LA RAMA tierna de
la aurora
descansa libremente
en tu livieza.
Escondes en tus
claros matines
la rojez insulsa de
lo vivo.
Estallas por de
dentro e hieres
la retina del sol; de
los más claros
rostros son tus
pétalos asidos de inocencia.
Naces en la mañana
y tu vida
se interrumpe con
los giros del aire,
con los pasos del
aire que descorchan
tus pétalos,
melodías
silvestres
de lo bello
cercenado.
[...]