TODA explicación del mundo es una valoración del mundo. La imposibilidad de la lengua por edificar su significado completo provoca que debamos impregnarnos de otros lenguajes, -no verbales, animales, de naturaleza, científicos-, para convocar un sentido en nosotros. Es la imposibilidad, precisamente, la que nos alumbra en el límite para trascenderlo.
La consciencia de lo inefable con la palabra es el comienzo al umbral de la creación nutricia.
La obra literaria es una forma de entender y razonar el mundo desde la conjetura de un solo individuo que alcanza a vislumbrar las dimensiones de su condición. De un yo a una pluralidad, de una anécdota a una categoría, de un episodio eventual a la permanencia. Por tanto, las obras literarias (artísticas, en general) establecen un mundo referencial que, aunque devenga y comparta elementos tangibles, edifica una rueca de significados independientes. Al decir el mundo "en otras palabras" el mundo es otro. En este sentido, las creaciones que tratan de hincar sus raíces en la realidad misma terminan ahogadas y con la desaparición de la realidad misma.
El arte es la dimensión razonada del artista que halla la cueva prenatal de sí mismo.