"ME ESTUDIO más que cualquier otro tema. Es mi metafísica y mi física. [...] Como aquí; escribo mi pensamiento en artículos descosidos, como cosa que no puede decirse de una vez y en bloque", leo en Montaigne estas líneas y caigo en la gracia de su genio, en la moderna consciencia de su palabras.
Qué hondo pensamiento y qué razón otorga a esta escritura deslavazada de todo, -postrada quizás como un piélago invisible-, los textos de Montaigne, un hombre asilado de su tiempo pero viviendo su tiempo como nadie; un escritor huidizo de lo contemporáneo pero más contemporáneo que todos; un autor que descifró, quiso descifrarse, como el enigma mayor de sus letras con sus propias letras, al trazo de un rostro, como el de Borges, que iba edificando el perfil de sus días.