miércoles, 16 de diciembre de 2015

RECORDABA los días en París del pasado invierno. La ciudad de la luz en la piedra se volvía a un gris intenso que parecía poseernos con el frío en los huesos. Un tuétano de sensibilidad es lo que sucede en París cada vez que la visito. Quizás la educación sentimental terminó por encontrar en aquellas calles, esos puentes, estos recuerdos míos de ahora una forma de estar en la literatura. Nada más y nada menos que una manera de entender la literatura como posición en el mundo que hoy, al amanecer, ha refulgido como estrella candente en el recuerdo.