LA poesía no se reduce al verso. El verso es puro ritmo, pero la poesía escapa a esa única forma de ser, de aparecer. La poesía es un espíritu, me digo, y el poeta el mentor fenomenológico que la ejecuta. Siempre tendrá el poeta la entraña en sangre viva, pues sabrá, si es verdadero, que está convirtiendo en mezquino una maravilla natural. Dante lo dijo excelsamente en un verso del "Canto XXXIII" del Paraíso:
"de la alta luz que es cierta por sí misma"
Dante ofrece una armoniosa palabra que define la esencia de la poesía, del ser. La poesía se agazapa en la sustancia que es natural en sí, en la naturaleza en que el poeta nada puede transfigurar más que el ofrecimiento al resto de mortales. El poeta rescata esos destellos que ya estaban formados, puros entendimientos en sí. El poeta:
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!Oh suma luz que tanto sobrepasas
los conceptos mortales, a mi mente
di otro poco, de cómo apareciste,
[...]