El calor aprieta al mediodía y las lecturas se hacen soporíferas. Una botella de agua y un lápiz sobre la mesa detallan la primitiva manía de leer que subyuga en estos días en que la tarde se extiende como la piel de una serpiente. La rutina diaria consiste en leer un año completo de Diario, de Jules Renard, e intentar escribir la lectura. Exactamente eso, escribir la lectura. Consiste en responder escribiendo a las frases que considere más afiladas. Así leo en el año de 1894: “Sólo hago vida social cuando tengo ganas de aburrirme”. Así escribo en 2008: “Efectivamente, el aburrimiento no puede ser mayor; si la distracción social consiste en buscar el socorro de la calle y de las mesas de las cafeterías para dejar que hable el viento, me quedo abriendo páginas de libros como un loco. Al menos la locura es un mal identificable y clásico”.
Hay muchas más anotaciones que merecen el subrayado, de hecho, así los dejo en el libro, pero no las escribiré aquí. La cosecha de este año se concentra entre febrero y mayo. Sin embargo, no puedo resistirme a transcribir lo que leo el día 22 de febrero: “Te amo como a esa frase que he dicho en sueños y que ya no puedo recordar”. Y escribo: “Si te amara como en sueños jamás podría decírtelo; por lo menudo, todo intento de decir el olvido queda en aspiración errante”.
*
“Yo sé quién soy”-respondió don Quijote- y sé que puedo ser, no sólo los que he dicho, sin todos los Doce Pares de Francia, y aun todos los nueve de la Fama…”. Con estas palabras le contesta Don Quijote a su vecino Pedro Alonso cuando éste lo lleva de vuelta a la aldea al verlo tirado en el camino y maltrecho. Dejo para otra ocasión la interpretación fisolsófica del ser y sus posibilidades.
En 1914, Pessoa se arma con toda la seriedad de la ironía y proclama en la intimidad de su Diario: “No sé quién soy, qué alma tengo. Cuando hablo con sinceridad, no sé, con sinceridad, de qué hablo. Soy distintamente otro diferente de ese yo que no sé si existe”. No sé si Pessoa había leído el Quijote por esas fechas, en el Diario (Gadir) no se hace referencia alguna, así es que me las tomo, estas dos notas, como una afluencia de unos contrarios que delatan el horizonte incierto del conocimiento de uno mismo. ¡Qué irónica expresión la de ambos! En la ironía reside la existencia de todos y de uno, esto es, del espíritu humano en todas sus posibilidades. Es más, no existiría la ironía sin los contrarios que se necesitan.
*
De las lecturas, la poesía es la más necesaria. En ellas, Hölderlin ocupa un lugar de privilegio. El episodio es escalofriante. En 1806 es ingresado en una clínica siquiátrica, en Tübingen, declarado loco. Tenía treinta y seis años. Algo más tarde es acogido en la casa del carpintero Zimmer, donde vivió hasta 1846. Es decir, treinta y siete años en una habitación sobre el Neckar junto a unos papeles en que escribía, un piano y visitas esporádicas que no reconoce. Llegó a olvidar su nombre o a fechar poemas con cien años de antelación. Del libro Poemas de la locura (Hiperión), extraigo un verso del poema 46, titulado "El Espíritu del tiempo":
“En el paso de los años se alcanza la permanencia”.
¿A qué transparencia llegó este poeta de la condición humana, de las constantes espirituales y perpetuas?
La ironía trata de ir más allá del lenguaje creando un espacio de nadie en el que se baten los contrarios, pero a veces se confunde y se juzga lo literal, creando conflictos con supuestos contrarios que no tienen por qué serlos.
ResponderEliminarEn mi opinión, esa frase que apuntas no es una ironía, sino un conflicto con el método que ya creara por esa misma época otro tipo llamado Stanislasky.
En este sentido, creo que Pessoa tenía un verdadero problema de identidad con sus heterónimos; convivir con esos personajes que encarnaba cada vez que se sentaba con ellos a escribir.
saludos.
Hola,José, gracias por el comentario tan inteligente que has dejado.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo en eso que apuntas de Pessoa, esa encarnadura de varias personalidades, pero yo intentaba hacer coincidir dos citas de textos distintos en los que el problema del "otro" es abordado de forma contraria; en cualquier caso el personaje de Cervantes también sufría "un verdadero problema de identidad". Por último, no creo que la ironía trate de ir más allá del lenguaje,sino que se sirve de la lengua para ir más allá, pero siempre dentro de los límites lingüísticos (y ayudado por el lenguaje no verbal en muchos casos). Claro, también nos encontramos con la interpretación, difícil asunto; o la sobreinterpretación, con Umberto Eco.
Saludos
Querido Tomás, más que ironía yo veo paradoja en ambos casos, pero más allá del tropo lo que me interesa comentar es que entiendo que Cervantes y Pessoa están diciendo lo mismo de distinta manera, es decir, puedo ver estas citas como "no contrarias". La multiplicidad de personas / personalidades de Pessoa es paralela a la multiplicidad de personas / personalidades que encarna don Quijote. Ahí tienes a Alonso Quijano transmutado en don Quijote, pero también tienes al final de la segunda parte al caballero transmutado en pastor...
ResponderEliminarAdemás, en el fragmento que citas (cap. V de la primera parte) don Quijote está tirado en el suelo, y primero se cree Valdovinos, y luego Abindarráez... Pero lo más fascinante para mí no es el "yo sé quien soy", sino el "sé que puedo ser..."...
Ahora bien, si me olvido de las citas y encaro a las dos personalidades: don Quijote, se vista de lo que se vista, para el lector siempre es el loco don Quijote, y todos esos "puedo ser" pertenecen a un único yo, y podemos prescindir de algunos "yo" (como la figura del pastor) y el personaje no varía en lo sustancial. En cambio, en Pessoa esto me parece que es distinto: los distintos heterónimos forman la identidad completa de Pessoa, y Pessoa queda incompleto sin uno de ellos.
Espero no haber caído en la misma paradoja que intento explicar.
P.S.: Después de escribir esto he leído tu respuesta a José...
Querido Jaime, mi postura es muy parecida, por no decir la misma, que mantienes en el comentario. Quizás "ironía" es un conepto que en estas citas es traspasado, se queda corto por existir matices entre uno y otro caso. pero, repito, sólo quería enfrentar, para igualarlar, dos citas que se me han enido a los ojos sin buscarlas. Salud y gracias por la agudeza de ingenio.
ResponderEliminar