domingo, 27 de octubre de 2013

EN Salamanca recordé la exquisita décima de fray Luis de León, -o atribuida a fray Luis, que no atinan los filólogos a discernir el entuerto- , titulada “Al salir de la cárcel”:

Aquí la envidia y mentira
me tuvieron encerrado
[…]

La recordé justamente por el sentido contrario que desprendió aquella breve estancia. Fue todo verdad y esencia, diálogo y concesión. Todo fue alejamiento de la podredumbre y de la vanidad que como norma rodea la literatura. Fue una verdad vivida. 

Son versos reveladores, que transmiten sosiego ante situaciones adversas y que tan bien pudieran ajustarse a los tiempos actuales, a las vivencias personales de esta tontuna que rodea a los aspirantes a literatos, a los que prefieren quedarse en el lupanar de su consciencia, de su miseria, antes que leer, aprender, leer, aprender de forma incesante. 

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Uno, dos, tres, cuatro…elementos recibo en la mano. Los agarro con la derecha y los paso a la izquierda. Los reviso, los toco con cuidado, observo las pequeñas fisuras que poseen. Uno de ellos es semitransparente y parece tener dentro de sí otro elemento. El resto es monocromo a los ojos, pero infinito cuando los respiro. Todos están dentro de mí, siempre lo estuvieron. Esto no es más que contemplaciones y murmullo de la transparencia. 

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Leo el ensayo de Hölderlin titulado "Sobre el modo de proceder del espíritu poético". Es un texto cargado símbolos y de claves que el lector debe descifrar. Siempre se muestra Hölderlin como un extraño al ejercicio de la poesía y eso lo demuestra con la enrevesada sintaxis y, en general, indeterminación de sus apreciaciones. Sin embargo, existen pasajes que cristalizan momento de claridad expresivas, a saber: 
"En un grado presiente el poeta su lenguaje y, con él, el verdadero cumplimiento de la actual poesía y, a la vez, de toda poesía.
Ha sido dicho que en este grado entra en juego una nueva reflexión, la cual es, para el espíritu del poeta y de su venidero poema, arte vivificante, tal como, para la sensación originaria del poeta y de su poema, ha sido arte que da espíritu. El producto de esta reflexión creativa es el lenguaje".

No deja de insistir Hölderlin en la dicotomía entre lo individual del poeta y lo universal del poema, de lo material del poeta y de lo infinito del poema, de la actualidad a la que es limitado el poeta y la permanencia en que se instala la poesía. El momento de conformación y de comunión entre una y otra dimensión de la palabra poética es el devenir del poeta en el devenir del espíritu poético.