jueves, 28 de abril de 2016

QUÉ acertado estaba Cervantes, y por ende don Quijote, cuando en la segunda parte de El Quijote, en el capítulo XVIII, enfrenta, en un rico diálogo, al caballero y a don Lorenzo. El primero lo pone en la noticia de que el padre le ha comunicado que es poeta, a lo que don Lorenzo responde atendiendo a la humilitas antigua. Aun así, Cervantes introduce, en su inconfundible estilo, un aserto que ha sido válido para todas las etapas de la literatura, a saber: "No me parece mal esa humildad [...]porque no hay poeta que no sea arrogante y piense de sí que es el mayor poeta del mundo". 

Cuando el diálogo acaba, el padre de Don Lorenzo, don Diego, le pregunta al hijo qué ha sacado en claro después de la charla sobre las ciencias de caballería y poesía. A lo que responde don Lorenzo otra genialidad de Cervantes que  bien pudiera valer para definir qué es un poeta: " él es un entreverado loco, lleno de lúcidos intervalos". 


Y así, espigando aquí y acullá, lee uno en los autores verdaderos la verdad revelada de siempre, la que ha continuado permanente en el río y el afluente de la literatura, aguas a los que todos debían acudir antes de escribir, corrientes puras, cristalinas que dicen lo que otros creen que están diciendo- Todo lo demás es expolio, insuficiencia.