IMAGINO a los escritores en el convexo muro del tiempo; pensativos, tratando de restablecer el orden primitivo con sus palabras; recogidos de sí, en el desnudo anular de la armonía.
Mortales, siguen la senda del decir oculto; pero un itinerario que en el rectángulo de un solo hombre no es nada, mas, cuando brota pura y esencial la palabra, despierta un corifeo sin tiempos, con alas blancas más allá de la noche, con el silencio absoluto del decir todo.