Hoy la tarde es lentitud. Reptando por la superficie del agua, la luz me ha confesado sus secretos, los del hombre. Debilidad, sutileza, dispersión. Poco a poco el Coto de Doñana ha dejado de mostrarse a los ojos de los espectadores que lo contemplaban ensimismados. El acontecer de la naturaleza es el recinto de las leyes del espíritu, porque con ellas se congracian y con ellas se encrespan.
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Creo que el paisaje está marcado en mis retinas con tanta fuerza que no puedo imaginarme a la mar sin esa silueta al fondo, sin esa presencia. Hoy el mar se hizo en el mar, hoy la tarde me trajo la lentitud de la luz.
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Acaso la felicidad consiste en confiscarle al espíritu, por momentos, sus ilusas manías.
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