viernes, 20 de agosto de 2010

Porque quedan tomadas por la conciencia, en la reserva inhospita de la memoria; porque se aíslan y se ensalzan como figurillas de un juego inusitado; porque nunca deberíamos asirnos a la palabra de una noche trastocada por la ebriedad o por las ensoñaciones, ocurre ahora que estoy en esta plaza. Mirándola. En silencio.

2 comentarios:

  1. Para mi, en cambio, tiene incluso más valor ese pensamiento ebrio que brota en palabras trastocadas, que los sobrios comentarios de las mañanas. Pero claro, es algo personal.

    ResponderEliminar
  2. que bonito esto, no se por que...me gusta no saber por que

    ResponderEliminar

Siempre hay algo que decir,deja tu comentario(s)