martes, 10 de febrero de 2009

Transfuga de la noche.

Antes de que mi cuerpo se entregue al derrumbe del sueño, necesito escribir. Escribo y no sueño. La noche es un arco insondable. No sé que quiero dejar escrito; tampoco si es moral hacerlo ahora: la moral del escritor es una solitaria que sobrevive en los intestinos.
La noche es ahora un huidero insoslayable. Todo es apéndice. El universo un dédalo de luces y algoritmos.
Mihi quaestio factus sum, digo con San Agustín. Sí, estoy hecho un enigma. Un aire distinto me respira. Me siento en las branquias de la noche.

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