Renacimiento y su serie España en Armas y su Biblioteca de Rescate- está entrando en la órbita que desde hace décadas debiera estar circulando esta época desvestida de prejuicios y de mejunjes republicanos y facciosos. Es este un libro capital, uno más de Mainer, para hacerse con las referencias necesarias y utilísimas que la filología brinda a los lectores y profesores que pretendan aprehender de forma significativa la literatura y la intelectualidad de un siglo tan convulso pero tan genial como el siglo XX español.
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