ADJETIVAR el qué de la poesía es ya un silogismo. No existe la
superación en las artes, menos aún en la poesía. No es superior Virgilio a
Dante, ni este que Borges ni Cervantes. La superación opera sobre formas
fosilizadas que han dejado de decir: cosa contraria le sucede a la poesía.
La poesía es la superación del pensamiento
articulado por lo que no hay tiempos en la poesía. La palabra poética es
transformación y permanencia.
La poesía es
una reconciliación momentánea, en el tiempo y en el espacio, del hombre con el
mundo. Depende de la armonía que habite en el poema, de la fidelidad de la
palabra establecida, así de misteriosa y edificante será al leerla. Por eso el
proceso de lectura y escritura, acaso de transmisión de lo poético, es similar
a una dramatización de lo literario en que intervienen unos personajes que se
igualan, con la ficción, y que participan y actúan
en la obra.
La poesía es, antes y después, condensación de la
infinitud. Ella nace sin comunicar nada: se intuye, se prevé en la memoria y
por eso Platón defendió lo visionario con tanta vehemencia y por esto mismo
dejó al margen al poeta: su estancia es de otro territorio. Es una visión que
no comunica: solo es. El silencio es el contorno de la creación, de lo que va
siendo amorfo. Los griegos rodearon esa materia intuida de musas para que
otorgaran el orden que quedara fijado por las artes, pero quizás la memoria
primordial proviene de ese silencio que envuelve y precede; los poemas puros
contienen la memoria originaria, la que contiene a la humanidad y la revela
parcialmente. Un poema es una memoria colectiva del silencio universal. ¿Puede
existir en lo contemporáneo? Sin duda, pero cada cual tiene una idea de qué es
la poesía conformada a partir de las lecturas que ha realizado, de las manifestaciones
concretas que ha experimentado como lector. El lector contemporáneo parece que
obvia la tradición y lee tan solo a sus allegados. Esa falta de lecturas y de
experiencia lectora se trasluce en los poemas: no hay ritmo, no hay música, no
hay recursos, no hay reflexión, no hay experimentación…tan solo una expresión,
en líneas cortadas, que hablan de los desahucios, de los partidos políticos, de
las religiones, de las cervezas y los porros, de los videojuegos, de las
masturbaciones, etc. Creo, sinceramente, que se equivocan de género literario.
Quizás habría que mostrarles que hay géneros literarios más adecuados para
expresar lo que quieren expresar, porque la creación es otra cosa. La expresión
es natural al hombre; la creación literaria deviene de una consciencia
distinta.