UNA febrícula me adentra en la realidad de forma sinuosa y esperpéntica. Estoy aquí ahora me sitúo allí no me encuentro y esta sintaxis es espéculo de lo que vivo de lo que suenan mis ojos o ven mis ojos y suenan mis manos o tocan mis manos y contemplan mis pies. No hay en esta realidad sucesiones de realidades: todas confluyen en una misma armonía. Placentera armonía.