El caso es que si existe un autor cervantino, de raigambre hispánica, que supo esculcar los entresijos y la dimensión literaria de Cervantes es Miguel de Unamuno.
En Credo poético escribe mi admirado poeta:
"Piensa el sentimiento, siente el pensamiento"
[...]
"Lo pensado es, no lo dudes, lo sentido".
El poema al completo propone una teoría de la creación, una apuesta metaliteraria, cómo no, de la creación poética. En ella se transmutan: sentimiento, pensamiento, Idea, decir. Estamos ante el problema que desde el mundo griego no ha dejado de azuzar, por etapas, la consciencia de los creadores. esas épocas están muy delimitadas y a poco que el lector comienza a establecer vínculos cae en la cuenta de el mundo griego estaciona en el Renacimiento-Barroco, Romanticismo hasta la Modernidad. las vanguardias dejaron fuera de sitio algunos de estos elementos que nombramos. la época actual, ni siquiera los considera el asidero primero, la estación última de poesía.
De este libro que subrayo, Poesías, de 1907, me gusta todo, me fascina la sencillez de su título, el poema que lo principia, el resto de composiciones e, incluso, su modernidad. Un poema como "Cuando yo sea viejo" lo hubiera firmado Gil de Biedma y "Denso, denso" el propio Antonio Machado; qué retranca en "la corte de los poetas" y qué sublime cada verso de "Castilla". En este libro se encierra más poesía, más aprendizaje que en algunas décadas últimas de nuestra lírica y qué olvidado el tono de Unamuno, y qué vilipendiado lo que suena a 98 y a Castilla, y a España y a la música de nuestro idioma en favor de poemas escritos al soniquete de traducciones. Qué provinciano, como Ortega, resulta todo en este mundo que se cree hipermoderno.