lunes, 17 de junio de 2013

LEÍA, en la noche, Espacio de Juan Ramón Jiménez impulsado por un fervor nuevo y por una nueva mirada sobre el texto. De pronto, el elemento lírico se hizo cenital, originariamente canto de la semilla. Fluía el texto con una cadencia de auroras, de iris inmaculados. Hubo pasajes que cobraron significaciones ocultas hasta entonces, otras que asomaban su pico renovado y de asombro. Como las Elegías, de Rilke, la poesía de J.R.J. es cúspide de la lírica europea de siempre; alcanzó el aroma de la palabra desnuda y en sí, perpetuada en el nombre de lo permanente:

"Dentro de mí hay uno que está hablando, [...], no lo puedo callar, no se puede callar. [...] Quiero el silencio en mi silencio".

Esta mañana, continué leyendo a JRJ. Espigué por un libro, por un poema, por otro, aquí y acullá. Estaban  M.C. y E. en la cocina desayunando y comencé a leerles poemas en voz alta. Poemas de La realidad invisible como "Mi libertad, mi vida"; poema de Formas del huir como "Otro espejo"; poemas, en fin, de Hacia otra desnudez como "Lo increado completo y lo creado". Iba recitando con parsimonia y E., de vez en cuando, volvía su carita para comprobar cómo clamaba en voz alta aquella música mágica de oro y noches vencidas. Así, hasta que recito de memoria el poema "El ser uno" en varias ocasiones:

"Pasad, no penséis en mi vida, dejadme sumido y esbelto. Yo uno en mi centro".

Llegados a La estación total, M.C. comienza a dialogar con el texto y conmigo. Me dice que JRJ estaba estableciendo una religión con aquellos poemas y que todo en él es salmodia de esa realidad, de esa estética vivida. Es así como nos emocionamos con los poemas que en alguna ocasión habíamos leído juntos, sobre todo con "Desde dentro", que tanta luz ha arrojado en mi corto entendimiento del mundo. Igualmente reconfortantes son poemas como "Gracias, vida, muerte" o "Es mi alma". Poemas cargados de misterio y de la belleza en el verbo:

"Rompió mi alma con oro"


Con la lectura de los poemas de J.R.J. ocurre lo que con Rilke: descubre y renace uno mismo en cada silabeo. Son textos originarios, que están surgiendo de lo oscuro para ser en la oscura noche de la claridad.