martes, 3 de junio de 2008

QUINTILIANOS DE HUMO

De vez en cuando, conviene revisar lo que se hacía en otros tiempos, sobre todo para no volver a caer en los mismos errores o, si se quiere, para repetirlos, pero de otra forma. Los griegos no dejarán nunca de sorprendernos por más que algunos eruditos de claustro profesoral, culturillas de salón o lectorzuelos de medio pelo, se quejen cada vez que alguien saca a la luz algún alcance de estos ciudadanos de la antigüedad. Sí, me pasó el otro día. Estaba revisando el Manual de retórica literaria, de H. Lausberg, cuando me asedió un compañero, leyó el título del libro e inmediatamente me recriminó en público que ya estaba bien eso de tener la mente en otros tiempos, “que estamos en el siglo XXI, hombre, en el siglo XXI”, fueron justamente sus palabras. Atónito y desconcertado, lo negué con la cabeza hasta tres veces, como Pedro. Cerré el libro, cambié de lugar de lectura y proseguí ensimismado con la clasificación de las artes liberales. Este es un vocero político que defiende todas las propuestas que vengan de la Consejería, sea cual sea su orientación y trato. Puede uno estar más o menos de acuerdo, encontrar desajustes entre lo que propone y lo que sucede en las aulas, pero jamás creer como impositivo ley, competencia o diversidad alguna. Subrayé unas líneas del Manual: “[…] el aprendizaje de las ars (esto es, el aprender de memoria las regulae que nos proporciona la doctrina y que aprendemos de memoria mediante la disciplina) conduce a la scientia “saber”. La scientia se transforma en facultas “poder” cuando el aprendiz posee la disposición natural y actúa en una ocupación práctica el saber aprendido”. No se me ocurrió decirle que todas las competencias pueden resumirse en este párrafo y que si no lo convencía, le leería el siguiente: “comienza la enseñanza de la lectura y escritura a base de oraciones de reconocido valor y a base también de frases y dichos célebres. […]Surge la necesidad de seleccionar la materia de la lectura, selección que se ha de hacer con criterios gramaticales, estilísticos, literarios y éticos. Lo decisivo es que esta lectura ofrezca exempla para la imitatio estilística y literaria.[…]La finalidad del discurso queda circunscrita al determinarse que el discurso tiene como fin el convencimiento, la persuasión del oyente”. No voy a establecer conexiones, por obvias, entre estas disposiciones de la enseñanza antigua y las nuestras. Otra vez el eterno debate entre antiguos y modernos, cuando más bien deberíamos ver la modernidad de los antiguos en la antigüedad de los modernos.
No se me ocurrió leer estas líneas al vocero de turno, eso jamás, sería trabajo imposible y suicida. Pero sí las dejo por aquí, con la intención de reflexionar sobre ellas a fin de que las nuevas teorías y teóricos se den cuenta de que muchas de las propuestas que arrojan de forma mesiánica fueron ya escritas y practicadas mucho mejor de lo que lo hacemos nosotros.

6 comentarios:

  1. Estimado Tomás, retoño de Zeus, prolífico en ardides:
    Cuánta razón, querido amigo, cuánta razón!! Con la excusa del progreso, del siglo XXI, ¡Cuántas mierdas se producen en detrimento del acceso a los clásicos cuya sabiduría y buen hacer aún hoy nos ilumina. Poco se ha avanzado desde entonces y poco se avanzará. Algunos, ocultos tras un falso positivismo no dudan en esgrimir absurdos del tipo: "Aristóteles se quivocaba" o "Homero se ha superado". Independientemente de la estupidez de tal afirmación que extrae una idea de su contexto, obvian, el elevado porcentaje de idiotas que hablan así, que determinadas ideas, determinados métodos, son plenamente aplicables hoy día (y en tiempos ulteriores) con sólo escudriñar en la estrutura que produjo aquello. En Homero encuentro "fashbacks", intromisiones en la psicología de los personajes, saltos temporales y espaciales.... después dicen que Ruíz Zafón o culaquier otro mediatinta innova.
    Actualmente leo a Estrabón, a Avieno, Polibio... qué grandes son (en presente). Incluso en disciplina tan aparentemente "superadas" com oal geografía ¡cuánto pueden aportarnos!
    El otro día, un inmenso amigo, me preguntaba: "¿¿y cómo se arreglaría de una vez esto??". Sólo se me ocurrió responderle: "el día en que una mañana nos depertemos y seamos un 80 % menos". Con cuánta estulticia se ha uno de encontrar a diario.

    Saludos desde el Olimpo.

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  2. buena música para acompañar la lectura. Me gustó el blog. Volveré :-)
    un saludo!

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  3. Gracias, leo mares, por tu consideración. A ti Juan te espero en la arena, con la cólera encendida y ofreciéndole a las musas mi espíritu, para que así lo canten. Tu comentario es estupendo, sobre todo por esa referencia al positivismo y a lo que gadamer llamó "el problema de la conciencia histórica". Saludos.

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  4. Es de agradecer poder leer de vez en cuando defensas como ésta de "cuanto tiene de aprovechable e instructivo" el mundo clásico. Por razones laborales obvias, yo llevo más de veinte años sufriendo a "voceros" como el tuyo. Fíjate, cuando yo estudiaba en Sevilla cuarto curso de Filología Clásica, allá por el año 87, un familiar lejano me preguntó por la naturaleza de mis estudios. Evité decir Filología Clásica, pues hubiera necesitado una segunda explicación, y contesté: "Latín y Griego". Mi familiar me espetó tan campante: ¿Y para qué estudias algo que se habla tan lejos?". En fin. Gracias de nuevo.

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  5. Es un acierto que traigas estas cosas para reflexionar, porque cotidianamente se desprecia todo lo que tiene que ver con las letras y el mundo clásico. Se acaba esterotipando todo, y lo convierten en una película de guerras de made in Hollywood.
    Y fíjate la retórica... ¡qué tema tan viejo y tan actual! Si es retórica lo que estudian los publicistas. Si las estrategias de la persuasión no han variado...

    Esos voceros son gente peligrosa, falaces y cretinos, y desgraciadamente detentan el poder con frecuencia, y así nos va.

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  6. Hoy soy yo el que suscribe punto por punto todo lo que has escritoen esta entrada. En fin, no estamos solos, Tomás.

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