Este verano no he descansado lo suficiente. No lo he hecho por diversos motivos que debería alejar de inmediato de mi vida. Motivos sin esencia, cuyas horas son inadvertidas para la escritura y la lectura. Por eso, cuando todos comiencen a proponer esto y lo otro, llevaré anotadas en mi libreta, las prioridades que deben fortalecer mi existencia: el amor, la lectura y la escritura. Todo lo que venga después, tendrá que sublevarse a esta tríada capitolina que debo defender como un coloso en Rodas. Si no es así, no será nada.
Pero, pese a esa triada que comparto, a mí suele ocurrirme que dejo de escribir, muchas veces precisamente, por Amor.
ResponderEliminarSerán las paradójas que nos son tan propias.