martes, 9 de junio de 2015

SI con estas palabras estuvieran las músicas que suenan cuando escribo, me quedaría conforme. La música lo revuelve todo hasta dejarlo expedito para la reflexión. Me pregunto por la trama que lamina la realidad, por el hilo de Ariadna invisible que tanto anhelo. Últimamente, tan solo paseo en bicicleta por el campo, leo las más de las veces lo libros de siempre, pienso, dialogo, escucho concorde el latido del mundo. Vital para mis días, la lectura debe ser un ejercicio de transformación que conduce al individuo de un estado a otro. Ese traslado del ser, el movimiento del espíritu, es la armonía revelada de la poesía. 

Con estos términos no puedo dejar de leer a Leopardi, el poema "El pensamiento dominante":

[...]
Tú, pensamiento mío, tú tan solo,
vital para mis días,
causa directa de infinitas ansias,
conmigo morirás cuando me muera;
[...]

En efecto, con los hombres mueren sus pensamientos y sus miradas sobre el mundo. Solo el arte tiene la capacidad de transformar esa experiencia individual en una estación plural. Solo el arte ha dejado la huella permanente de las individualidades, de cada palabra azotando la realidad para tratar de comprenderla. Pudiera afirmarse que la historia más hermosa de la tierra es la que conforma el arte en la tierra, pues tan solo con lo artificial de estas disciplinas, puede nombrarse lo que está siendo a pesar de la inconsciencia.