lunes, 7 de marzo de 2016

Glauca melodía

ESTOS días, reconversión. Vuelvo a leer desaforadamente: Petrarca, también a Dante. La claridad de esos textos cada vez es más diáfana, glauca melodía para la consciencia. Además, leer, en estos tiempos, se ha convertido en un ejercicio único de pensamiento. Ahora todos opinan, como decían los filósofos antiguos, fundamentados en la doxa: la cascarilla del tema. 

Leer es pensar, articula la emoción en una continuidad, la memoria. Y la memoria literaria conduce a no cometer desvelos ni desvaríos poéticos como los que, en ocasiones, leo. El verbo contiene la esencia de lo nombrado y eso hay que trasladarlo a la realidad poética. Enredado en váteres, periódicos, redes sociales, equipos de fútbol, canciones pop, realidades virtuales, perfiles y selfies...me quedo mudo y atónito ante tanta inmundicia, ante tanta tontuna y palabrería. ¿Ser moderno, actual? No quiero, no deseo esa disarmonía, vade retro, si es eso lo que la poesía actual quiere ser.  

Leer es pensar y vivir en solitario, con el texto como parte de nuestra vida, nuestra vida en el texto; en una palabra fecunda, en lo que Platón llamaba la semilla inmortal.