domingo, 10 de mayo de 2020

Hoy el mar, con ríos, con la raíz de luz.

HOY, el mar. El mar es mi infancia más pura, la luz unívoca, pulquérrima; es ahora el territorio que más anhelo. El mar no vale solo en la memoria porque el mar es vida transformada, es trazo de la vida que nos hace ser plenamente. El mar es un estado eventual pero permanente, una idea fugitiva pero constante, un sentir de paso que se sucede sin fin.  Recuerdo unos versos De ríos que se van de J.R.J:

"Cuando esté en las raíces llámame tú con tu voz
Me parecerá que entra temblando la luz del sol".

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Hay ahora una búsqueda panorámica de la vida, una inflexión hacia el tiempo que fuimos como verdadero estigma de vida. En ese melifluo meditar aparecen personas, compañeros, maestros que hacinaron lo que hoy es uno. Leer, la música, el amor, la fidelidad a uno mismo, la permanencia en valores de cultura, acaso la forma misma de educar y enseñar. Hay un principio que lo unifica todo, que lo revuelve todo en una suerte de crisol minúsculo e insonoro: lo denominamos "ser".  

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Comenzar el día leyendo, ese ha sido el hábito durante el confinamiento; leer como el primer impulso para encontrar el tono de la vida, el equilibrio necesario en la desbordante y hueca realidad que nos acoge. Leer como un batir de alas hacia el desvelo, hacia lo incierto, como quería Hölderlin, hacia el incierto camino del verdadero ser. 
Un centro enorme, sin ambages, de círculos concéntricos, de senderos que se diluyen en la falta de consciencia, un centro donde la palabra ya no existe, ya solo es eco del eco; en que la música es soledad del silencio, en que nada sucede y nadie es, en que la sinestesia es pura y todo es un haz y un envés al tiempo. 

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Leo que Deleuze, en Spinoza y el problema de la expresión, llamaba a la búsqueda panorámica de la voluntad en los artistas del XVII: "inflexión, oposición cartesiana, acontecimiento de la línea, virtualidad e ideal".

R.Andrés en J.S.Bach cuando aborda el perfil de lector del músico: "La lectura supone asimilación de conceptos, pero también implica, en su sentido último, la aplicación y la transformación de estos en los diversos lenguajes que una mente es capaz de elaborar".

Y con Bach sucede lo que con Pascal, la dimensión del vivir se bifurca, qué sucede en el universo y qué en el corazón humano; qué en la naturaleza y qué en mi mente...al fin, la génesis del sentido: "¿Dónde está la eternidad de mi tiempo?".