UNA calma, en el centro
del bosque. Las colinas
y el canto de los pájaros.
Los cadenciosos vuelos
de la tierra silente.
El largo meditar
del trigo y del olivo,
levantando la tarde
hacia un confín de oro.
Tú mismo, con la noche,
caminando en el sueño
de la alabanza al año
de la alabanza al año
a la estación florida.